BLOG | Crisis Sanidad
Y el Ministerio... en el limbo
Los médicos madrileños han sacado las consultas a la calle.| Efe | Kiko HuescaNunca en los 15 años de historia de ELMUNDO.es había habido un chat sobre sanidad de la magnitud del que ha tenido lugar este 11 de diciembre el consejero de Sanidad madrileño, Javier Fernández Lasquetty. Llegaron a la redacción, exactamente, 5.040 preguntas, de las que respondió 28 en una hora.
Una cifra de esas características da idea de lo que el conflicto que enfrenta a la administración autonómica madrileña con la inmensa mayoría de sus profesionales sanitarios preocupa al ciudadano.
El sector se pregunta cómo, después de tantos días de asambleas, manifestaciones, huelgas y varias ruedas de prensa, el gobierno central -y en su nombre el Ministerio de Sanidad- no haya movido aún ficha. Al menos dando un poco la cara, tratando de mediar para que la situación no siga cuesta abajo.
Cuando un problema ocupa la portada de todos los periódicos de Madrid -que son de distribución nacional- y es noticia frecuente en muchos digitales de nivel, hay que tenerlo en cuenta. Si, además, en las redes sociales se convierte en 'trending topic' un día detrás de otro y la arteria principal de la ciudad se colapsa semana tras semana, llena de batas blancas protestando, el Ministerio no puede ponerse de costado.
Sorprende a estas alturas que existan asesores del señor Presidente del Gobierno preguntando a los expertos qué es lo que ocurre con la Sanidad en Madrid.
La Sanidad no es un tema menor, como creen casi siempre los políticos. Su ministerio debe estar gobernado por profesionales con experiencia, conocimiento y tacto que intuyan la trascendencia que tiene la salud y su cuidado para la sociedad. Es casi milagroso que en un país en el que muchos sectores llevan años dando tumbos con rumbo indefinido, el sistema sanitario sea aún la joya de la corona del Estado.
Se ha dicho hasta la saciedad, por unos y por otros, que el listón está alto gracias en buena parte al esfuerzo constante de los profesionales que trabajan en él. Por eso es inaudito tratar de hacer reformas de calado sin haber hablado antes con médicos y enfermeras. Porque en este terreno, el 'ordeno y mando' no es la mejor medida. No se entiende, por tanto, el porqué de muchos dirigentes en meterse en un jardín incomodo. Como lo que está en riesgo es una de las mejores cosas que se han hecho en España en cuatro décadas, los gestores tienen la obligación de llevar a buen puerto este conflicto.
En época de tanta vaca flaca hacen falta inteligencia y sensibilidad para poder hacerlo. El Ministerio de Sanidad no puede continuar callado sin que nadie comprenda su gran perseverancia en seguir aparentemente tranquilo y en el limbo.
Una cifra de esas características da idea de lo que el conflicto que enfrenta a la administración autonómica madrileña con la inmensa mayoría de sus profesionales sanitarios preocupa al ciudadano.
El sector se pregunta cómo, después de tantos días de asambleas, manifestaciones, huelgas y varias ruedas de prensa, el gobierno central -y en su nombre el Ministerio de Sanidad- no haya movido aún ficha. Al menos dando un poco la cara, tratando de mediar para que la situación no siga cuesta abajo.
Cuando un problema ocupa la portada de todos los periódicos de Madrid -que son de distribución nacional- y es noticia frecuente en muchos digitales de nivel, hay que tenerlo en cuenta. Si, además, en las redes sociales se convierte en 'trending topic' un día detrás de otro y la arteria principal de la ciudad se colapsa semana tras semana, llena de batas blancas protestando, el Ministerio no puede ponerse de costado.
Sorprende a estas alturas que existan asesores del señor Presidente del Gobierno preguntando a los expertos qué es lo que ocurre con la Sanidad en Madrid.
La Sanidad no es un tema menor, como creen casi siempre los políticos. Su ministerio debe estar gobernado por profesionales con experiencia, conocimiento y tacto que intuyan la trascendencia que tiene la salud y su cuidado para la sociedad. Es casi milagroso que en un país en el que muchos sectores llevan años dando tumbos con rumbo indefinido, el sistema sanitario sea aún la joya de la corona del Estado.
Se ha dicho hasta la saciedad, por unos y por otros, que el listón está alto gracias en buena parte al esfuerzo constante de los profesionales que trabajan en él. Por eso es inaudito tratar de hacer reformas de calado sin haber hablado antes con médicos y enfermeras. Porque en este terreno, el 'ordeno y mando' no es la mejor medida. No se entiende, por tanto, el porqué de muchos dirigentes en meterse en un jardín incomodo. Como lo que está en riesgo es una de las mejores cosas que se han hecho en España en cuatro décadas, los gestores tienen la obligación de llevar a buen puerto este conflicto.
En época de tanta vaca flaca hacen falta inteligencia y sensibilidad para poder hacerlo. El Ministerio de Sanidad no puede continuar callado sin que nadie comprenda su gran perseverancia en seguir aparentemente tranquilo y en el limbo.
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