viernes, 17 de diciembre de 2010

La simulación de un juicio con condena - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
Los juristas aconsejaron cómo actuar
La simulación de un juicio con condena

El fiscal Antonio Romeral, el juez de la Audiencia Provincial de Málaga José Godino Izquierdo y el abogado Francisco Calderón han participado en el roll-play de un juicio en el que un tribunal popular terminó condenando a una psiquiatra por su responsabilidad en el suicidio de un paciente. La sesión fue parte de un curso de Psiquiatría Forense de la UNED. Aunque el caso fue inventado, la tensión de los psiquiatras asistentes al juicio mostró la realidad de un temor profesional fundado.



Soledad Valle - Viernes, 17 de Diciembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.


Manuel Marchena

Manuel Marchena es magistrado del Tribunal Supremo.


Las series de televisión y las películas han acercado los juicios al ciudadano de a pie que vive inmerso en una realidad laboral ajena a togas y birretes. El médico pertenece a ese colectivo de profesionales que, además, en la mayoría de los casos desearía que así siguiera durante todo el ejercicio de su profesión: viendo los juicios por la tele. Pero los actos médicos generan un sinfin de reclamaciones, como refleja el hecho de que el 49 por ciento de los sanitarios conozcan a algún colega implicado en una demanda judicial derivada de su actividad profesional (ver DM del 29-X-2010). Y eso sin contar la actividad pericial que muchos de estos profesionales desarrollan. Por ese motivo es razonable el interés de los médicos en conocer lo que se cuece en los tribunales, comenzando por saber cómo deben actuar si son imputados en un juicio.

El V Curso de Especialización en Psiquiatría Forense organizado por el psiquiatra José Carlos Fuertes Rocañín y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha comenzado la simulación de un juicio. Al frente de la Sala, ubicada en el anfiteatro del Colegio de Médicos de Madrid, estaba José Godino Izquierdo, magistrado de la Audiencia Provincial de Málaga, y en representación del Ministerio Fiscal, Antonio Romeral. El abogado Francisco Calderón defendió a la médico, una psiquiatra imputada en el caso del suicidio de un paciente en su consulta privada. El fallecido no tenía cita previa y reclamó ser atendido por la profesional por un estado agudo de ansiedad, pero la acusada no pudo recibirlo.

Los papeles de la médico imputada, los peritos del juicio y la testigo (la enfermera de la consulta) fueron interpretados por alumnos del curso. La resolución del caso correspondió a un tribunal popular, también representado por los médicos psiquiatras, que terminaron condenando a su colega sin que les temblara la mano y ante el asombro de muchos de los presentes.

Sin embargo, la resolución coincidió con la opinión de los juristas, entre los que también estaba Manuel Marchena, magistrado del Tribunal Supremo .

Obligación de medios
La psiquiatra debería haber recibido al paciente y no haberse excusado en que tenía muchos otros enfermos esperando en la sala con consulta previa. De este modo se hubiera demostrado que la profesional puso todos los medios a su alcance para responder a la conducta autolítica expresada por el paciente, aunque no la hubiese evitado. Si el paciente hubiera saltado por la ventana después de ser atendido por la profesional, ésta hubiera tenido una defensa más fácil ante el tribunal. Así concluyen los juristas que participaron en el roll-play del juicio y que dieron varios consejos a los profesionales.

Los jueces coincidieron en señalar que el estado de nerviosismo en un juicio real es muy elevado, pues las preguntas tanto del fiscal como del abogado suelen ser muy incisivas. De hecho, en la simulación del juicio la psiquiatra que hizo de acusada y también la que representó al testigo de la defensa dieron muestras de agotamiento ante la batería de preguntas del Ministerio Fiscal. El fiscal se esmeró en su papel con numerosas cuestiones sobre los motivos aludidos por la profesional para no atender al fallecido. En este sentido, el magistrado Marchena recordó que "el estatus del imputado en un juicio es distinto al del perito o al del testigo, pues pueden faltar a la verdad", pero también señaló la dificultad real de sostener una mentira, "pues si hay algo que ocultar el nerviosismo termina delatando al acusado". Marchena quiso quitar relevancia al hecho de recibir una imputación y señaló que "hay que asumirla como una oportunidad para poderse defender". También incidió en la importancia de elegir un buen abogado: "en algunos casos el médico deja que el mismo letrado de la Administración le defienda, lo que puede ir en contra de sus intereses".

Como peritos

Sobre la actuación judicial de los médicos como peritos, Marchena apuntó que "el 90 por ciento de las sentencias dependen del informe pericial. En la jurisprudencia actual se da más importancia al informe del perito judicial que a uno de parte".

Ante un auditorio de psiquiatras, el magistrado del Supremo les instó a que reclamaran el pago de sus informes, tras el testimonio de varios de los presentes de que nunca habían cobrado por sus valoraciones. "La ley incluye las costas del perito y también hay una partida reservada para los gastos de desplazamiento que esta actividad genere al profesional".

SE ABRE LA SESIÓN

El juez llama a declarar a la acusada y abre el turno de preguntas que comienza con las del fiscal y sigue con las del abogado de la defensa. El magistrado tiene derecho a marcar los tiempo y a amonestar.
El Ministerio Fiscal interroga a la acusada con preguntas incisivas que retan a la médico a sostener una versión firme y sin fisuras de su actuación. La cuestión de por qué la acusada no atendió al paciente es formulada de distintas maneras en una batería de preguntas.
El abogado de la psiquiatra busca deshacer el nexo causal entre el hecho de que su clienta no atendiera al fallecido y el suicidio. Las respuestas de la acusada no favorecen su defensa, pues cae en contradiciones con la declaración hecha al fiscal.
La acusada reitera varios argumentos en su defensa: que el paciente no tenía cita, que su agenda estaba llena esa tarde y la confianza depositada en su enfermera, que sí vio al fallecido y no le transmitió la situación de alarma de la que podía deducirse una conducta autolítica.
Los peritos presentaron informes contradictorios. Los dos eran especialistas en Psiquiatría, pero mientras uno considera que el suicidio es impredecible y que la profesional actuó correctamente, el otro dice que su obligación era atender al paciente.
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