Por una estrategia en DSS
El entorno, la educación, la salud pùblica, el nivel de renta... Todos estos factores, y muchos más, son los llamados determinantes sociales en salud (ver DM del lunes), que la condicionan más que el sistema sanitario. Es preciso aunar esfuerzos para incidir en ellos desde todas las administraciones.
José Manuel Torrecilla. Gerente del Organismo Autónomo Madrid Salud | 01/12/2011 00:00
La Conferencia sobre Determinantes Sociales en Salud organizada por la OMS en Río de Janeiro (ver DM del 2-XI-2011) finalizó con una declaración que reafirma que las desigualdades sociales en salud (DSS) son política, social y económicamente inaceptables, injustas y claramente evitables, y que la promoción de la equidad en salud es esencial para un desarrollo sostenible y para el bienestar. La buena salud requiere de buenos sistemas sanitarios. Sin embargo, también depende de la implicación y el diálogo con otros sectores cuya acción tiene impactos significativos para la salud. El enfoque de salud en todas las políticas, junto con la acción y cooperación intersectorial a todos los niveles, es la mejor vía para aumentar la responsabilidad de otros sectores con la salud.
La actual crisis económica global hace más urgente aún la adopción de acciones para reducir las DSS (ver DM del lunes) y prevenir el empeoramiento de las condiciones de vida y el deterioro de los sistemas sanitarios y de protección social. La reciente denuncia de organizaciones tan prestigiosas como Cruz Roja y Cáritas alertando del alarmante incremento de la malnutrición infantil ligada a la situación económica precaria de numerosas familias en nuestro país nos obliga a reflexionar. Fedaia incluso cifra este grave problema en el 25 por ciento de los menores de 16 años. En un país como el nuestro, hablar de malnutrición parece algo del pasado, pero desgraciadamente no lo es; evidentemente no estamos hablando de hambre, sino de una alimentación no equilibrada, con predominio de alimentos elegidos exclusivamente por su módico precio, y muchas veces insuficiente desde el punto de vista de la variedad nutricional, lo que compromete el desarrollo físico e intelectual del niño o el adolescente. No es solamente una cuestión de justicia social afrontar con urgencia este problema, que está claramente ligado a la crisis económica. Existe consenso entre los economistas acerca de que los niveles de salud de una población son uno de los determinantes fundamentales de su desarrollo económico; no podemos ahora permitirnos retroceder en este aspecto.
-Adoptar una mejor gobernanza para la salud y el desarrollo con trabajo transversal, atención a grupos vulnerables, colaboración con el sector privado, contribuir a asegurar la sostenibilidad de los sistemas sanitario y de protección social, etc.
-Promover la participación en la definición y implementación de las políticas públicas.
-Seguir reorientando el sector salud hacia la reducción de DSS, con un enfoque particular a una atención primaria integrada; fortaleciendo la capacidad de la salud pública para la acción intersectorial sobre los DSS; manteniendo la equidad como una característica del sistema.
-Impulsar políticas educativas equitativas. El estado de salud está mas relacionado con el nivel educativo que con la renta, aunque ésta evidentemente se relaciona con el nivel educativo.
Es, por tanto, un trabajo de todas las administraciones afrontar las desigualdades en salud, porque cuando un país se enfrenta a un problema de esta magnitud, ninguna mano sobra. Desde la cercanía de los entes locales, desde la competencia asistencial de las comunidades autónomas y desde la obligación legislativa y de cohesión de la administración central, todos debemos emplear nuestro esfuerzo en reducir las desigualdades en salud; nos va mucho en el empeño. Como ejemplo de lo que puede aportar una administración local, el Ayuntamiento de Madrid acometió en 2008 una reorientación comunitaria de su red de centros especializados en prevención y promoción de la salud, que se acabó concretando en la Estrategia Gente Saludable, que incorpora el enfoque de los DSS que ha sido reafirmado en la Declaración de Río.
Mejorar la salud de los madrileños no sólo pasa por tener centros sanitarios de calidad y con un acceso equitativo y universal, sino que el mayor impacto en la salud se consigue con políticas públicas no siempre cercanas al sector asistencial (urbanísticas, alimentarias, educativas, sociales, de vivienda, laborales, deportivas, de ocio, etc.). La existencia de unos servicios fuertes de salud pública es una herramienta básica para conseguir los objetivos de la Declaración de Río.
El segundo principio es la combinación de estrategias poblacionales con estrategias de alto riesgo. Es decir, mediante estrategias de alto riesgo identificamos a los individuos que se sitúan por encima de un límite para intervenir. Como ejemplo, en nuestro Programa de Alimentación, Actividad Física y Salud detectamos pre-diabéticos para ofrecerles un taller intensivo de cambio de hábitos. Pero sólo interviniendo sobre el conjunto de la población podremos disminuir este factor de riesgo mediante estrategias sobre la población y su entorno que faciliten la disminución del IMC medio y la práctica del ejercicio físico.
Como en todas las ciudades, hay diferencias significativas en la salud entre barrios y grupos sociales. Por ello, seguimos lo que la OMS ha definido como universalismo proporcional, es decir, servir a toda la población pero dando una cobertura especial a barrios y grupos sociales más vulnerables.
Sin matices. El Ayuntamiento de Madrid se alinea con la Declaración de Río, y aboga por una Estrategia Nacional contra las Desigualdades Sociales en Salud liderada por el Ministerio de Sanidad, con la participación de todos.
Por una estrategia en DSS - DiarioMedico.com
- Faltan políticas de educación equitativas, ya que el estado de salud está mas relacionado con el nivel educativo que con la renta, aunque ésta depende del nivel educativo
-Adoptar una mejor gobernanza para la salud y el desarrollo con trabajo transversal, atención a grupos vulnerables, colaboración con el sector privado, contribuir a asegurar la sostenibilidad de los sistemas sanitario y de protección social, etc.
-Promover la participación en la definición y implementación de las políticas públicas.
-Seguir reorientando el sector salud hacia la reducción de DSS, con un enfoque particular a una atención primaria integrada; fortaleciendo la capacidad de la salud pública para la acción intersectorial sobre los DSS; manteniendo la equidad como una característica del sistema.
-Impulsar políticas educativas equitativas. El estado de salud está mas relacionado con el nivel educativo que con la renta, aunque ésta evidentemente se relaciona con el nivel educativo.
Es, por tanto, un trabajo de todas las administraciones afrontar las desigualdades en salud, porque cuando un país se enfrenta a un problema de esta magnitud, ninguna mano sobra. Desde la cercanía de los entes locales, desde la competencia asistencial de las comunidades autónomas y desde la obligación legislativa y de cohesión de la administración central, todos debemos emplear nuestro esfuerzo en reducir las desigualdades en salud; nos va mucho en el empeño. Como ejemplo de lo que puede aportar una administración local, el Ayuntamiento de Madrid acometió en 2008 una reorientación comunitaria de su red de centros especializados en prevención y promoción de la salud, que se acabó concretando en la Estrategia Gente Saludable, que incorpora el enfoque de los DSS que ha sido reafirmado en la Declaración de Río.
- Existe consenso acerca de que la salud de una población es un determinante fundamental de su desarrollo económico; no podemos ahora retroceder en este aspecto
Mejorar la salud de los madrileños no sólo pasa por tener centros sanitarios de calidad y con un acceso equitativo y universal, sino que el mayor impacto en la salud se consigue con políticas públicas no siempre cercanas al sector asistencial (urbanísticas, alimentarias, educativas, sociales, de vivienda, laborales, deportivas, de ocio, etc.). La existencia de unos servicios fuertes de salud pública es una herramienta básica para conseguir los objetivos de la Declaración de Río.
El segundo principio es la combinación de estrategias poblacionales con estrategias de alto riesgo. Es decir, mediante estrategias de alto riesgo identificamos a los individuos que se sitúan por encima de un límite para intervenir. Como ejemplo, en nuestro Programa de Alimentación, Actividad Física y Salud detectamos pre-diabéticos para ofrecerles un taller intensivo de cambio de hábitos. Pero sólo interviniendo sobre el conjunto de la población podremos disminuir este factor de riesgo mediante estrategias sobre la población y su entorno que faciliten la disminución del IMC medio y la práctica del ejercicio físico.
Como en todas las ciudades, hay diferencias significativas en la salud entre barrios y grupos sociales. Por ello, seguimos lo que la OMS ha definido como universalismo proporcional, es decir, servir a toda la población pero dando una cobertura especial a barrios y grupos sociales más vulnerables.
Sin matices. El Ayuntamiento de Madrid se alinea con la Declaración de Río, y aboga por una Estrategia Nacional contra las Desigualdades Sociales en Salud liderada por el Ministerio de Sanidad, con la participación de todos.
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