miércoles, 7 de abril de 2010

DÍA MUNDIAL DE LA SALUD



Diariomedico.com
ESPAÑA
POLÍTICAS GLOBALES QUE REDUZCAN LAS INEQUIDADES
El urbanismo, un reto para la salud pública
El Día Mundial de la Salud, que se celebra hoy, se dedica en esta ocasión a la ciudad, que junto a la salud pública han de mejorar el estado de los ciudadanos actuando sobre el entorno y los estilos de vida.


Andreu Segura - Miércoles, 7 de Abril de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. Las actividades que llamamos de protección de la salud, y que constituyen el núcleo de los servicios básicos de la salud pública, son también, en cierto modo, de promoción de la salud
2. No se trata de medicalizar la política ni de subordinarla a intereses y objetivos de un sector particular, sino de que la salud sea uno de los ejes de acción de gobierno junto a otros más tradicionales

El 7 de abril de 1948 se creó la OMS, y desde entonces se celebra en tal fecha el Día Mundial de la Salud, que este año se dedica a la ciudad. Una ocasión para recordar que las ciudades y la salud pública nacieron simultáneamente y para insistir en la conveniencia de una profunda reorientación de los sistemas sanitarios que ya se planteó en la primera conferencia sobre promoción de la salud el 1986 en Ottawa. Lo que la crisis económica que padecemos hace, si cabe, más actual todavía. Los primeros asentamientos humanos estables son de hace unos diez mil años y destacan los de la bíblica Jericó, aunque el emplazamiento más antiguo es Tell es-Sultán, a unos 2 kilómetros de la ciudad actual. Sin un abastecimiento adecuado de agua potable, almacenes para conservar alimentos, un sistema de inhumación de cadáveres y procedimientos para evacuar los residuos la vida urbana no es viable. Actividades que denominamos de protección de la salud y que constituyen el núcleo de los servicios básicos de la salud pública son también, en cierta forma, de promoción de la salud.

Las ciudades y la salud pública son instituciones humanas contemporáneas. La relación se estrechará más en tiempos del imperio romano, cuando Augusto crea el primer cuerpo de funcionarios imperiales responsable del abastecimiento de agua a la urbe y de la inspección de los mercados urbanos. Mucho después, en 1848, se promulgará en Inglaterra la primera ley de salud pública, entre otras causas como respuesta a las epidemias de cólera que asolaban las grandes ciudades y que supone la asunción por parte del gobierno de la responsabilidad de protección de la salud.

Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. El entorno urbano es el medio en el que se desarrolla la mayor parte de la vida humana, por lo que las características de las ciudades ejercen una notoria influencia sobre la salud. Por ejemplo, la incidencia de las enfermedades cardiovasculares depende en buena parte de la prevalencia de HTA o de hipercolesterolemia, factores de riesgo frente a los que el sistema sanitario reacciona detectando las personas afectadas a las que a veces les proporciona información y consejos sobre estilos de vida saludables y casi siempre les prescribe medicación para controlarlos. Es una estrategia que consume gran cantidad de recursos y que lamentablemente no resulta eficiente, por el escaso cumplimiento de la medicación y la persistencia del sedentarismo o de la alimentación inadecuada, ni tampoco equitativa, dado que las personas que más lo necesitan son las que menos se benefician.

La actividad física y la alimentación son conductas difíciles de modificar sólo con información y consejos, pues están muy condicionadas por determinantes del entorno geográfico y cultural de las ciudades. De ahí la conveniencia de actuar sobre los equipamientos de los barrios, la organización del trabajo, el transporte, una alimentación más saludable o el funcionamiento familiar.

Precisamente aprovechando la ley de barrios de 2004 a la que se han acogido 117 barrios, el Departamento de Salud catalán ha iniciado un programa transversal de reducción de las desigualdades en salud en 47 de ellos, 26 de los cuales ya han establecido las prioridades de intervención en una tarea conjunta entre la población y más de 650 profesionales de los servicios sanitarios y municipales. Es un paso en el camino de adoptar políticas globales que aborden transversalmente los determinantes de la salud y del bienestar, puesto que por si solo el sistema sanitario resulta insuficiente. Conviene que la salud esté presente en todas las políticas. No se trata de medicalizar la política ni de subordinarla a los intereses y objetivos de un sector particular, sino de que la salud, entendida como una mejora de la autonomía personal y del apoderamiento social, de la cohesión comunitaria y de la vitalidad de las personas, sea uno de los ejes de la acción de gobierno junto con otros más tradicionales como el bienestar social o el crecimiento económico.

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