martes, 11 de diciembre de 2012

La UE da luz verde a la patente única que prohíbe patentar en español | Ciencia | elmundo.es

La UE da luz verde a la patente única que prohíbe patentar en español | Ciencia | elmundo.es

INNOVACIÓN | Discriminación lingüística

La UE da luz verde a la patente única que prohíbe patentar en español

La Unión Europea acaba de dar luz verde al nuevo régimen de patentes que perseguía desde hace décadas. Según las autoridades comunitarias, el nuevo sistema, que ha sido acordado por el Parlamento y el Consejo, "reducirá el coste de una patente europea hasta en un 80% con respecto al método actual, formado por un conjunto de patentes nacionales. Con ello se busca impulsar la competitividad de la UE frente a EEUU y Japón".

Pero no todos los países miembros opinan lo mismo. España e Italia se han opuesto a este modelo durante los últimos años y han quedado fuera de este nuevo sistema de patentes ya que consideran que supone una discriminación de sus idiomas. Y han podido hacerlo debido a que la normativa se ha negociado de acuerdo con el procedimiento de cooperación reforzada, que permite a los Estados miembros que lo deseen avanzar en determinadas políticas, mientras que otros pueden quedar al margen y adherirse en cualquier momento.

El agravio proviene de la decisión de que tanto las solicitudes, como las patentes formales tendrán que presentarse en inglés, francés o alemán, y no será válido ningún otro idioma presente en la UE. En el transcurso de la negociación, España ofreció que todas las patentes se tradujeran al inglés y a una segunda lengua a elección del interesado, pero tal salida fue rechazada por Alemania y Francia. Y también fue rechazada la propuesta de que el inglés fuese el idioma único.

Una Torre de Babel para la innovación

Lo cierto es que, para algunos trámites administrativos, Europa se ha convertido en una Torre de Babel condenada a la falta de entendimiento. Hasta la fecha, crear una patente en la UE conlleva un gasto de miles de euros sólo en las traducciones necesarias para lograr el reconocimiento de ese avance tecnológico en cada uno de los 27 países. Esto, entre otras cosas, hace que proteger una invención mediante patente en Europa cueste casi cinco veces más que en EEUU. Además, el trámite tarda de media el doble de tiempo que en el país norteamericano. Por lo que la desventaja de la industria europea a nivel competitivo es evidente.

Según los expertos españoles, este nuevo sistema supondría un sobrecoste para los innovadores españoles, porque deberían traducir ellos mismos las patentes para poder leerlas y saber si su idea es competitiva y, además, porque cualquier litigio tendría que ser dirimido en tribunales alemanes, incluso si ambas partes en el conflicto son españolas.

"Contratar los servicios de un bufete internacional para pleitear en Alemania puede costar más de 100.000 euros", asegura Alejandro Klecker, director general de Clarke, Modet & Cº, una empresa de asesoría especializada en temas de propiedad intelectual. "El precio de una patente con el modelo propuesto puede multiplicarse por cuatro o cinco para un investigador español", dice Klecker.

La CEOE también rechaza la exclusión del español, ya que "limita la capacidad de competir de las empresas". La secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, reconoce que la postura del Gobierno es la negativa ante la propuesta de la UE. "No tendrá un gran impacto, pero sí un mayor gasto para el innovador español", según explicó recientemente la secretaria de Estado a EL MUNDO.es.

Al margen de los costes extra que pueda suponer a los innovadores españoles, para España la cuestión no es baladí. En la actualidad, España funciona como librería única de patentes en español para toda Latinoamérica. Existen países hispano hablantes que no reconocen el español de otros, pero todos reconocen el de España. Además de la posición estratégica de España con respecto a Hispanoamérica, esto supone unos ingresos millonarios para las arcas del Estado.

Para algunos de los mayores patentadores de España, la exclusión del español puede ser un agravio comparativo si se aceptan el francés y el alemán, pero no llega a suponer un gran problema. "Desde el punto de vista científico y técnico, el idioma es el inglés. Estamos acostumbrados. Ahora, desde el punto de vista económico, si tiene implicaciones económicas para España, no me meto", explica Avelino Corma, profesor de investigación en el Instituto de Tecnología Química de Valencia.

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