TRIBUNA
Internet en la consulta salva vidas
Las comunidades tienen distintas regulaciones para que médicos y enfermeras consulten la Red
El acceso a Internet desde las consultas del sistema sanitario público no es uniforme en España. En algunas autonomías -como Madrid o Aragón-, médicos y enfermeras pueden consultar la red sin restricciones. En otras, como Galicia, se pasó de un sistema restrictivo a otro abierto. Andalucía solo permite navegar por las denominadas páginas blancas,es decir, los sitios web que considera útiles y relevantes para los profesionales. En Valencia solo cabe consultar las guías y protocolos disponibles en la intranet de la Consejería de Sanidad. Castilla y León acaba de sumarse a la polémica convirtiendo el régimen abierto anterior en uno restrictivo, donde el acceso incondicional se reserva a gerentes y jefes de servicio.
La lógica que, al parecer, subyace al establecimiento de límites es una racionalización del consumo de ancho de banda y evitar usos no clínicos. Sin embargo, cualquier intento de poner puertas al campo acabará impidiendo entrar en recursos útiles para médico y paciente. Al hacer el balance riesgo-beneficio, las Administraciones sanitarias deberían considerar que el acceso normal a Internet tiene muchas más ventajas que inconvenientes.
En primer lugar, por una cuestión de seguridad del paciente. Es sensiblemente más rápido buscar interacciones de medicamentos en la web que en los compendios tradicionales a disposición del médico. Pero a veces no se trata solo de velocidad, sino de disponibilidad efectiva de la información. En Internet encuentra el médico los ingredientes del producto de limpieza que ha ingerido el niño que llega a urgencias, si determinado producto de herbolario genera reacciones anómalas al tomarlo con un fármaco, cuál es el principio activo del medicamento que trae un paciente extranjero para poder recetar su homólogo español, cuáles son los síntomas -benditos traductores- que relata ese mismo paciente desplazado en un idioma que el profesional no entiende y ni siquiera es inglés, o un vídeo para enseñar al paciente diabético cómo inyectarse medicación vital ante una bajada brusca y aguda de azúcar… Internet, simplemente, salva vidas.
En segundo término, por una cuestión de eficiencia del sistema sanitario. Uno de cada seis pacientes acude hoy a consulta habiendo consultado información en Internet. Aparte de que el médico debe poder acceder a esas fuentes para contrastar su calidad y el posible origen de confusiones, existe una razón mucho más interesante y positiva: aumentan sin cesar los recursos con información rigurosa dirigida a pacientes. En un entorno marcado por la presión asistencial, poder entregar en consulta material de calidad que oriente sobre las mejores prácticas en la gestión de enfermedades crónicas -diabetes, trastornos cardiovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma e incluso el cáncer- es una medida de valor terapéutico incalculable para el paciente. Se estima que un paciente crónico bien informado ahorra al sistema sanitario entre un 8% y un 20% de costes en hospitalizaciones y consultas derivadas de complicaciones que se evitan gracias a un adecuado manejo de la patología. Es un dato que en pleno debate sobre la sostenibilidad de uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo no se puede soslayar.
En tercer lugar, por una cuestión de satisfacción profesional. Médicos y enfermeras son profesionales del conocimiento, cuyas habilidades y capacidades para resolver problemas se multiplican cuando este conocimiento es compartido, algo para lo que Internet no tiene competencia. En momentos de dificultad económica, en los que a todos los sectores profesionales se les pide hacer más con menos, poner las cosas fáciles para cumplir mejor con el deber de curar, cuidar y dar calidad de vida es, sin matices, lo más inteligente.
Javier Moreno Alemán es presidente ejecutivo de Asjusa-Letramed.
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