viernes, 9 de mayo de 2014

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Expertos abogan por mejorar el tratamiento que reciben los pacientes anticoagulados en España



Madrid (09/05/2014) - E.P.

Algunas CC.AA. no están cumpliendo con las recomendaciones de Sanidad para el uso de los nuevos anticoagulantes orales, según se desprende de las conclusiones de un informe elaborado por un grupo de expertos sanitarios, el "Jurado Popular", constituido por la red "La salud del paciente por delante", en colaboración con Bayer

Las recomendaciones que establece el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para el uso de los nuevos anticoagulantes orales no se están cumpliendo en todas las comunidades autónomas y está provocando desigualdades "no justificadas" en el acceso a estos fármacos, utilizados para prevenir el ictus y otros embolismos relacionados con la fibrilación auricular no valvular. Así se desprende de las conclusiones de un informe de un grupo de expertos independientes constituido por la red "La salud del paciente por delante", en colaboración con Bayer, que se ha presentado este jueves durante el encuentro informativo de Europa Press "Dilemas en Anticoagulación".
"En este momento no llegamos ni al 10 por ciento de los pacientes que tiene posibilidad de beneficiarse de este tratamiento, y están en riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Y es un problema de la fragmentación de nuestro sistema sanitario", según ha aseverado Alfonso Castro Beiras, jefe del Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Coruña, que ha presidido el "Jurado Popular" de expertos del ámbito sanitario encargado de elaborar dicho informe.
Actualmente se estima que en España hay unos 800.000 pacientes con tratamiento anticoagulante pero hasta un tercio no alcanza un buen control terapéutico con los fármacos "más clásicos", lo que hace que tengan más riesgo de ictus y otros embolismos o hemorragias graves.
Esto llevó al Ministerio a recomendar a finales de año --a través de un informe de posicionamiento terapéutico (IPT)-- que en estos pacientes que responden mal a la terapia clásica, además de en otros casos, se pudieran usar estos nuevos anticoagulantes, tras haber demostrado que son igual de eficaces y seguros que los más antiguos. Sin embargo, y pese a dichas recomendaciones, este grupo de expertos ha detectado que en la práctica clínica existen deficiencias en la identificación de estos pacientes que los expertos consideran "prioritarios", al igual que también hay algunas comunidades con criterios adicionales y heterogéneos que se desvían de lo que establece Sanidad.
Todo ello, según lamentan, hace que el uso de estos nuevos fármacos apenas llegue al 9 por ciento, cuando en otros países como Francia o Alemania supera el 22 por ciento.
Así, mientras que algunas como Navarra adopta "de forma literal" las recomendaciones de Sanidad, según el informe, otras como Madrid o Cataluña introducen "matices restrictivos" que reducen el número de pacientes candidatos a recibirlos.
De igual modo, y a pesar de que más de la mitad de estos pacientes son seguidos en Atención Primaria, hasta en ocho comunidades (Asturias, Cantabria, La Rioja, Aragón, Castilla y León, Murcia, Castilla-La Mancha y Canarias) el médico de familia no puede prescribir la primera receta de estos fármacos porque su informe no es válido y debe hacerlo el cardiólogo.
Una situación que, según el coordinador de la red José Ramón González-Juanatey, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Santiago, "no es justificable" y favorece que se "sobrecarguen las consultas del especialista".
El informe también ha constatado diferencias entre comunidades autónomas en el tiempo que se tarda en acceder a estos fármacos. Mientras que en Madrid se debe esperar una semana para obtener un visado de inspección para una receta de estos fármacos, en otras el trámite se resuelve en un día.
Asimismo, se ha visto que los médicos y los pacientes tienen "insuficiente información y motivación" para modificar la situación de estos casos prioritarios, así como una amplia variabilidad en los procesos clínicos-asistenciales necesarios para la accesibilidad, control y seguimiento de este tratamiento.
"Estos fármacos son una de las dos únicas innovaciones que ha habido en el área cardiovascular en los últimos cinco años", ha defendido Juanatey, de ahí que pida favorecer su uso. Más aún porque, como ha resaltado, la importancia de los avances que se logran en el ámbito cardiovascular han sido fundamentales en el aumento de la calidad y la cantidad de vida de que se ha experimentado en los últimos años".
Por ello, este "Jurado Popular" propone nuevos modelos tanto del proceso asistencial, que permita un acceso al tratamiento de los pacientes prioritarios, como de gestión de dicho proceso, que implique de forma conjunta y homogénea al Ministerio y a las comunidades, con registros e indicadores que permitan medir su implantación.
En este sentido, el vicepresidente del Consejo Asesor del Ministerio de Sanidad, Julio Sánchez-Fierro, que también ha participado en el informe, ha reconocido que el SNS "debería contar con un nivel de indicadores potentes" y ha lamentado que hasta ahora "han estado más centrados ahora en el número de actos de los profesionales que en los resultados".
Entre las recomendaciones también está la necesidad de definir procesos integrados y de calidad asistencial para la atención y el seguimiento del paciente con tratamiento anticoagulante de carácter multidisciplinar y potenciar la información y la educación del paciente, favoreciendo además la identificación de los pacientes prioritarios para facilitar el uso de los nuevos fármacos.
Asimismo, los expertos creen que deberían revisarse las recomendaciones de uso que Sanidad presentó hace meses para, después de analizar la evidencia científica publicada, extender también su uso a determinados pacientes de alto riesgo (como los que han tenido un ictus, accidente isquémico transitorio o una embolia sistémica) y a los pacientes mayores, frágiles o pluripatológicos, en los que está indicada la terapia con los anticoagulantes clásicos a pesar de que "complica de forma significativa el tratamiento". Sobre todo porque muchos pacientes acaban siendo agudos "por un mal manejo de su cronicidad", ha concluido Castro Beiras.

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