lunes, 30 de diciembre de 2019

La proporción de niños prematuros que sobreviven sin alteración neurológica o discapacidad, no ha mejorado | Observatorio de Bioética, UCV

La proporción de niños prematuros que sobreviven sin alteración neurológica o discapacidad, no ha mejorado | Observatorio de Bioética, UCV

Observatorio de Bioética, UCV

La proporción de niños prematuros que sobreviven sin alteración neurológica o discapacidad, no ha mejorado


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Informes / Medicina materno-fetal / BIOÉTICA PRESS

La proporción de niños prematuros que sobreviven sin alteración neurológica o discapacidad, no ha mejorado
19 diciembre
11:242019

En los últimos años ha mejorado la tasa de supervivencia de los niños prematuros (más del 90% de estos menores sobreviven más de 30 semanas) y se han mejorado los indicadores referentes a su asistencia sanitaria”. Sin embargo, “la proporción de niños prematuros que sobreviven sin alteración neurológica o discapacidad a largo plazo, no ha mejorado paralelamente a la supervivencia”.

Recientemente hemos publicado una noticia sobre si es pertinente, desde un punto de vista médico y bioético, retirar o no las medidas de soporte vital a neonatos prematuros y muy prematuros. Completamos la misma, comentando un artículo publicado en Diario Médico en el que evalúan las medidas terapéuticas que actualmente se dan a los bebés prematuros.
Comienza el Informe aportando algunos datos sobre el porcentaje de estos niños que nacen en España, que es del 7%, y de su supervivencia, manifestando que “en los últimos años hemos mejorado su tasa de supervivencia (más del 90% de estos menores sobreviven más de 30 semanas) y se han mejorado los indicadores referentes a la asistencia sanitaria de estos niños”. Sin embargo, manifiesta el autor, Juan Arnáez, que “la proporción de niños prematuros que sobreviven sin alteración neurológica o discapacidad a largo plazo no ha mejorado paralelamente a la supervivencia. En efecto, el 15% de los que nacen antes de las 28 semanas de gestación presentará parálisis cerebral moderada-grave, y el 40% retraso cognitivo en la edad escolar, con disfunción en áreas como atención, procesamiento visual, progreso académico, funciones ejecutoras, comportamiento y control emocional e interacción social”.
Pero a pesar de estos datos, en principio negativos, el autor propone que “las intervenciones neuroprotectoras probadas se utilicen de forma constante y generalizada en todos los centros del Sistema Nacional de Salud que asisten a prematuros”, cosa que no se hace de forma generalizada, lo que provoca desigualdades en el tratamiento y oportunidades para el mejor desarrollo posible de estos bebés dependiendo de donde nazcan”.
Para obviar esta disfunción el autor sugiere medidas terapéuticas concretas, como pueden ser ofrecerle durante la hospitalización “todos los cuidados y estrategias terapéuticas que han probado favorecer positivamente su desarrollo cerebral y una vez dado de alta, realizar el seguimiento y atención temprana para su futuro”.
Por ello, recomienda que es “inexcusable y urgente que las autoridades favorezcan la aplicación del conjunto de estrategias de atención y cuidado que contribuyen a aminorar la discapacidad asociada a la prematuridad. Esto no puede depender de los recursos y voluntad de cada hospital o autonomía, sino que debe incorporarse a todas las unidades de prematuros del servicio Nacional de salud”.
No hace falta decir que estamos de acuerdo en la política sanitaria que en este artículo se especifica, añadiendo además que responder bioéticamente a todos los problemas que estos niños presentan, es una necesidad ineludible en la atención de los bebes prematuros y muy prematuros.

Justo Aznar
Observatorio de Bioética
Universidad Católica de Valencia

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