lunes, 4 de julio de 2011

"En salud, tratar como personas a los trabajadores es el reto de los políticos" - DiarioMedico.com

"En salud, tratar como personas a los trabajadores es el reto de los políticos" - DiarioMedico.com: "Pasando consulta a... Miguel Ángel Máñez
'En salud, tratar como personas a los trabajadores es el reto de los políticos'

Humanizar la gestión del personal. Ese es el quid de la cuestión en los servicios sanitarios, y más en tiempos de crisis. Miguel Ángel Máñez, subdirector de Recursos Humanos del Departamento de Salud Alicante-San Juan, propone lograrlo tratando como personas a los trabajadores sanitarios, un 'reto para los políticos' que se consigue escuchando mejor.


Álvaro Sánchez León | 04/07/2011 00:00


Miguel Ángel Máñez, subdirector de Recursos Humanos del Departamento de Salud Alicante-San Juan.
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Tren procedente de Alicante efectúa su entrada en Atocha, la sala de espera de Miguel Ángel Máñez en su periplo por los caminos de la innovación. Pasamos consulta a un experto en políticas de Personal con el sentido común de los que tienen los pies en el suelo y la cabeza en el futuro. En el corazón de la estación hablamos con un hombre-AVE.


¿Qué tienen de humanos los recursos humanos sanitarios?

-En una concepción basada en el conocimiento como es la sanitaria, la base son las personas y la tecnología es secundaria. El problema es que en organizaciones tan grandes se pierde la perspectiva y es muy complicado tratar como personas a tantos trabajadores, pero ése es el reto de los políticos y de las administraciones: darse cuenta de que cada trabajador aporta mucho al sistema.

Explíquelo con otras palabras para que se lo crea un médico de primaria...
-Nos falta centrarnos y hablar más con los profesionales. Explicar las cosas cara a cara, aunque al principio haya un cierto rechazo, funciona. Si hay un solo directivo para 50 equipos de atención primaria, como ocurre en Madrid, se pierde el contacto diario. Hablamos mucho de cercanía al paciente, pero tenemos que insistir en la cercanía al profesional, al que hay que contarle las cosas como son.

¿Qué miden los gestores para saber que un médico es un buen profesional?

-Por ahora, poco y mal. Deberíamos tener unos sistemas de información muy potentes para saber qué hace el médico. El problema es que, como dicen algunos autores, dime cómo mides y te diré cómo voy a actuar. Cuando medimos quién es mejor y quién es peor y además hay incentivos de por medio, algunos profesionales pueden acabar trabajando de una manera o de otra. Es muy complejo, sobre todo cuando entramos en terrenos como el del pago por la calidad del trabajo realizado, ya que la calidad puede significar cosas distintas según a quién preguntemos. Nos estamos ciñendo mucho a indicadores del estilo de estancias medias, complejidades, tasas de mortalidad... Yo creo que deberíamos adaptarnos más a indicadores que hagan referencia al día a día de las personas.

¿Sería un buen criterio medir la calidad profesional atendiendo a la relación médico-paciente?

-Sería un indicador perfecto; el problema sería cómo medirlo. Por ejemplo: tenemos dos profesionales, un doctor House y un doctor en Alaska. Los dos tienen la misma tasa de mortalidad y de calidad asistencial; sin embargo, ¿cómo puedo valorar cuál de los dos está más cerca del paciente? Encuestar al enfermo no funciona, pues muchas veces no se acuerda del nombre de su médico.

¿Para el político, cuidar al médico es un problema, una necesidad o una oportunidad?

-Ahora mismo es una oportunidad para demostrar que las administraciones se preocupan un poco por los profesionales, pero desde hace tiempo debería ser una necesidad. El problema es que el político no habla con el profesional, sino con los grupos de presión, con los representantes de los facultativos... En pleno siglo XXI todavía no nos hemos dado cuenta de que, a veces, esos órganos no representan realmente al profesional, y los políticos deberían darle voz a quien la tiene.

¿Es bueno que cada vez se hable más del SNS como una máquina y del médico como una pieza más del engranaje?


-Al final hablamos de organizaciones humanas, pero son tan grandes, con tantos protocolos y tantos sistemas de funcionamiento, que acaban siendo como máquinas. Si no cuentas con los profesionales como un engranaje más es muy difícil planificar el sistema sanitario. El Ministerio de Sanidad no pueda bajar al terreno de cada profesional, pero sí deben hacerlo los gestores, los directivos, los consejeros... Ésos son los responsables de darle un toque más humanos a la organización.

La Medicina es una profesión liberal... condicionada por miles de protocolos, indicadores, resultados, criterios economicistas...
-Si no hubiera arte y decisión personal no exisitiría esa cierta variabilidad necesaria en la práctica médica. En España hay muchos protocolos de salón y algunos se usan exclusivamente frente a problemas judiciales o de responsabilidad.

¿Ayudan los sindicatos a gestionar los recursos humanos sanitarios?


-Los sindicatos deberían darse cuenta de que no estamos en el siglo XIX. Han de cambiar de prioridades. Después de años trabajando con ellos veo que algunos piensan más en su propia supervivencia como organización que en el bienestar del trabajador, al que ven como moneda de cambio. Han de preguntar al profesional qué quiere, porque muchas veces no busca sólo un aumento de sueldo.

Favorito en la Red

Miguel Ángel Máñez (Catarroja, Valencia, 1973) estudió Económicas y Empresariales en Valencia. Inconformista e innovador por naturaleza no se contentó con un solo título. Es técnico de gestión del Insalud por oposición desde 2001, ha trabajado y 'aprendido mucho' en los hospitales de Plasencia, Mérida y Alcoy, y desde 2006 es subdirector económico y de Recursos Humanos del Departamento de Salud Alicante-San Juan.

Es una figura clave del universo virtual y de la buena salud de la blogosfera. Desde 2007 escribe el blog sobre gestión sanitaria Salud con Cosas, que cuenta, de momento, con más de 1.100 entradas publicadas y con 300.000 visitas. Es el coordinador de la Oficina 2.0 de la Agencia Valenciana de Salud. Si la palabra gurú no tuviera connotaciones que detestan los verdaderos líderes, él sería un Gurú con mayúsculas, también en sus ratos libres.

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