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Dependencia a opiáceos y PMM - DiarioMedico.com: "TRIBUNA. Enriqueta Ochoa
Dependencia a opiáceos y PMM

Abordar el funcionamiento de programas de mantenimiento con metadona y cómo mejorarlos es una necesidad actual.

Enriqueta Ochoa. Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid | 05/07/2011 00:00


La adicción a opiáceos es una enfermedad del sistema nervioso central (SNC) con una marcada tendencia a la cronicidad. La consideración del dependiente como enfermo crónico conlleva la necesidad de diseñar programas que incidan sobre la multiplicidad de factores asociados a esta enfermedad. Tal y como recomienda la Comisión Mixta para el Estudio de las Drogas en su informe de mayo de 2011, el abordaje del paciente adicto debe realizarse de forma individualizada y multidisciplinar, con tratamientos específicos, buscando la máxima accesibilidad a recursos que se adapten a los distintos perfiles de los pacientes y optimizando la coordinación entre los diversos recursos asistenciales necesarios, a la vez que recomienda tender a la integración de los dependientes en las redes generales de salud. Los programas de mantenimiento con metadona (PMM) han tenido gran expansión en las últimas décadas y han mostrado ser un recurso muy válido, en relación con su elevada capacidad de retención en tratamiento, la disminución del consumo de opiáceos ilegales, de las prácticas de riesgo en su uso, de la morbi-mortalidad y de la criminalidad asociadas. Además, han permitido mejorar el funcionamiento personal, social y familiar, aumentando la calidad de vida del adicto. Por esta razón, se puede decir que constituyen una auténtica estrategia terapéutica para la abstinencia de opiáceos ilegales y la reinserción social.

* Evitar la masificación y la estigmatización de los pacientes es uno de los objetivos que se consideran prioritarios

La realidad actual señala que estos programas deben potenciarse y diversificarse, en función de los perfiles de los pacientes y de sus necesidades, siguiendo la pauta de las enfermedades de tipo crónico. Para ello es recomendable facilitar la accesibilidad al tratamiento, con programas que afecten lo menos posible la actividad normalizada del paciente. Ofrecer servicios de calidad y evitar la masificación y la estigmatización de los enfermos que están en estos programas es uno de los objetivos que deben considerarse prioritarios.

La importancia de AP
Estos objetivos pueden verse favorecidos gracias a la integración de los programas en los servicios de atención primaria, lo que representa un nuevo ejemplo de la necesidad de fomentar la relación entre el primer nivel asistencial y la atención especializada. La atención en centros de salud y oficinas de farmacia y no en unidades móviles y la diversificación de los agonistas opiáceos utilizados (sin olvidar su presentación) son requisitos que deben de formar parte de este tipo de iniciativas.

Junto a las fórmulas magistrales, el uso de las presentaciones farmacéuticas en vigor puede mejorar la calidad asistencial y la normalización de aquellos adictos que no precisan la supervisón diaria de su ingesta, una circunstancia que también ocurre en relación con la mayoría de los tratamientos que se utilizan para las enfermedades crónicas.

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