jueves, 19 de mayo de 2011

Actualidad En portada - Oscar Gimenez - Responsabilidad Social Empresarial - JANO.es - ELSEVIER

Responsabilidad Social Empresarial
Óscar Giménez
19 Mayo 2011
JANO.es




“El cambio de paradigma que se está produciendo en la economía mundial obliga a las empresas, ciudadanos y Gobierno a convertirse y a optar por la responsabilidad como la respuesta imprescindible”. Son palabras pronunciadas hace pocas semanas por el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, en la clausura del acto de presentación del Informe Forética 2011 sobre la evolución de la responsabilidad social empresarial en España.

La responsabilidad social empresarial (RSE) es el fenómeno voluntario que busca conciliar el crecimiento y la competitividad, integrando al mismo tiempo el compromiso con el desarrollo social y la mejora del medio ambiente. Esa es la definición que maneja Forética, el foro de referencia en España en materia de promoción de la RSE. Su director general, Germán Granda, explica que su misión es “impulsar políticas de gestión ética y responsable en las organizaciones, ya sean empresas, universidades o gobiernos, a través de servicios de información y formación, apoyando el desarrollo de estrategias de RSE y sensibilizando acerca de las posibilidades y oportunidades de trabajar con criterios de responsabilidad social”.

Como movimiento, la RSE ha ido cobrando más fuerza en los últimos años y se vislumbra como algo muy necesario. Fernando Mugarza, director de Comunicación del Grupo Zeltia y expresidente de Forética, opina que se trata de “un concepto cada vez más presente en la gestión de las empresas y organizaciones que buscan un futuro sostenible, derivado del proceso de globalización, que supone un cambio fundamental en la concepción tradicional del gobierno de la empresa y surge como respuesta a las demandas sociales emergentes, como consecuencia, entre otras cosas, del acceso a la información, valores culturales y la forma de gestionar las empresas. Su esencia se basa en la integración de factores sociales y medioambientales dentro de la estrategia de negocio, desarrollando una gestión ética y socialmente responsable, satisfaciendo no solo a clientes y accionistas, sino a todos los stakeholders o grupos de interés”.

En línea similar se expresa Andrew Witty, consejero delegado de GlaxoSmithKline, en el Informe 2010 de Responsabilidad Social Corporativa de esta compañía. “Nuestro compromiso de gestionar un negocio responsable sustenta todo lo que hacemos —afirma—. Implica seguir nuestros valores y principios, ser transparentes en nuestra forma de trabajar y responder a las necesidades cambiantes y expectativas de nuestros accionistas. Siempre se puede hacer más pero estoy satisfecho con nuestros progresos”.

Montse Tarrés, directora de Comunicación Corporativa y Relaciones Institucionales de Novartis, explica que “la RSE forma parte intrínseca de la estrategia de nuestra compañía y es un elemento clave de nuestra gestión. La mejor aportación que podemos hacer a la sociedad a través de nuestra actividad es descubrir, desarrollar y facilitar soluciones de salud a las personas. Esto solo puede hacerse en el contexto de lo que demanda la sociedad actual a las compañías. Además de tener éxito en la propia actividad, para ser sostenible es necesario ser respetuoso en todos los ámbitos de interacción”.

La filosofía que subyace tras el concepto de civismo empresarial para nosotros es muy sencilla —añade—. Como compañía, queremos comportarnos del mismo modo que lo haría un ciudadano adulto, responsable y sensato”.

“En España el concepto de RSE no se adoptó hasta finales del pasado siglo, cuando la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva introdujo el concepto de inversión social responsable.”

A la hora de describir y comprender qué es la RSE, Montse Tarrés siempre habla de 3 niveles: “En primer lugar está todo aquello que significa hacer bien las cosas: tener éxito en la propia actividad, devolver el rédito a nuestros accionistas, apostar y desarrollar el talento como base del éxito, cumplir con la normativa legal y tomar decisiones estratégicas de valor. Es lo que sería el nivel de cumplimentación que la sociedad exige. En segundo lugar hay un nivel que implica ir más allá de los estándares. Aquí consideramos los códigos de conducta de las empresas, adscribirse a pactos e iniciativas internacionales como el Global Compact de Naciones Unidas o asumir voluntariamente compromisos de gestión. Es lo que la sociedad espera de nosotros. Finalmente, el tercer nivel va todavía más allá y constituye lo que la sociedad no solamente espera de una empresa, sino lo que desearía, y es el conjunto de actuaciones e iniciativas que implican la acción social y la filantropía. El primer nivel supone la gestión de buenas prácticas y el segundo y el tercero implican la excelencia en la RSE”.

Orígenes de la RSE

El germen de la RSE lo encontramos en Estados Unidos hacia los años sesenta y setenta, surgido a partir del interés de la sociedad en torno a la implicación de diversas compañías en algunos conflictos de la época, como la Guerra de Vietnam o el Apartheid. La gente comenzó a sospechar que, a través del trabajo en determinadas empresas o comprando ciertos productos, colaboraba al mantenimiento de algunos regímenes políticos antidemocráticos o con ciertas prácticas éticamente censurables. El resultado, con el paso del tiempo, fue una creciente demanda social de cambios en la forma de hacer negocios y una mayor implicación de las empresas en los problemas sociales.

“En las grandes empresas la crisis ha reforzado los programas de RSE en un momento en que crece la presión de la sociedad en cuanto a aspectos de transparencia o información”.

La filosofía subyacente cobró cada vez más fuerza y se fue extendiendo por todo el planeta. En España el concepto de RSE no se adoptó hasta finales del pasado siglo, cuando la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva introdujo el concepto de inversión social responsable. Germán Granda comenta que el proceso se aceleró, sobre todo, en la década de los noventa: “Se estableció una nueva etapa de entendimiento este-oeste tras la caída del muro de Berlín, se celebró la Cumbre de la Tierra de Río, se produjo un gran desarrollo tecnológico, se expandió el uso de internet... Todo esto formó un caldo de cultivo que condujo a la eclosión de la RSE hacia los años 1999 y 2000. Por entonces fue cuando se lanzó el Pacto Mundial de Naciones Unidas en materia de Responsabilidad Social, que supuso un llamamiento global. Nacieron organizaciones preocupadas por el tema en muchos países, como es nuestro caso de Forética. Fue en el año 2000 cuando el Consejo de Europa estableció la Estrategia de Lisboa, con un compromiso firme y explícito para impulsar la RSE. En 2001 se presentó el Libro Verde de la Unión Europea, que sentó las bases para el desarrollo de la responsabilidad social. Siempre se había hablado de empresas responsables y de gestión ética, pero como concepto de management empresarial, la eclosión de la RSE la podemos situar en esos años del cambio de milenio”.

Una necesidad, incluso en tiempo de crisis

A pesar de que su trayectoria en el tiempo no es demasiado dilatada, puede afirmarse que la RSE está ya muy asentada en nuestro panorama empresarial, dada su necesidad presente y futura. Fernando Mugarza la considera necesaria “porque será el elemento estratégico diferenciador que mejorará nuestra competitividad en los diferentes mercados, basada en el compromiso con la sociedad y el medio ambiente. Es muy difícil que una empresa logre una cultura de RSE cuando estos valores no son parte de la misión y visión de las mismas”.

Del mismo modo opina Montse Tarrés, quien subraya que la RSE es necesaria y cada día lo será más. “En las décadas pasadas —explica— el éxito empresarial era medido por sus logros en cifras y ventas. Actualmente estas cifras no constituyen por sí solas un indicador de éxito. Tienen mucha importancia la gestión y el plus que representa la RSE, mediante la cual se devuelve a la sociedad, de la forma que sea, parte de los réditos. Es impensable en la actualidad que una empresa pueda sobrevivir solamente obteniendo beneficios simplemente a cualquier precio. Hay que diferenciar entre gestión de una empresa y simplemente hacer negocio”.

Por otro lado, la actual crisis económica ha puesto a prueba la implicación de las compañías en el ámbito de la RSE. La quinta edición del informe de Forética ha permitido conocer el grado de madurez de este fenómeno en España y el balance, según sus autores, ha sido francamente positivo. El documento muestra que 6 de cada 10 empresas ya conocen qué es la RSE, pero la implicación es distinta en función de su tamaño.

“En las grandes empresas la crisis ha reforzado los programas de RSE en un momento en que crece la presión de la sociedad en cuanto a aspectos de transparencia o información —afirma Germán Granda—. El 80% de los directivos de estas grandes empresas opina que los programas de RSE van a ir a más. Sin embargo, la crisis ha provocado mucha destrucción de pequeñas y medianas empresas y ha dejado a muchas al límite de la supervivencia, por lo que la RSE ha sufrido un retroceso. La mayoría de las PYMES están alejadas de este discurso, aunque son conscientes de su necesidad, dado que se les va a exigir por formar parte de la cadena de proveedores de las grandes empresas y de las administraciones”.

RSE e industria farmacéutica

Las compañías farmacéuticas han sido, en bastantes casos, un claro ejemplo en cuanto a implicación en RSE. La directora de Comunicación Corporativa de Novartis opina que el hecho de que la industria farmacéutica tenga vinculada su actividad a un ámbito tan sensible como es la salud hace que el escrutinio de la sociedad sobre ella sea mayor, pero que las políticas de RSE no tienen por qué ser diferentes a las de empresas y organizaciones de otros sectores. “Sean grandes o pequeñas —declara—, las empresas no sobrevivirán en el tiempo si no se adaptan a lo que la sociedad les demanda. Al final, la RSE es la capacidad de ser sostenible, y para ello es preciso dar a la sociedad señales de que, además de cumplir las leyes, se va más allá y se contribuye y devuelve parte de los beneficios de forma solidaria”.

El director general de Forética considera, por su parte, que en este sector predominan las iniciativas de tipo social, sobre todo las relacionadas con la filantropía. “Cabe destacar —indica— que la industria farmacéutica es un sector muy regulado, por lo cual temas como calidad de producto o de instalaciones no constituyen un reto como podría serlo para otros tipos de industria. También se trata de un sector que ha funcionado muy bien, probablemente mejor que otros, en cuanto a recursos humanos, igualdad de oportunidades, incorporación de mujeres en puestos directivos o conciliación de vida laboral y personal, elementos que constituyen un reto en épocas de crisis como la actual. Además, en los últimos años hemos observado una mayor preocupación de la industria farmacéutica por los aspectos medioambientales, dado que factores como el cambio climático o la vida urbana influyen claramente sobre la salud de las personas. Probablemente queda todavía un gran espacio para avanzar en relación con la solución de grandes problemas de salud a escala global, donde la industria farmacéutica tiene un papel que desempeñar junto con gobiernos, ONG y sociedad en general”.

Montse Tarrés añade que lo más coherente es que las iniciativas de la industria farmacéutica estén relacionadas de algún modo con su propia actividad, dado que dispone de más herramientas para ello, aprovecha mejor las sinergias existentes y, en consecuencia, sus proyectos serán más eficientes. “Si queremos poner en marcha alguna iniciativa de filantropía —señala—, para nosotros no tiene mucho sentido centrarnos en ámbitos como la educación o simplemente la descontaminación de un río, por poner ejemplos visibles. Podríamos hacerlo, pero no es nuestra mayor fortaleza ni nuestro mejor ámbito de conocimiento y actuación. Tiene mucho más sentido que lo hagamos a través de la investigación sin ánimo de lucro o que negociemos con organismos internacionales para proporcionar un tipo de medicamento a determinados colectivos”.

Como ejemplo, explica que la RSE de Novartis se sustenta en un compromiso que se articula alrededor de 4 pilares: con los pacientes a través de la investigación —se invierte en ello el 20% de las ventas—; en actuar con integridad, promoviendo y compartiendo comportamientos éticos; con los empleados, buscando su crecimiento teniendo en cuenta sus intereses, metas y habilidades; y con la sostenibilidad de nuestro entorno.

“En los últimos años hemos observado una mayor preocupación de la industria farmacéutica por los aspectos medioambientales, dado que factores como el cambio climático o la vida urbana influyen claramente sobre la salud de las personas.”

Por su parte, Elena R. Cobos, responsable de Corporate Affairs del Departamento de Comunicación de Lilly España, explica que para esta compañía ser socialmente responsable consiste en dar respuesta de forma equilibrada a las expectativas y necesidades de empleados, clientes, proveedores, accionistas, autoridades y a la sociedad en la que desarrolla su actividad, más allá de lo que la ley establece. Por ello, ha puesto en marcha una gestión de responsabilidad social corporativa que involucra a todos sus empleados. Los cuatro puntos sobre los que se sustenta su plan de RSE son velar por la integridad de sus trabajadores y sus actividades comerciales, apostar por la formación continuada y el voluntariado entre los empleados, apoyar y ofrecer información y ayuda a pacientes y profesionales sanitarios y desarrollar acciones orientadas a ayudar a los más desfavorecidos o proyectos de acción social.

Tendencias de futuro

Hacer negocios en el siglo XXI ya no es lo mismo que en el pasado y la RSE es uno de los elementos fundamentales de las compañías del mañana. Pero es un concepto joven que aún tiene muchos pasos por recorrer. Para Fernando Mugarza, también director de Desarrollo Corporativo del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), “lo que queda por avanzar no está relacionado con la idiosincrasia o el posicionamiento de un sector comprometido como es el de la medicina y la farmacia. Está más en relación con la justicia social dentro de un mundo globalizado como el que nos toca vivir y afrontar. Los tiempos han cambiado mucho en las últimas décadas, la esperanza de vida es incomparable hoy respecto a la de hace tan solo un siglo, y todo ello se ha debido a los múltiples avances e hitos conseguidos en el ámbito de la prevención, el diagnóstico y la terapéutica. Pero todos estos avances necesarios, en constante evolución e imparables, necesitan ser abordados por una sociedad que vive hoy en día una crisis de lo que hemos convenido en llamar ‘estado del bienestar’ de las sociedades occidentales fundamentalmente. Por ello se requiere, con mayor urgencia, una planificación estratégica conjunta de todos los grupos de interés implicados en este entorno, implantando la cultura de la RSE en el genoma de las empresas, transformando en realidad lo que voluntariamente se asume, y que no es otra cosa que el compromiso real, no solo con los resultados en términos económicos, sino también con las necesidades sociales, medioambientales, de buen gobierno y con las políticas de comunicación transparente y reglada a través de indicadores homologados como es el caso de GRI”.

A su juicio, la RSE per se es un paradigma de innovación para aquellas organizaciones que deciden implantar sus criterios en el mapa de gestión organizativo e indudablemente supone, por múltiples motivos, “una mejora de los criterios de competitividad en cuanto a mejora de resultados conseguidos a través del compromiso sólido y transparente con todos sus grupos de interés”.


HITOS DESTACADOS DE LA RSE

El Pacto Mundial impulsado por Naciones Unidas fue probablemente el primer gran hito en el campo de la RSE. Anunciado en 1999 por su entonces secretario general, Kofi Annan en el Foro Económico Mundial de Davos, tiene como objetivo promover la conciliación de los intereses empresariales con los valores y demandas sociales.

En el año 2000, la OCDE publicó la Declaración sobre Inversión Internacional y Empresas Multinacionales, que incluyó las directrices de este organismo para promover la cooperación de las multinacionales al desarrollo sostenible y fomentar las actuaciones responsables de estas compañías en las comunidades en las que operan.

Del mismo año data la Estrategia de Lisboa, plan de desarrollo de la UE aprobado por el Consejo Europeo cuyo objetivo estratégico fue convertir la economía de la UE en “la economía del conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, antes del 2010, capaz de un crecimiento económico duradero acompañado por una mejora cuantitativa y cualitativa del empleo y una mayor cohesión social”.

Igualmente destacable es la Global Reporting Initiative (GRI), cuya primera versión apareció en el año 2000. Fue desarrollada por distintas instituciones a partir de 1997 y tiene como objetivo fomentar la calidad, el rigor y la utilidad de las memorias de sostenibilidad, informes de las propias empresas sobre sus actuaciones responsables en los ámbitos social, laboral y medioambiental.

Sin duda, una de las iniciativas más relevantes fue el Libro Verde, elaborado en 2001 por la Comisión Europea, un documento decisivo cuyo fin fue crear un foro de debate para determinar cómo la UE podía fomentar el desarrollo de la RSE en las compañías no solamente europeas sino también internacionales.

Al respecto de todos estos hitos, Fernando Mugarza subraya que “en torno al concepto de RSE han surgido un gran número de iniciativas tanto oficiales como privadas, pero ha sido precisamente el impulso privado el principal dinamizador que ha buscado diversos instrumentos que sirvan de base para la gestión en materia de responsabilidad social, como son las declaraciones de valores corporativos, los códigos de conducta, políticas de civismo empresarial y los sistemas de gestión”.







EJEMPLOS DE COMPROMISO DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA
Entre las múltiples vertientes de la responsabilidad social empresarial, la filantropía representa una parte esencial. Las compañías farmacéuticas se han volcado muchas veces en dar muestras de solidaridad con las personas más necesitadas.

Solidaridad con Japón
Tras el terremoto y el posterior tsunami que afectó a Japón el pasado 11 de marzo, la mayor parte de los laboratorios y sus propios empleados hicieron donaciones por valor de millones de dólares destinados a contribuir a paliar los daños de las comunidades y personas más afectadas por la catástrofe. Según comunicó la Federación Internacional de la Industria del Medicamento, compañías miembros de este organismo como Abbott, Amgen, Astellas, AstraZeneca, Bayer, Boehringer Ingelheim, Bristol-Myers Squibb, Daiichi Sankyo, Eisai, GlaxoSmithKline, Johnson & Johnson, Lilly, Merck & Co., Novartis, Pfizer, Roche, Sanofiaventis y Takeda informaron haber hecho donaciones utilizando las alianzas establecidas con organizaciones de expertos médicos y de socorro de desastres.

Trasplantes renales en África
Uno de los programas de los que se sienten más orgullosos en Novartis es el proyecto interlife, una iniciativa de RSE fundamentada en un partenariado público-privado entre la compañía y el Hospital Nacional Keniata (KNH) con el objetivo de crear un Centro de Excelencia de trasplante renal en Kenia, mediante la formación y capacitación de profesionales sanitarios por parte de reconocidos expertos del campo del trasplante en España. Durante su primer año de vida, el proyecto interlife se ha centrado en mejorar la cirugía del trasplante renal. Para ello, un equipo de profesionales de la cirugía y nefrología del KNH han sido debidamente formados en España e in situ por un equipo de médicos del Hospital Clínic de Barcelona y del Hospital Marqués de Valdecilla, de Santander, con el apoyo de la Sociedad Española de trasplantes. En el primer año del programa y gracias a Interlife, en el hospital africano se realizaron 35 trasplantes renales, todos ellos con éxito.

Interlife incluye un programa de acceso a medicamentos que permite obtener la medicación posttrasplante necesaria a precio de coste.

Compromiso K
“A ninguna empresa solidaria preocupada por el bienestar humano le debería bastar con fabricar medicamentos para venderlos y obtener beneficios, porque detrás de toda política de mercado tendría que existir siempre una motivación moral, ética, humana y solidaria”. Esa es la filosofía de la compañía Kern Pharma, cuya labor de RSE se centra en la integración de los discapacitados, el compromiso con el medio ambiente y la solidaridad con los más necesitados. Entre sus iniciativas encontramos, como ejemplo, su acuerdo con la organización aldeas infantiles SOS, ONG que se encarga de cuidar, formar y educar a niños ofreciéndoles un hogar estable. De este acuerdo nació Agadir, un proyecto que cuenta con la ayuda directa de Kern Pharma dirigido a la creación de una nueva aldea infantil SOS en Marruecos.

Lucha contra el sida
En la lucha contra el sida y la tuberculosis se enmarca el proyecto de la asociación AIDA, Ayuda, Intercambio y Desarrollo, que se desarrolla en uno de los países más pobres de África, Guinea Bissau, y que cuenta con el apoyo de Lilly y en la que sus empleados contribuyen solidariamente en el Día del Voluntariado que celebra anualmente la compañía. El dinero que se recauda permite la financiación de medicamentos y alimentos que, cuando finalice el proyecto, habrán beneficiado a más de un millar de personas. El fin último de esta iniciativa es prevenir la extensión del VIH y otorgar una mejor calidad de vida a los enfermos. Para ello, centra su atención en varios objetivos, entre ellos evitar que las madres portadoras del virus del sida lo transmitan a sus hijos mediante la lactancia y reducir la mortalidad de los más pequeños, lo que se puede conseguir mediante la distribución de leche pediátrica y apoyo alimentario. Por otro lado, el programa ofrece asistencia médica durante el parto y medicamentos que pueden evitar que las madres con un estado de salud debilitado por la enfermedad contraigan otras infecciones, entre ellas, la tuberculosis. En último lugar, busca promover el conocimiento, la detección de la enfermedad y el apoyo psicológico a los enfermos, siempre que sea necesario.

Desarrollo y supervivencia infantil
Sanofi Pasteur MSD España ha donado 6.000 E a Unicef España y enviará a través de esta organización un total de 280 neveras portátiles a países en vías de desarrollo, valoradas en más de 3.000 E. La donación económica irá destinada al programa de “Desarrollo y supervivencia infantil” de Unicef, que tiene como objetivo reducir la mortalidad infantil en países en vías de desarrollo a través de medidas como la vacunación. En el marco de sus actividades de responsabilidad social empresarial, es también colaborador platino de la alianza Empresarial para la Vacunación infantil, una iniciativa promovida por La Caixa y GAVI Alliance, que contribuye al acceso y la calidad de las vacunas en los países en desarrollo con el fin de alcanzar el cuarto Objetivo del Milenio de Naciones Unidas: reducir en dos tercios la mortalidad infantil en el 2015.

Amigos para siempre
También los niños son la razón de ser del proyecto “amigos para siempre” que mantienen desde 2007 Boehringer Ingelheim y la Fundación Soñar Despierto. Su objetivo es ayudar a la integración social de niños y jóvenes de centros de acogida, tratando de ofrecerles un futuro mejor, apoyándoles en la formación y en la búsqueda de recursos para su integración social. La colaboración de Boehringer Ingelheim se materializa cada año durante su Día de la Visión con el patrocinio y supervisión de las actividades destinadas a contribuir en la educación de 800 niños y niñas de los diferentes centros de acogida con los que colabora la Fundación Soñar Despierto. Para Olga Salomó, directora de Recursos Humanos de Boehringer Ingelheim, “la colaboración con la Fundación Soñar Despierto nace como un fiel reflejo de los valores de nuestra compañía: el compromiso con una causa, el esfuerzo para alcanzarla y obtener el resultado deseado. Además, enlaza con la vocación social y solidaria con la que estamos comprometidos desde hace ya más de un siglo con los pacientes, colaboradores y sus familias, el medio ambiente o las comunidades vecinas”.

Eliminación de la filariasis linfática
Contribuir a la eliminación de esta enfermedad parasitaria es uno de los muchos proyectos de RSE de la compañía GSK, que ha donado casi 2.000 millones de comprimidos del fármaco albendazol a la Alianza Global para la Eliminación de la Filariasis Linfática, que han permitido tratar a cientos de millones de personas mediante repartos masivos del fármaco en 54 países. El pasado octubre, tras mantener conversaciones con la OMS, GSK se comprometió a ampliar sus donativos de albendazol para poder tratar a todos los niños en edad escolar en África contra las lombrices intestinales a partir de 2012. “El donativo afectará positivamente al rendimiento educativo de los escolares, su bienestar físico, la asistencia a las clases y su alimentación”, señala esta compañía.

Día del Voluntariado
De hecho, los Días del Voluntariado se encuentran ya extendidos en la mayoría de empresas. Iniciativas dirigidas a lograr una mayor comprensión e integración de las personas ciegas y disminuidas visuales, excursiones con niños en riesgo de exclusión social o la creación de un huerto urbano, una zona de ocio y una sala de juegos en la Fundación María Raventós para mejorar la vida diaria de las madres adolescentes en riesgo de exclusión y sus hijos que residen en el centro, son ejemplos de actividades llevadas a cabo por los empleados de la sede española de amgen con motivo de su Día del Voluntariado. La compañía biotecnológica apuesta por iniciativas integradoras y solidarias con los colectivos que más apoyo necesitan.

Integración de discapacitados
Como ejemplo de iniciativa solidaria en nuestro medio tenemos el acuerdo firmado por Pfizer y la Fundación Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, destinado a organizar acciones dirigidas a personas jóvenes con discapacidad intelectual y con necesidades educativas especiales. En concreto, promoverán actividades y juegos que acerquen a este colectivo al medio marino, algo que favorecerá el desarrollo de su imaginación, su psicomotricidad y potenciará un sentido de superación personal. Asimismo, la compañía farmacéutica y la citada fundación promoverán un estudio para demostrar la influencia de la Terapia Asistida por Delfines (TAD) en niños con trastornos del espectro autista.

Mercadillo de libros
Las actividades solidarias enmarcadas en la RSE abarcan todo tipo de ideas en las que el único límite es la imaginación. El programa “Building a Better Future”, de la división de Pharma Development Operations Afíliate (PDOA) de Roche Farma en España. Consiste en donaciones y adquisición de libros por parte de los empleados, un mercadillo que permite recaudar fondos que se entregan a la Cruz Roja para que esta organización lleve a cabo sus actividades de ayuda a los colectivos más vulnerables, mediante programas de cooperación al desarrollo, ayuda humanitaria y cooperación institucional.

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