jueves, 15 de abril de 2010

Un paciente bien informado reduce la probabilidad de sufrir efectos adversos - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
LA COMORBILIDAD, FRECUENTE EN LA ACTUALIDAD, LE HACE VULNERABLE Y MULTIPLICA EL RIESGO POR TRES
Un paciente bien informado reduce la probabilidad de sufrir efectos adversos
Ya en 1760 a. C., el Código Hammurabi recogía la responsabilidad de los médicos de responder ante sus errores pagando con monedas, esclavos e, incluso, con sus manos. Casi cuatro mil años después, queda mucho por hacer para cambiar la cultura de la seguridad clínica fomentando un ambiente proactivo en una relación médico-paciente más fluida.


Rosalía Sierra. Sevilla - Viernes, 16 de Abril de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

Si algo ha cambiado en la atención sanitaria en los últimos años es el perfil de los pacientes. Por suerte o por desgracia, internet -entre otros factores- ha hecho que los usuarios sean "más exigentes, estén mejor informados… y más callados". A juicio de Jesús Aranaz, jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario San Juan, de Alicante, "los pacientes preguntan poco en la consulta, y eso es algo que los médicos debemos solucionar, estimulando la comunicación y resolviendo cualquier duda".

Aranaz ha comentado durante la conferencia inaugural de la XIV Reunión de la Sociedad Española de Dirección y Gestión de los Laboratorios Clínicos (Sediglac), celebrada en Sevilla, encuestas que muestran cómo "frente a un 79 por ciento de los médicos de atención primaria que piensan que han informado correctamente a sus pacientes sobre las posibles complicaciones de un tratamiento, por ejemplo, sólo hay un 38 por ciento de los usuarios que consideran haber recibido esa información". Se trata de una situación que es preciso cambiar ya que, según los datos presentados por Aranaz, "un paciente bien informado necesita volver a la consulta por problemas con el tratamiento la mitad de veces".

Además, el médico no debe sólo dar información, también ha de recibirla "para evitar interacciones que se producirían si no sabemos qué fármacos está tomando la persona". Mejorando el clima de la relación médico-paciente se reduce la posibilidad de que aparezcan efectos adversos, algo fundamental considerando que "el envejecimiento de la población ha provocado un aumento de la comorbilidad, lo que hace al paciente más vulnerable, ya que esta condición multiplica el riesgo por tres". Según Aranaz, éste es un factor intrínseco contra el que no se puede luchar, "pero sí podemos hacerlo contra los extrínsecos, como la instrumentalización, que si se limita a lo estrictamente necesario reduciremos la probabilidad de contraer una infección por catéter, por ejemplo".Del mismo modo, es básica la adecuada identificación del paciente, "realizar el procedimiento correcto a la persona correcta en el lugar correcto". Por eso insta a acabar con la costumbre de "denominar a los pacientes según su número de habitación; ¿por qué no utilizamos su nombre, cuando en cada consulta manejamos una media de diez documentos en que figura?", se pregunta.

La escalera
Para que esto sea posible es preciso cambiar la cultura de la seguridad, que Aranaz define como "una escalera en que es muy difícil subir un escalón pero muy fácil bajarlo". El experto ha determinado cinco tipos de cultura de seguridad clínica: patológica -se ocultan errores-, reactiva, calculadora -existen sistemas de gestión de riesgo-, proactiva y creadora, en la que la atención se centra en el paciente y se genera confianza. "Ahora estamos en medio; pasar a la cultura proactiva es difícil, pero la mayoría de los hospitales españoles están listos para subir ese escalón".



GARANTIZANDO LA CALIDAD

"Lo primero que hicimos fue definir qué es calidad, y cuando se define, luego uno está obligado a garantizarla", ha dicho Antonio Torres en referencia a la entidad que dirige, la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía.

Además de dar esta garantía, la agencia se ocupa de acreditar centros y profesionales, evaluar tecnologías y "cumplir con el reto de convertir el conocimiento tácito sobre calidad en conocimiento explícito que permita mejorar la atención sanitaria". Por ello trata de dotar a los centros del Sistema Andaluz de Salud de "instrumentos que permitan crear una cultura de calidad, dotando a los profesionales de las herramientas necesarias para acreditarse y para mejorar la seguridad clínica".

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