viernes, 6 de febrero de 2009

ARGENTINA Y SUS PARADOJAS

LOS MERCADERES DE LA MUERTE

Hay remedios que acá son hasta 7 veces más caros que en Europa

Se compararon medicamentos de igual nombre comercial y laboratorio. La gran mayoría resultó más costosa que en España, Francia, Italia y Portugal.

Los laboratorios lo adjudican a gastos de comercialización, distribución e importación.

Si algún amigo o pariente está por viajar a Europa en estas vacaciones, más que un souvenir pídale que le traiga de regalo una cajita del remedio que necesite. Podría ser, por ejemplo, un envase de 20 comprimidos de Luminal, un sedante y anticonvulsivo del laboratorio internacional Bayer que aquí se comercializa a 20,98 pesos (es decir, $1,04 por píldora). En España, la gragea de ese mismo fármaco se vende a 14 centavos de peso argentino. En criollo: con lo que aquí cuesta una pastillita, en una farmacia española se compran 7.

El de ese fármaco no es un caso único. Lo comprobó Clarín con una serie de medicamentos de acciones terapéuticas diversas y tomados al azar: se compararon productos similares (mismo nombre comercial, principio activo, laboratorio y presentación) a la venta en farmacias argentinas y de España, Francia, Italia y Portugal. En la inmensa mayoría de los casos los precios europeos resultaron bastante más baratos. Algo más asombroso aún si se tiene en cuenta que el poder de compra de los salarios argentinos es muy inferior a los europeos.

"Cualquier fármaco que esté asociado a una marca comercial tiene cerca de un 90 por ciento de posibilidades de salir más caro en la Argentina que en Europa", dijo Federico Tobar, ex coordinador general del Programa Remediar del Ministerio de Salud y consultor internacional en políticas de salud. Y agregó: "Mientras que en toda Europa hay control de precios de los medicamentos, aquí la venta está completamente desregulada. Así, los precios que se cobran son absurdos". Los precios de los medicamentos, recordó Tobar, estuvieron históricamente regulados por el Estado argentino, hasta el año 1993.

También José Charreu, directivo de la asociación que nuclea a los visitadores médicos (AAPM), opinó que el mayor precio de los medicamentos en la Argentina obedece a que la actividad está desregulada. "Como acá no hay ningún tipo de control, los laboratorios pueden fijar el precio a su libre albedrío. Así, los valores van creciendo año a año de manera exponencial". De acuerdo a Charreau, "mientras en la Argentina los medicamentos representan el 30 por ciento del costo total del sistema de salud, en España significan apenas el 20 por ciento. Y en Inglaterra, el 16 por ciento".

Por su parte, Ernesto Felicio, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEME), que agrupa a los laboratorios de investigación y desarrollo en la Argentina, dijo: "No perdamos de vista que la empresa, en el mejor de los casos, puede fijar los precios de salida del laboratorio. A partir de ahí hay una cadena de comercialización y una serie de márgenes (distribución, farmacias, etc.) que hace al precio final del medicamento. No es lo mismo distribuir un medicamento en la Argentina que en España. Así, un remedio que cuesta a la salida de fábrica 87 pesos, al consumidor le sale 175 pesos".

El legislador Juan Sylvestre Begnis, presidente de la comisión de Salud Pública de la Cámara de Diputados, precisó que "el argentino es el 11° mercado mundial en consumo de medicamentos per capita. Como hay una demanda efectiva, los laboratorios se aprovechan y abusan con los precios. Y eso que pagan un IVA reducido del 10,5 por ciento".

En tanto, el director de Asuntos Públicos para el Cono Sur de Merck, Sharp & Dohme, Raúl Gatica, señaló que "hay varias cosas a considerar al comparar precios. Una, es la estructura de impuestos: en países europeos el IVA es del 6%. Otra, los derechos de importación: nosotros traemos el producto terminado, por lo cual pagamos tasas de importación que impactan en el precio final. El tercer elemento es que los sistemas de salud son completamente distintos que en la Argentina. Acá un porcentaje del descuento que paga el paciente lo absorbe el laboratorio. Estas son las distorsiones que hacen al precio real. Pero son más económicos que en Chile o Perú".

Patricia Vaca Narvaja, diputada y ex subsecretaria de Defensa del Consumidor, trabaja actualmente en un proyecto de ley para regular el precio de los medicamentos. "Deben haber políticas públicas para controlar los precios. La salud no puede ser un bien de mercado", afirmó Vaca Narvaja. Para la diputada la diferencia de precios con Europa "es infernal".La AAPM asesora a Vaca Narvaja en la redacción de ese proyecto. "En el mundo hay diferentes mecanismos para regular los valores, pero una de las alternativas que se podría aplicar en la Argentina es que se tomen precios de referencia en otros países y que se saque una media", explicó José Charreau.

En el Ministerio de Salud no se metieron con el tema. Dijeron solamente que "la política de precios la maneja la secretaría de Comercio Interior". En esa dependencia no contestaron el pedido de información de Clarín.
Carlos Galván

NOTA DEL BLOG: Los argentinos nos debatimos socialmente entre los extremos... y si hay algo en que no logramos el equilibrio, además de tantas otras cosas, es en la carencia de una política de medicamentos que sea coherente con las demandas sociales. He repetido muchas veces (algunos estarán hartos de escucharme decir lo mismo) que al no existir una evaluación farmaco-terapéutica genuina que se corresponda con una epidemiológica, abierta por regiones, hablar de medicamentos sigue siendo una entelequia propia de aquellos que ven el bosque y se pierden el árbol o viceversa. El problema de los medicamentos en nuestro país no son los precios... no, por el contrario, es el ESTADO NACIONAL que no tiene políticas apropiadas a los tiempos y ha permitido alegremente que el potencial farmacéutico que ARGENTINA sostuvo hasta la década del 80 (y que nos distinguía en el mundo) se licuará a partir de los noventa favoreciendo a Brasil, a Chile, y a que los medicamentos sean importados... Ahora pagamos las consecuencias y nos rasgamos las vestiduras. MAL. ¿Dónde estaban los que ahora hablan?. ARGENTINA tiene una carga impositiva que no se replica en el mundo civilizado y que ni siquiera se compara con las vigentes en Brasil o Chile que saben proteger a sus industrias, a sus industriales, a sus intereses, a los empleados (recursos humanos especializados en una temática ultra compleja), y que cuentan con políticas de estado en cada materia. No nos gustará escucharlo, pero es así... No querremos aceptarlo, pero es así. NO ESTÁ BIEN que el estado fabrique medicamentos. EL ESTADO es político y debe dedicarse a regular. El ESTADO no sabe de procesos industriales, mucho menos de métodos, y se le mezclan las realidades tanto como los objetivos. Tampoco lo saben los SINDICATOS que de GESTIÓN no sólo no saben sino que además tampoco quieren hacerlo. A ello debemos sumar el desconocimiento que rige en la Cámara de Diputados como en la de Senadores Nacionales... ( que viven asumiendo gestas caballarescas sin saber montar el caballo) y éste no es un tema menor. Pero en ARGENTINA las leyes se acomadan a las mezquinas ideas de quien se apropia de la iniciativa, haciéndola suya y encima cerrando su mente a los decires de los otros. La Industria Farmacéutica en Argentina (lo que queda de ella), seguramente tendrá mucho para decir... y entonces preguntaría: ¿por qué no hubo políticas de estado para resguardar el liderazgo farmacéutico que ARGENTINA ostentó hasta fines de los ochenta?... ¿por qué no se asumió una estrategia política conjunta tal como hubiese correspondido, entre el ESTADO NACIONAL y la INDUSTRIA FARMACÉUTICA?... Ahora es fácil comparar precios en pesos depreciados versus EUROS o versus DÓLARES... pero quién establece los derechos de importación?... sencillamente un ESTADO NACIONAL que siempre carece de planificación y al no tener ésta, también prescinde de la gestión. Aclaro, no defiendo a la Industria Farmacéutica porque no necesita de mí en nada, sin embargo, la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer, ¿se entiende?. Cerasale, Febrero 2009.

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