martes, 24 de mayo de 2011

Gasto = fármacos + coste de los EA + coste del fracaso - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
Tribuna: salvador peiró y gabriel sanfélix-gimeno
Gasto = fármacos + coste de los EA + coste del fracaso
Que el volumen de gasto farmacéutico en el SNS supone un problema para las arcas públicas está claro, pero que la solución haya de venir necesariamente de los recortes en los precios, no tanto. A juicio de los autores, es el momento de atacar el alto coste producido por los efectos adversos.


Salvador Peiró. Centro Superior de Investigación de Salud Pública de Valencia | Gabriel Sanfélix-Gimeno. Centro Superior de Investigación de Salud Pública de Valencia
- Martes, 24 de Mayo de 2011 - Actualizado a las 00:00h.


Prescribir medicamentos es una actividad extraordinariamente frecuente. En 2010 el Sistema Nacional de Salud (SNS) facturó -sin contar las mutualidades públicas- casi mil millones de recetas. Aunque en el contexto del SNS una receta equivale al envase de un fármaco (antes que a una prescripción), no es sin merecimiento que España defiende la medalla de plata -sólo por detrás del oro estadounidense- en el Mundial de consumo de fármacos. El gasto (en PVP) asociado a esta entusiasta actividad prescriptora supera ampliamente los 13.000 millones de euros (unos 300 euros por habitante y año, aunque menos de 80 euros/año para los habitantes activos y rozando los 2.000 para los pensionistas).

Pese a su visibilidad, el problema del gasto farmacéutico es una de las consecuencias de los problemas de la prescripción (y de la regulación y gestión de la prestación farmacéutica) antes que su causa. Más allá del precio de los medicamentos, los problemas del SNS parecen centrarse en otros factores: las elevadas cantidades dispensadas; la calidad y adecuación de los tratamientos, tanto por defecto (en pacientes de alto riesgo y prevención secundaria) como por exceso (en indicaciones inadecuadas y en prevención primaria en pacientes de muy bajo riesgo), y los costes derivados del fracaso terapéutico (medicación errónea, insuficiente, abandonada, etc., que conduce a un deficiente control del problema de salud) y de los efectos adversos (daño causado por los medicamentos).

Uno de los problemas del SNS son las elevadas cantidades dispensadas

Problemas asociados a EA


En relación al último término de la ecuación, la definición y cuantificación de los efectos adversos (EA) de los medicamentos es muy enmarañada, pero es importante señalar que los problemas relacionados con medicamentos no siempre causan daño (reacciones adversas) y no siempre implican un uso inadecuado de los fármacos (pueden producirse aun con un uso correcto).

El estudio más extenso de cuantos han tratado los efectos adversos en atención primaria en el SNS es, sin duda, el Apeas, que en 2006 revisó más de 96.000 consultas de primaria en centros de toda España. Identificó efectos adversos en una de cada cien visitas (medicina general, 1,03; enfermería, 1,15; pediatría, 0,48) de los que casi la mitad (el 48,2 por ciento) estuvieron relacionados con medicamentos.

El Apeas clasificó el 64,3 por ciento de estos efectos adversos como leves, el 30 por ciento como moderados y el 5,7 por ciento como graves; un 46 por ciento del total se consideraron evitables. Aunque las tasas de EA puedan parecer pequeñas, su multiplicación por la actividad de la atención primaria del SNS (393 millones de consultas en 2009) resulta preocupante. En cifras redondas, estaríamos hablando de casi 19 millones de efectos adversos atribuidos a medicamentos, de los que algo más de un millón serían graves y casi la mitad (8,8 millones) potencialmente evitables.

Habría que cortar por donde es menos fácil: tratamientos inadecuados y efectos adversos
Estas cifras son consistentes con los estudios que han valorado las visitas a los servicios de urgencias hospitalarios y los ingresos debidos a problemas relacionados con medicamentos. Un estudio en un hospital de Barcelona encontró que el 11,9 por ciento de sus ingresos médicos por urgencias se debían a estos problemas, bien por efectos adversos (50,2 por ciento), bien por fracaso terapéutico (42,5 por ciento) e intoxicación (3,3 por ciento). De ellos, aproximadamente el 71 por ciento se consideraron evitables. Generalizar estos datos al conjunto del SNS supondría en torno a 300.000 ingresos hospitalarios anuales causados por problemas relacionados con medicamentos (de ellos, 213.000 evitables).

Estas cifras sitúan los EA causados por fármacos como una de las grandes epidemias de la población española. La carga de enfermedad asociada al uso y abuso de medicamentos queda, previsiblemente, tan sólo por detrás de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Es, por tanto, un problema de salud de enorme trascendencia que, sin embargo, esta muy lejos de abordarse con los recursos -de investigación, políticas e intervención- que dedicamos a otros problemas.

Mejorar la prescripción

Pacientes sobremedicados (en situaciones de bajo riesgo) pero también inframedicados (en tratamientos de efectividad demostrada), deficientemente informados, polimedicados, automedicados y, en un porcentaje no despreciable, sufriendo efectos adversos por los medicamentos que tomaron o por los que dejaron de tomar. No es toda la fotografía de la prescripción (que, sobre todo, está hecha con los porcentajes complementarios: los correspondientes a los pacientes correctamente manejados), pero son encuadres de esa fotografía.

Sorprendentemente, la mayor parte de las estrategias farmacéuticas en el SNS no se han alineado para el control de estos problemas sino que han ido orientadas, sobre todo, a reducir el precio de los medicamentos. Más sorprendente aun, las políticas farmacéuticas no parecen visualizar la estrecha relación entre la calidad de la prescripción, las cantidades prescritas y el volumen de gasto, que, hay que insistir, no sólo es el farmacéutico, sino también el asistencial dedicado a tratar millones de efectos adversos.

Recortar por donde toca

Es tiempo de recortes y las administraciones sanitarias van buscando por dónde meter la tijera. Por más que se lamenten aquéllos para los que el gasto farmacéutico era un ingreso, reducir los precios de los medicamentos -el primer término de la función del gasto farmacéutico- era una primera medida obvia.

Pero ahora habría que seguir podando por donde es menos fácil: las cantidades, los tratamientos inadecuados y, sobre todo, los efectos adversos. En este terreno, las estrategias para reducir los EA de los medicamentos no sólo son sanitariamente necesarias sino que, de paso, pueden suponer un enorme ahorro para el SNS.
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