TRIBUNA. MARINA GARCÍA
El grado, un reto de y para todos
La diferencia entre plazas de grado y MIR, la proliferación de facultades y todos los problemas formativos son, según la autora, un reto que atañe a toda la sociedad.
Marina García. Presidenta electa del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina | 05/09/2016 00:00
Medicina afronta un inicio de curso cargado de desafíos a los que el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina habrá de responder con actitud contundente y estratégica. Los estudiantes de Medicina finalizamos el periodo estival y retomamos el estudio de un grado que sigue sin atender adecuadamente a las necesidades sociales, enfocado en consolidar conceptos teóricos que no facilitan la adquisición de competencias orientadas a dar respuesta al paradigma de salud y a la Sanidad del momento.
La escasa adaptabilidad de las estructuras académicas, un espíritu inmutable y conservador, y la ineficacia en el abordaje de objetivos como la integración de la responsabilidad social, el desarrollo e investigación, la implicación con la comunidad y la relación con la formación médica de posgrado, ponen de manifiesto la necesidad de promover una reflexión compartida por el conjunto de la profesión.
A una crisis de pensamiento filosófico, crítico y reflexivo sobre nuestra formación y aprendizaje se une la indefensión social y estructural a la cual los estudiantes de Medicina seguimos siendo sometidos, bajo la pasividad de los agentes institucionales, presenciando impotentes la apertura arrasadora de nuevas facultades de Medicina en el Estado.
La burbuja académica ha de ser trasladada de forma prioritaria a la agenda pública y política, entendida como parte de un problema que afecta al conjunto de la sociedad, además de incidir agresivamente sobre nuestro futuro como colectivo profesional. En cuanto a número de estudiantes, nos encontramos un 70 por ciento por encima de las recomendaciones internacionales por cada 100.000 habitantes, y hay, además, un exceso del 57 por ciento sobre el número recomendable de facultades de Medicina. El resultado, entre otras cosas, es que uno de cada siete egresados en Medicina vea cortada su trayectoria al no poder acceder a la etapa de formación especializada en el Sistema Nacional de Salud, cuando esta etapa formativa es, además, necesaria para finalizar la adquisición de competencias que habilitan nuestra entrada en el mercado laboral.
Nuestra intención no es otra que la de representar, coordinar y defender al colectivo estudiantil de Medicina, por lo que insistimos en la necesidad de frenar cuanto antes la apertura de facultades de Medicina. Son conocidos por todos los potenciales proyectos que se reparten a lo largo de la geografía española, asociados a intereses políticos, cortoplacistas, mercantiles o regionalistas, que no cuentan con la promoción vital de una adecuada coherencia y planificación.
Asistimos asombrados a la reciente puesta en marcha de la Facultad de Medicina de las Islas Baleares, hecho que ha propiciado un nuevo incremento del numerus clausus para el próximo curso. Este aumento de las plazas de grado ha ido asociado, además, a un incremento anecdótico de la oferta de plazas MIR para la convocatoria 2016-2017, perpetuando la imagen de un embudo con una base cada vez más ancha y un cuello afinado y estrecho que, a tenor de las previsiones, no parece que vaya a moldearse en los próximos años.
Las consecuencias de todo ello no sólo se dejan sentir en los momentos previos e inmediatamente posteriores a la formación de grado. Es durante la carrera cuando el aprendizaje y el ensayo de la resolución de problemas prácticos ha de venir de la mano de la integración del estudiante de Medicina como parte única de un equipo asistencial. Aportar valor a través de esta figura no tiene cabida sin la respectiva disposición de aquellos recursos que aseguren una formación de calidad. Los retos de este nuevo curso también ahondarán en las estructuras de los hospitales y centros de salud universitarios y asociados. Los estudiantes no podemos continuar asumiendo las consecuencias de gestiones deficitarias e irregularidades sobre nuestra formación.
Un curso repleto de oportunidades
Por todo ello, hemos de trasladar el debate sobre las cuestiones mencionadas desde la profesión médica a la sociedad en su conjunto, y conformar un activismo capaz de integrar el conocimiento, la capacidad y el consenso en la propuesta de un nuevo paradigma formativo.
Por todo ello, hemos de trasladar el debate sobre las cuestiones mencionadas desde la profesión médica a la sociedad en su conjunto, y conformar un activismo capaz de integrar el conocimiento, la capacidad y el consenso en la propuesta de un nuevo paradigma formativo.
Los estudiantes de Medicina hemos de poder participar en nuestra formación de manera activa; hemos de poder avanzar en nuestro continuo formativo sin tener que lidiar con sistemas competitivos sobrevenidos por una falta de coherencia estatal, y, en definitiva, hemos de poder ilusionarnos compartiendo los valores que protejan un sistema público que cuide a sus profesionales, capaz de dar respuesta, además, a las necesidades de los ciudadanos.
Así, es primordial integrar a la sociedad en un proceso creativo que nos permita reflexionar sobre la Medicina, la profesión y los sistemas, para reorientar nuestra formación y posibilitar la respuesta a los presentes desafíos.
Sólo a través de un diálogo compartido podremos anteponernos a los retos que nos depara la sociedad del futuro. Sin duda, afrontamos un curso repleto de oportunidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario