La coordinación de los profesionales sanitarios redunda en evitar complicaciones asociadas a diabetes 2
Clara Simón | 18 - junio - 2018 3:14 pm
El diagnóstico precoz de la diabetes se lleva a cabo mediante la glicemia prepandial con ayuno durante la noche y la dosificación de esta glicemia comparada con la postprandial después de la ingesta de una carga de azúcar. El papel del médico es muy importante para evitar complicaciones en el futuro, retrasar la evolución de la enfermedad y simplificar los tratamientos. Los pacientes con diagnóstico precoz pueden llegar a controlar su enfermedad en un primer momento con dieta y ejercicio moderado. Así, el papel del médico, en especial del médico de familia, es fundamental para el diagnóstico de la diabetes, ya que es el que está más cercano al paciente y primer escalón del sistema sanitario. Son ellos los que realizan el control y prevención de las posibles complicaciones macro y microvasculares que pueden aparecer a lo largo de la vida y además disponen de una mayor accesibilidad y tiempo para dedicar a estos pacientes, estableciendo una alianza terapéutica más sólida que con el hospital.
La educación diabetológica es fundamental para el buen control del paciente con diabetes. Se basa en la información bidireccional que debe existir entre los profesionales y el enfermo-familia. La escasa información que reciban los paciente y sus familias por no tener síntomas precoces o por mala gestión del tiempo de consulta de los distintos profesionales lleva consigo una incapacidad para enfrentarse a la enfermedad desde el principio con soltura y confianza. Comprender que los pacientes adaptan la información que reciben a sus necesidades hace que el trabajo con ellos deba ser permanente.
Manejo consensuado
Cuando el paciente y el profesional elaboran alternativas constructivas y negociadas mejoran tanto en satisfacción como en resultados analíticos y de sintomatología a largo plazo. Enfermería tiene una gran importancia en la educación de los pacientes diabéticos, les dedican mucho tiempo, realizan educación individual en consultas programadas y en algunos casos educación grupal. Son fundamentales por su cercanía y sus conocimientos.
De esta forma, se facilita el control de los factores de riesgo, tabaquismo, HTA, lípidos, glucemia, … y el manejo de las complicaciones propias de la patología, por ejemplo los cuidados de un pie diabético. Esa información también sirve para realizar correctamente el control glucémico, promover hábitos saludables de vida, dieta, control del peso, ejercicio moderado y constante adaptado a las características del paciente.
También es necesario que el paciente tenga una adherencia y cumplimiento de la medicación. Involucrar al paciente en sus propios cuidados y favorecer el autocontrol de la enfermedad es clave en todo el proceso. Por eso, el papel de la enfermería es crucial, no solo en el apartado curas, una vez que aparecen las complicaciones, sino educando al paciente en temas como la utilización correcta de las aparatos de medida de la glucemia y en la educación del paciente en su patología.
Relación de confianza
Se debe establecer una relación de confianza, información y respeto entre los profesionales y los pacientes, actuando con empatía hacia el enfermo y sus problemas. Para eso, se necesita más tiempo en las consultas de AP para dedicar a estos enfermos, ya que muchas veces se da por conocido aspectos de la enfermedad que el paciente desconoce. Así, el médico es clave en el diagnóstico de la enfermedad, enfermería tiene una relación estrecha para resolver dudas de estilo de vida y otros aspectos relacionados con la enfermedad y el farmacéutico puede controlar si el paciente está tomando la medicación correctamente; si saca a tiempo su medicación de la farmacia. Lo importante es que todos los agentes sanitarios actúen como un equipo multidisciplinar en este tipo de patologías, y que cuenten con el apoyo familiar a la hora de seguir un estilo de vida saludable.
Las asociaciones de pacientes pueden ayudar a los pacientes a la comprensión de su enfermedad y a no sentirse desprotegidos psicológicamente, al saber que ellos forman parte de un conjunto de usuarios de la sanidad con intereses y afinidades comunes. Abogan por un mejor entendimiento de la enfermedad por parte del paciente y que este sea coparticipe en las decisiones que afectan a su enfermedad. Esto hace que el paciente entienda, también, mejor al médico y las decisiones que toma.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia José Alfonso Alemán Martínez, Celia Román García, Juan Antonio Diez García, Concepción Hernández Gamin, Jacinto Javier Ros García y Susana Ruiz de Aguirre Maneiro, de Murcia, y Julio Olaya Monteagudo, Mª Carmen Gómez Martin, José Orlando Gras Verdu, Ruperto Manzanares García, Juan Alcalá Jorquera y Mauricio Salazar González, del Centro de Salud Marina Española, Elda, Alicante.
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