La gestión de los datos de sanidad masivos ha pasado de ser un objetivo a largo plazo para convertirse en una realidad actual. Para ello, instituciones tanto públicas como privadas deben llegar a un espacio común donde compartan los datos que se generan tanto en los laboratorios como en las clínicas.
La velocidad de producción de nuevos datos, su complejidad y su tamaño hace necesario crear nuevas herramientas que permitan clasificarlos y mostrarlos de forma simplificada y entendible para los profesionales que los van a manejar.
Los avances en la gestión de datos masivos promoverán una mejor sostenibilidad de la sanidad además de una transformación en su carácter asistencial. La mejor estratificación del perfil del paciente y su papel más activo en ella permitirá un tratamiento más personalizado y, por tanto, hará más eficiente la decisión de tratamiento por parte del clínico.
¿Quién los gestiona?
Sin embargo, estos sistemas de gestión también encuentran ciertos problemas de implementación. El principal de ellos, según ha explicado
Soledad Cabezón, diputada de la Delegación Socialista Española en el
Parlamento Europeo, es especificar a quién le corresponde la gobernanza de estos datos de salud.
"La relación entre los sectores sanitarios públicos y privados en materia de investigación no tiene mucha base en la legislación española y es fundamental regularla. La propiedad de los datos está, hoy en día, en el aire y se debe poner en el centro al paciente. Por eso creo que el papel de los Estados Miembros es fundamental en debates que aclaren esta cuestión. Debe haber un responsable público y un protagonismo mayor de los sistemas públicos", ha señalado Cabezón.
La eurodiputada socialista ha participado en el encuentro entre profesionales Big data en salud, que ha tenido lugar en el Parlamento Europeo y donde se ha comentado la situación del marco jurídico en el que deben moverse la gestión de datos.
¿Inequidad?
El encuentro también ha puesto en relieve la posibilidad de que surjan grupos sociales desfavorecidos a causa de un acceso desigual a la tecnología dentro de la población. "El fin último de compartir datos en salud debe ser garantizar que sus beneficios lleguen de forma equitativa a la población.
En la nueva era digital, el valor de los datos es impresionante y, por ello, los Estados Miembros y, sobre todo, los sistemas de salud deben involucrarse de una manera más eficiente". Por tanto, garantizar la ciberseguridad de estos datos es un punto en común con los que deben contar los grupos que desarrollan este tipo de herramientas.
Además, los ponentes de la sesión también han recordado la importancia de crear sistemas de información que sean interoperables y que también sean comprensibles para los profesionales que van a manejarlos. Las nuevas tecnologías establecen un espacio común en el cual los diferentes agentes del sistema deben mejorar su coordinación.
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