lunes, 26 de septiembre de 2016

Eméritos: los jubilados 'privilegiados' - DiarioMedico.com

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"INTENSA Y VARIADA" ACTIVIDAD

Eméritos: los jubilados 'privilegiados'

Menos de medio centenar de médicos jubilados siguen vinculados a su centro de trabajo. Además, todavía 8 autonomías no han desarrollado esta figura honorífica.
N. M./ E. M. / M. R. L | nuria.monso@unidadeditorial.es   |  26/09/2016 00:00
 
 

Frente a la tendencia de jubilar al médico a los 65 años, salvo necesidades asistenciales, el Estatuto Marco preveía una figura que tenía como fin retener el talento de los sanitarios de prestigio: el profesional emérito. Más de una década después, la figura tiene un papel casi testimonial.
Sólo 9 comunidades (Andalucía, Galicia, Baleares, Valencia, Madrid, Cataluña, Murcia, Castilla-La Mancha y Cantabria) han desarrollado una normativa propia con los requisitos y el procedimiento para nombrar a este personal. De las que lo tienen pendiente, sólo Extremadura dice que está en sus planes.
Además, en cada autonomía los eméritos en activo se pueden contar con los dedos: 9 en Madrid; 7 en Castilla-La Mancha; 4 en Galicia y Baleares; 1 en el Instituto Catalán de la Salud (ICS)... Andalucía tiene 20, pero de carácter honorífico.
Rutina
El día a día del emérito está más cerca de la docencia, la investigación y la consultoría que de la asistencia, aunque algunos todavía participan en mayor o menor medida.
Por ejemplo, José Mir Pallardó es cirujano emérito honorífico del Hospital La Fe de Valencia desde el año pasado. Mir afirma que desarrolla una intensa y variada actividad: "Estoy integrado en el equipo de investigación de La Fe, así que participo en los trabajos científicos, y ademásrecibo constantemente a pacientes para asesorarlos y redirigirlos a otros compañeros". También recibe las consultas de las asociaciones de enfermos trasplantados y actúa como interlocutor entre éstas y la Administración. Se siente satisfecho de estar integrado en el sistema, aunque lamenta que su labor se limite al asesoramiento.
"No conozco mejor manera de acabar una carrera profesional", señala Manuel Boquete París, emérito en el Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo (HULA), donde conduce un programa de atención a los niños con asma de control difícil: "Las ambiciones y las prisas ya están cumplidas, es un trabajo más pausado, sin la presión asistencial que tienen habitualmente los servicios hospitalarios". Boquete asiste a las sesiones clínicas, da asesoramiento a sus compañeros, se siente respetado y querido y está implicado en un proyecto que alinea los intereses de los pacientes y de la organización con los suyos. Opina que el período máximo de dos años para estos nombramientos que existe en Galicia "es demasiado corto", y lo alargaría a cinco.
En Madrid, Julián García Sánchez, sigue acudiendo al Hospital Clínico San Carlos casi todos los días para "revisar trabajos y tesis doctorales. También organizo algunos cursos para los residentes del centro". Antes de cumplir los 75 años (el límite para ser emérito activo en su comunidad), todavía veía a una quincena de pacientes al día y participaba en las operaciones de Oftalmología. Es consciente de que él disfruta de una situación que médicos ya retirados querrían para sí: "Creo que el papel del emérito debería extenderse. Muchos a los 65 todavía conservan su destreza y no conviene perder ese potencial".
Sólo por prestigio
Oriol Bonnin es emérito del Hospital Universitario Son Espases, de Mallorca. A sus 69 años y doble especialista en Cardiología y Cirugía Cardíaca, aún maneja el bisturí en la sanidad privada, mientras que en la pública "sigo viendo a pacientes y también hago labores de interconsulta". Bonnin cree que las funciones del emérito "quizás no estén bien definidas. Habría que preguntarse si damos el nombramiento por el prestigio del profesional o porque nos da pena jubilarle, o si en realidad tiene un papel activo en el centro".
De los entrevistados, el caso de Miquel Bruguera, hepatólogo, es particular: la norma catalana sólo reconoce a eméritos dentro del ICS y él es consultor ("pero sin papel de por medio") en el Clínico de Barcelona. Asesora a los médicos de su servicio y en particular da soporte en la interpretación de biopsias hepáticas: "La persona que antes se encargaba se fue al Reino Unido, y quien le sustituyó no tenía tanta experiencia". El resto del tiempo escribe artículos para revistas y libros. Critica que la tendencia en el ICS es "que una vez te llega la jubilación, ya no eres necesario, pero en centros como el Clínico o el Hospital del Mar son más prácticos a la hora de retener el talento".

Diferentes exigencias y límites según la autonomía

Como en otros casos a la hora de desarrollar artículos del Estatuto Marco, las autonomías tienen diferentes varas de medir sobre las exigencias a los candidatos a eméritos, la duración de su nombramiento, etc.
Normativa en mano,  Valencia, Baleares y Madrid indican explícitamente que el aspirante no puede sobrepasar los 75 años; Galicia, Cataluña y Cantabria bajan la edad hasta los 72. Una vez pasada esta edad, si se le han concedido prórrogas, el título es sólo honorífico y no implica ni actividad ni sueldo. Galicia y Andalucía ponen límites al número de años que se puede estar en activo: en la primera son dos años como máximo; en la segunda, cinco.
Años de servicio
Todas piden que el profesional acredite "una trayectoria especialmente distinguida", sin concreciones, y que se proponga algún tipo de proyecto, pero también exigen un número de años de servicio como personal fijo. Madrid es la que pone el listón más alto: 25 años trabajando para el SNS. En Cataluña, Castilla-La Mancha y Valencia son 20 años, de los cuales 10 deben ser  específicamente en su servicio autonómico. Este segundo requisito también deben cumplirlo en Andalucía, Galicia y Murcia. En Baleares, demandan 10 años como personal fijo, al menos 5 en el Ib-salut; en el Servicio Cántabro de Salud también piden un quinquenio.
Las normas también limitan el número de eméritos que se pueden nombrar cada año. En Andalucía, Galicia, Baleares y Cantabria, se especifica que no pueden superar el 1 por ciento de las plazas de personal fijo presupuestadas; en Cataluña, es del 1,5 por ciento. Madrid y y Valencia son más estrictas: sólo permiten 5 nombramientos como máximo. 
En cuanto a las exigencias de trabajo y contraprestaciones, el emérito en activo tiene una dedicación parcial, con una jornada máxima de unas 700 horas anuales y un sueldo de entre 1.000 y 1.500 euros  brutos al mes.

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