El Sergas privatiza la esterilización de su instrumental por 160 millones
La CIG ve “riesgo” sanitario y pronostica que también se hará con los laboratorios
DAVID REINERO Santiago de Compostela 11 ENE 2014 - 19:07 CET
La esterilización del material que el Sergas emplea para atender a sus pacientes dejará de estar a cargo del personal de cada centro sanitario. La Consellería de Sanidade ha decidido privatizar ese proceso de esterilización por cerca de 160 millones de euros y entregárselo a una única empresa para toda Galicia. La medida afectará a cientos de trabajadores públicos y genera dudas entre médicos y enfermeros, que coinciden en que la esterilización es un servicio sanitario clave que debe estar estrictamente controlado para evitar infecciones.
El departamento que dirige la conselleira Rocío Mosquera no ha querido aclarar por qué privatiza este servicio y se limita a decir que es una de sus “medidas para realizar una gestión rigurosa y eficiente de los recursos”. Tampoco aclara a qué materiales afectará o qué pasará con los trabajadores públicos que ahora realizan ese cometido, “pormenores” de los que solo informará “cuando estén cerrados”.
Pero el pasado día 2 el Sergas ya avanzó de forma oficial en el Diario de la Unión Europea su intención de contratar con una empresa privada el “servicio de gestión integral del proceso de esterilización del material necesario para el desarrollo de la actividad asistencial” de sus centros. Sanidade prevé licitar en marzo el contrato, del que solo ha desvelado su coste máximo, 159.720.000 euros, y que no se dividirá en lotes sino que irá a una sola firma.
La CIG fue la primera en mostrar hace un mes sus sospechas de que el Sergas pretendía dar este paso, y avanzó que la esterilización se privatizaría por 12 años, a más de 13 millones por año. El sindicato destacaba los importantes controles de calidad que se cumplen ahora en los centros públicos y alertaba de que “si esto pasa a manos de una empresa privada, estaríamos hablando de la privatización de la bata blanca, esa que dice la conselleira que no se va a producir”.
Confirmada la decisión de la Xunta, la secretaria nacional de CIG-Saúde, María Xosé Abuín, destaca que “el PP está privatizando en Galicia poco a poco los mismos servicios que en Madrid” entregó en bloque, “pero el resultado final es el mismo: una sanidad privada”. También pronostica que se necesitarán transportes especiales entre los centros sanitarios y la empresa que esterilice para evitar “riesgo para la población”, lo que supondrá un encarecimiento de un servicio que había experimentado ahorros. “Pero el Sergas no consulta con sus trabajadores ni facilita ninguna memoria económica de los servicios que privatiza”, lamenta Abuín, quien prevé que “lo siguiente en privatizarse serán los laboratorios, como en Madrid”.
Hace años que el Sergas viene externalizando servicios que antes prestaba su personal, así como integrando en macrocontratos entregados a una sola empresa tareas que realizaban varias. Pero médicos y enfermeros consultados coinciden en que la esterilización es el servicio con mayores implicaciones sanitarias de todos los privatizados o concentrados hasta ahora. Aunque esta misma semana en Santiago se tuvieron que cerrar dos quirófanos tras una avería en la ventilación que el PSdeG vinculó con la subcontratación del mantenimiento.
Atendiendo a su importe, la privatización más importante ha sido la del mantenimiento durante 20 años del nuevo hospital de Vigo, que correrá por cuenta de las mismas empresas que lo construirán a cambio de 1.400 millones. La Xunta argumenta que los servicios no sanitarios del complejo (limpieza, mantenimiento, cafetería, etcétera) se gestionarán así de forma más eficiente que con trabajadores públicos. Pero mientras algunas de esas actividades son encargadas en otros hospitales a varias empresas, en Vigo se optó por concentrarlas en un solo contrato.
El pasado verano el Sergas inició la contratación por 80 millones de lo que denominó “solución global” para sus equipos de radioterapia o diagnóstico por imagen durante los próximos ocho años. En la práctica, supone una concentración en menos manos del mantenimiento o la compra de equipos, que antes se tramitaban con varias licitaciones independientes. La CIG teme que la empresa responsable del nuevo macrocontrato acabará decidiendo qué equipos y prestaciones debe haber en cada hospital.
El BNG también ha venido alertando del retraso de “cientos de citas”, que atribuye a que se contrató el mantenimiento de todos los equipos de electromedicina con una única empresa. El mes pasado el director de Recursos Económicos del Sergas, Pablo Torres, contestó en el Parlamento que, frente a la “variabilidad” de contratos anteriores con “cientos de empresas”, el nuevo “contrato centralizado” permitirá “gestionar de forma óptima el equipamiento”, “homogeneizar” la calidad del servicio en todos los centros y ahorrar dos millones al año.
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