lunes, 26 de diciembre de 2011

Sin el gen 'centenario' ni arsénico en el ADN - DiarioMedico.com

CIENCIA FRAUDULENTA DE 2011

Sin el gen 'centenario' ni arsénico en el ADN

En estas fechas de hacer balances, echar un vistazo a los estudios errados no se debe a una actitud derrotista: los trabajos científicos fraudulentos o equívocos que aquí se destacan acapararon espacio y titulares; la mayoría, además, consumieron los recursos de otros grupos científicos que intentaron reproducirlos. Justo es ahora que se recuerde en qué han quedado. En 2011 se han contabilizado al menos 200 trabajos publicados corregidos, por lo que algunos sugieren que éste bien podría ser el Año de la Retractación.
S. M. B.   |  26/12/2011 00:00

Genética
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La revista The Scientist ha recogido los cinco escándalos científicos más destacados de 2011 y otros cinco cuyo origen es anterior, pero que colearon este año; de ellos, la mayoría atañen a la investigación biomédica. Teniendo en cuenta que el sistema científico implica que los hallazgos se confirmen en diferentes laboratorios, parece inútil siquiera intentar colar datos falsos, pero contra toda lógica hay investigadores que manipulan sus experimentos. Por ello, los científicos Adam Marcus e Ivan Oransky han creado Retraction Watch, un observatorio de los estudios errados, pues, como dicen, "la revisión de los trabajos no termina con la publicación". En sus 16 meses de existencia han incluido ya 250 retractaciones.


XMRV, ajeno a la fatiga crónica
La asociación entre el retrovirus XRMV y el síndrome de fatiga crónica puso en alerta a científicos de todo el mundo que intentaron reproducir el hallazgo obtenido por Judy Mikovits, directora del Instituto Whittemore Peterson, en Reno (Nevada). Aunque se temía estar ante una nueva enfermedad infecciosa humana, el retrovirus suponía una explicación para un síndrome sin prevención ni tratamiento. Sin embargo, ninguno de los grupos científicos logró repetir los resultados de Mikovits y la revista Science, donde se publicó su trabajo -que ya cuenta con 200 citaciones-, se retractó parcialmente del estudio en septiembre.
Todo apunta a que los reactivos químicos y líneas celulares utilizadas in vitro estaban contaminados por el retrovirus. La científica, acorralada, se negó a entregar las notas de sus experimentos y se fue con ellas a California. En noviembre fue arrestada bajo cargos de felonía, encarcelada y está a la espera de juicio. Este viernes, Science publicó en su edición electrónica la retirada definitiva del trabajo.


Un estudio poco longevo
El bioestadístico de la Universidad de Boston Paolo Sebastian tuvo que desdecirse de su estudio, en el que se identificaban 19 genes asociados con la longevidad en centenarios. Este verano, al año después de su publicación en julio de 2010, Science se retractó de él, al comprobar que había habido un error en el chip de secuenciación empleado por los investigadores. En el estudio se examinaban los genomas de unas mil personas centenarias y se comparaban con controles. Sin embargo, los autores utilizaron dos microchips diferentes para analizar a su población centenaria, y las personas del grupo control también se estudiaron con cuatro chips distintos.

Al revisar los datos eliminando la fuente equívoca, los científicos comprobaron que la correlación entre los genes y la longevidad no era tan significativa como se había expuesto. Los autores han enviado el trabajo revisado a otra revista. No obstante, la hipótesis de que determinados genes pueden asociarse con una vida más larga es sólida, según destacan los científicos que denunciaron los errores de este estudio, y es un terreno del que esperan pronto frutos.


Mucho riesgo por una beca
El oncólogo Anil Potti, de la Universidad de Duke, en Durham, tenía abierta desde hacía años una línea de investigación sobre el peso del perfil genético del cáncer de pulmón no microcítico y de mama en la respuesta a la quimioterapia.

Este año, la citada universidad se enfrenta a una demanda interpuesta por los familiares de los pacientes que fallecieron en uno de estos ensayos. Acusan a la institución de fraude y negligencia al permitir que el oncólogo, así como el genetista Joseph Nevin, también de este centro, llevaran a estudio clínico unas hipótesis terapéuticas que no estaban suficientemente contrastadas.

De hecho, Potti reconoció este año que estaba utilizando los datos del ensayo para postularse a una beca Rhodes; en total, el oncólogo puso en marcha tres estudios -dos en cáncer de pulmón y uno en cáncer de mama- para validar un modelo predictivo sobre el tratamiento idóneo en cada enfermo a partir de la genética de su tumor. Cuando los resultados de sus trabajos se publicaron en revistas como The New England Journal of Medicine y Nature Medicine, algunos bioestadísticos arquearon las cejas y, al intentar reproducir los datos, encontraron grandes errores, que hicieron públicos. La Universidad suspendió los ensayos y Potti no consiguió la beca.


¿El arsénico es también vida?
A finales de 2010, la investigadora de la NASA Felisa Wolfe-Simon encabezó el hallazgo de una nueva cepa de bacteria que vivía en el Lago Mono (California) en aparente armonía con el arsénico; no sólo sobrevivía a grandes cantidades del elemento tóxico, sino, lo más importante, lo incorporaba a su ADN en lugar del fósforo, que se considera imprescindible para la vida.

La identificación de GFAJ-1, como se llamó a la bacteria, dio alas a quienes buscan vida extraterrestre, pues implicaba ladrillos bioquímicos de la vida distintos de los que se conocen. Sin embargo, el trabajo no está exento de controversia: se sospecha de las técnicas empleadas para la extracción de ADN y el cultivo de la bacteria. Rosie Redfield intentó replicar el trabajo en su laboratorio de la Universidad de British Columbia (Vancouver) sin éxito y encabeza los críticas más acérrimas. A pesar de las objeciones técnicas, ni los autores del estudio ni la revista donde se publicó se han desdicho.


Cien estudios retractados
Quizá la comidilla más sonada de este año haya sido la caída en desgracia del psicólogo holandés Diederik Stapel, director del Instituto de Investigación en Economía de la Conducta en la Universidad de Tilburg, que coleccionaba como cromos estudios sobre el comportamiento humano con resultados llamativos -tales como que pensar en comer carne da agresividad o que un entorno caótico favorece que las personas caigan en el estereotipo-, pero ya se han desenmascarado 30 de estos trabajos, y se espera que la cifra de estudios afectados alcance el centenar.

La denuncia partió de sus colaboradores, que el pasado agosto contactaron con el rector de la universidad para denunciar que Stapel amañaba los datos de sus estudios de forma sistemática.
La inmunóloga Silvia Bulfone-Paus también ha estado en el centro de un famosos escándalo: la dirección del Centro de Investigación Borstel, en Alemania, ha determinado que Bulfone-Pas es la "responsable última" de los fraudes cometidos en el laboratorio que dirigía en el centro y por los que tuvieron que desdecirse en trece estudios publicados; el motivo: manipulación de datos e imágenes.

Mención aparte merece el saboteador Vipul Bhrigu, de la Universidad de Michigan, un típico caso de envidia científica. Bhrigu no soportaba ver el éxito de su compañera, la estudiante de posgrado Heather Ames, y se dedicó a sabotear los experimentos de Ames y a contaminar los cultivos celulares. Como si de un guión de ficción se tratara, Bhrigu fue pillado con las manos en la pipeta gracias a unas cámaras colocadas en el laboratorio. Este año se ha sabido que se le ha condenado a 10.000 dólares y seis meses de libertad condicional.

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