miércoles, 20 de julio de 2011

La interoperabilidad como prioridad del sistema sanitario :: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::

:: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::: "REPORTAJE: La interoperabilidad como prioridad del sistema sanitario

Silvia C.Carpallo

La historia clínica digital, la tarjeta sanitaria única o la receta electrónica se han convertido en objetivos de primer orden a alcanzar en la totalidad de nuestro Sistema Nacional de Salud. Para unificar estos proyectos a nivel regional, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad plantea el programa Sanidad en Línea, que además forma parte de una estrategia avalada por la Comisión Europea, para la implantación de las TIC en la Sanidad de los países miembros



Madrid (21-7-11).- La Sanidad también ha entrado en el siglo XXI y lo ha hecho porque los pacientes ya no lo son de un único sistema sanitario a nivel nacional, sino que son pacientes del mundo. Vivimos en una aldea global, en la que la gente se mueve, y si esto es así, los sistemas sanitarios han de adaptarse a este proceso. Y la primera medida para hacerlo es poder compartir datos, porque la equidad debe pasar por que, se esté donde se esté, y se vaya donde se vaya, se tenga el derecho a ser atendido de forma, como mínimo, similar. Por ello, el reto de la Sanidad en el siglo XXI es alcanzar la interoperabilidad y conseguirlo por medio de una historia clínica digital compartida. ¿El problema? Que cada región, cada país, e incluso cada continente se ha lanzado a esta aventura sin pensar en los demás. Han creado sus propios lenguajes, sus propias estrategias y sus propios códigos de información médica, que no siempre pueden ser compartidos con los del país vecino. Por ello, los ministerios de Sanidad y organismos internacionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de América Latina, o la Comisión Europea en la Unión Europea, han querido poner orden y venir a marcar pautas con programas que piensan en la interoperabilidad como un concepto mucho más amplio.

De esta manera surgen programas como el de la Alianza para el desarrollo de la Sociedad de la Información en América Latina -programa @LIS- o el Smart Open Services for European Patients, más conocido como programa epSOS. Esta iniciativa no es sino un sistema de registro electrónico de pacientes del que ya forman parte 12 países miembros de la Unión Europea, incluido España. Dicho programa, creado el 1 de julio de 2008, con una esperanza de vida de 36 meses, busca globalizar la e-Health. Con este objetivo EpSOS involucra no sólo a los propios ministerios y centros sanitarios de referencia, sino también a múltiples empresas, con el objetivo de desarrollar un marco en el que se permita un acceso seguro a la historia clínica de los pacientes y se cree un sistema de ePrescriptions, en los que las recetas sean electrónicas y las prescripciones sean informatizadas.

Las indicaciones de la Comisión Europea
La implantación de las TIC en Salud preocupa de manera global, no sólo en el ámbito europeo, sino en el entorno mundial. Con el objetivo de aunar esfuerzos e ideas se celebró en Madrid la I Reunión Internacional sobre “Salud electrónica en un mundo global: impacto de las tecnologías de la información y de la comunicación en los servicios de salud”, avalada por la Sociedad Española de Informática de la Salud (SEIS), la CEPAL, y la propia Unión Europea. Las reflexiones que han llevado a crear este foro se sustentan en que los últimos informes de la Comisión Europea muestran retos como el envejecimiento poblacional o necesidades como la descongestión de los hospitales públicos, para lo que las TIC pueden jugar un papel fundamental. Esto es así, porque el envejecimiento de la población no sólo afecta a los pacientes, sino también a los profesionales.

Según los datos aportados en este foro por Jacob Hofdijk, vicepresidente del EFMI-IMIA de Holanda, para 2025 se necesitarán un total de 450.000 trabajadores en el sector sanitario, y según las estimaciones, sólo se contará con la incorporación real de 250.000 profesionales al sistema sanitario europeo. Este déficit de profesionales puede verse contrarrestado, en parte, con la inclusión de nuevas tecnologías que permitan una mayor eficiencia y un descenso de la burocratización. Por todo ello, Francisca Rosario García, la representante de la dirección general del área de Sociedad de la Información y los Medios de la Comisión Europea, declaraba que “tenemos un sueño, que es digitalizar Europa en los próximos dos años. Nos estamos quedando atrás, tenemos que ser más competitivos, apostar más por la investigación, invertir más y mejorar la gestión y la coordinación”.

La experta exponía la línea de trabajo seguida por la Comisión, que pasaba por programas de avance en telemedicina como el European Innovation PartnerShip on Active and Healthy Ageing (AHAIP), para el envejecimiento saludable. “El trabajo hasta ahora ha sido exitoso -recalcaba Francisca Rosario García- porque se ha conseguido que la e-Health esté incluida en la agenda política de todos los estados miembros”. Conseguido este primer objetivo, desde la Comisión Europea se plantean actualmente nuevos proyectos, “el nuevo objetivo es profundizar en la tecnología de la información para cuidados más personalizados, -apuntaba la ponente- además de avanzar en Medicina preventiva”. Todo ello dependerá del cumplimiento de la Agenda Electrónica Europea, aprobada en mayo de 2010. De momento, se prevé que a finales de este año se presente el New e-Health Action Plan, que pretende renovar los programas creados desde 2004.

Los países europeos, por tanto, han ido sumándose a esta meta, cada uno con sus propias iniciativas. Holanda, según Jacob Hofdijk, plantea el llamado “plan individual del paciente”, que es una monitorización basada en sus propios factores de riesgo, y cuya información comparten el proveedor médico y el propio paciente. Las nuevas tecnologías han servido en este aspecto para que los propios pacientes puedan registrar sus datos, y además les permite compartir experiencias a través de comunidades virtuales. De esta manera, según Hofdijk, “estamos rompiendo los silos con una gestión integrada de la patología”.

En Italia, sin embargo, tal como aclaraba Giancarlo Ruscitti, representante de la CEO Fondazione Opera San Camilo, el reto ha sido afrontar una Sanidad descentralizada en diversas regiones. Por ello, la idea ha sido colocar un consorcio de forma transversal para que exista un intercambio de información. Con esta idea, se ha avanzado en aspectos como la teleasistencia en Cirugía y en la teleasistencia domiciliaria. El otro punto clave para Italia ha sido el de aunar esfuerzos con otras regiones europeas mediante programas como el Health Optimum, que ha ayudado a reforzar la formación del personal.

Por su parte, Michèle Thonnet, representante de la Delegación de Estrategia de Sistemas de Información en Salud del ministerio francés, explicaba la situación de su país. Así, su apuesta, tras la reforma sanitaria francesa, fue comenzar con la implantación de las TIC en salud en el año 2000, donde la primera estandarización de los datos se realizó sobre el sistema de informatización hospitalario. El otro gran reto de Francia, según Thonnet es el de “abordar el tema de la privacidad entre hospitales y el médico de familia”, ya que en 2002 se aprobaba en Francia la Ley Kouchnen, en la que los pacientes tenían la responsabilidad de decidir sobre si compartir o no sus datos personales. Otro gran avance, respecto a interoperabilidad de los datos, es la creación de un “dossier farmacéutico”, que incluye documentación informatizada e integrada en el sistema sobre prescripción y dispensación.

Sanidad en Línea
España, por una vez, también ha sido pionera en hacer sus deberes, y por ello, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (MSPSI) creó su propia estrategia en 2005, bajo el nombre de Sanidad en Línea. En el mismo foro de la I Reunión Internacional de Salud Electrónica, abordaba este tema Carmen Moya, directora general de la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud, que explicaba que Sanidad en Línea, no es sino “un conjunto de proyectos que comprenden una serie de iniciativas tecnológicas, algunas ya existentes, orientadas a la mejora del acceso y del uso de los servicios sanitarios por los ciudadanos, basado todo ello en un sistema de identificación fiable de los mismos”. Mercedes Alfaro Latorre, subdirectora general del Instituto de Información Sanitaria de la Agencia de Calidad del SNS, explicaba más en profundidad este proyecto dentro de este foro. Según Alfaro Latorre “este proyecto surge para ayudar a iniciativas que ya estaban en marcha en los servicios regionales de salud, para que tengan un mínimo común que les permita entenderse”. Estos mínimos se sustentan en tres pilares que son la Tarjeta Sanitaria Individual (TSI), la Historia Clínica Digital (HCD) y la Receta Electrónica.

El proyecto Sanidad en Línea comenzó con una primera fase que abarcaba de 2005 a 2008 y en que la que se invirtieron un total de 252 millones de euros, de los cuales 141 provenían de la Administración General del Estado, y 111 de las arcas de las comunidades autónomas. Uno de los pasos fundamentales de este proyecto fue el de crear un código común para todo el SNS dentro de la tarjeta sanitaria, que permitiera vincular no sólo la historia clínica digital, sino que también se nutriera de la información de la Tesorería de la Seguridad Social. “Este código nos permite vincular toda la información clínica que hay dispersa entre las comunidades autónomas (CC.AA.) para facilitar su uso clínico”, matiza Mercedes Alfaro. Igualmente, la experta explicaba que existe un índice de referencias que se sitúa en el nodo central del SNS y que deriva la búsqueda de información a los nodos de cada CC.AA., es decir que “el papel del ministerio es únicamente instrumental, es decir, de dirigir hacia donde está la información electrónica, que nunca llega a salir de la comunidad”.

Tras esta primera fase, las conclusiones del proyecto son, según los datos expuestos por la representante del MSPSI, que estos tres pilares son la clave para conseguir los alineamientos entre los proyectos autonómicos y un proyecto común del SNS. Igualmente, es necesario que se involucre la parte funcional con la parte tecnológica, lo mismo que es necesario la información y entrenamiento de los profesionales sanitarios. Actualmente, el proyecto Sanidad en Línea se encuentra en fase II, para la cual se han presupuestado 101 millones de euros, de los que alrededor de 94 millones tendrán que sufragar las comunidades autónomas. “La primera fase ha sido más de extensión, ahora es momento de que se hablen entre ellos”. El otro gran reto dentro de España es el de involucrar al sector privado. En los países desarrollados, aproximadamente el 70 por ciento de I+D+i es financiado por el sector privado, y sin embargo, en nuestro país esta cifra es bastante más inferior.

Las diversidades de las comunidades
Aunque existe una experiencia a nivel nacional, las comunidades autónomas ya habían iniciado anteriormente sus propias líneas respecto a la implantación de las TIC en el entorno sanitario. Algunas de ellas están más adelantadas, mientras que otras se han unido posteriormente a esta carrera, por lo que pese a compartir unos puntos comunes, marcados en gran parte por el propio de Sanidad en Línea, cada autonomía ha ido desarrollando sus propias innovaciones.

Posteriormente a la Reunión Internacional sobre Salud Electrónica, se celebraba el Infors@lud 2011, es decir, el XIV Congreso de Informática de la Salud, al que acudían representantes de algunas de estas autonomías. Patricia Flores Cerdán, viceconsejera de Asistencia Sanitaria de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, aportaba su reflexión según su experiencia laboral, “las nuevas tecnologías son una herramienta imprescindible para que el sistema de salud mejore no sólo en calidad sino también en sostenibilidad”. De esta manera destacaba lo que ha supuesto la creación del área única en la comunidad madrileña, en donde los sistemas de información han tenido un papel clave, “hay grandes proyectos políticos que son los que impulsan las mejoras”, explicaba Flores Cerdán. De esta manera, la libre elección del centro sanitario ha impulsado la necesidad de compartir información clínica, de dar una mayor accesibilidad al sistema a los pacientes y de crear un sistema de citación alternativa multicanal en Atención Primaria. “La cita web está disponible para el 80 por ciento de los centros de Madrid, y el futuro está en lo que serán unos quioscos de citaciones que funcionarán de manera similar a como se hace un checking en el aeropuerto”.

Luis Rosado Bretón, director gerente de la Agencia Valenciana de la Salud, explicaba, por su parte, que todas las nuevas tecnologías se han desarrollado en los últimos diez años, pero en Valencia, fue el Plan de Salud de 2007 a 2011 en el que se integraron definitivamente los sistemas de información en la Sanidad, y en la que han trabajado clínicos y gestores. Actualmente la historia clínica digital ya está implantada al 100 por cien, pero Rosado Bretón hablaba a los asistentes sobre la necesidad de evitar las duplicidades en la información, buscando una mayor eficiencia. Por todo ello, el futuro del sistema valenciano, según el experto, pasa por “reinventar el modelo de nuestra historia clínica digital, porque tenemos una gran base de datos pero las infraestructuras se han quedado antiguas”. Los proyectos en este sentido, pasan incluso por el acceso a la HCD mediante el dispositivo móvil, de manera que pueda ser consultada en cualquier parte del mundo. “La tecnología ayuda a evitar errores, conseguir la desburocratización y mejorar la calidad y la seguridad del paciente”, explicaba el ponente que añadía que se calculaba que las TIC habían ahorrado el sistema valenciano un total de 60 millones de euros anuales, que de otra forma se hubieran tenido que destinar a un aumento de plantilla, en un momento de crisis donde hay falta de recursos.

La última comunidad en dar su punto de vista era Extremadura, representada por el director gerente del Servicio Extremeño de Salud, Ceciliano Franco Rubio, que exponía la obsesión que ha supuesto en esta comunidad el integrarse a los sistemas informáticos debido a la necesidad de mejorar la comunicación, “las TIC son una oportunidad de hacer más con menos, de sacar rendimiento a equipos de trabajo sin tener que incrementar las plantillas”. Sobre cuestiones como el incremento del gasto tras la implantación de la receta electrónica, el experto reconoció que esto había sido cierto, pero que “el sistema se ha transformado y las cifras del gasto se han normalizado”. El director gerente explicaba que, además de fijarse en el envejecimiento de la población, había que fijarse en los jóvenes, que son los pacientes del futuro, y que habían nacido en un mundo tecnológico, y que por lo tanto, iban a ser más exigentes en ese aspecto con el sistema, y por ello había que seguir avanzando y no quedarse atrás en esta carrera de la salud electrónica.

Interoperabilidad, qué y cuánta
El objetivo final de todas estas iniciativas es conseguir una mayor interoperabilidad, dentro del propio hospital, entre la Atención Primaria y la Especializada, entre las diversas comunidades autónomas, o incluso entre distintos países. Pero, ¿hasta qué punto es necesaria esa interoperabilidad? ¿Es preferible compartir datos básicos como los antecedentes o es necesario compartir toda la historia clínica? ¿Es un reto asumible y una inversión coste-efectiva para nuestros sistemas en tiempos de crisis? Diversas mesas del Infors@lud pusieron sobre la mesa este tipo de dilemas, sobre los que había muchas opiniones confrontadas. En conclusión, la mayoría de ponentes que pasaron por estos debates se posicionaban a favor de que la interoperabilidad fuera una prioridad de primer orden, defendiendo que no debe ser tratada como una problemática, sino como un valor añadido que ha de ser transversal en todos los proyectos, ya que ayuda a la toma de decisiones de los profesionales, que tienen gracias a ella acceso a toda la información del paciente. La realidad es que el paciente se mueve, y que sin interoperabilidad lo que se pierde es la seguridad de éste y la calidad de la asistencia sanitaria. Igualmente, los ponentes estaban de acuerdo en que el valor real de la interoperabilidad no es sino la normalización de la información, de los códigos médicos, y para estandarizar esto, es necesario el respaldo de las instituciones. Por tanto, la pregunta pasaba a ser otra, y así lo manifestaba Juan Fernando Muñoz, subdirector general adjunto de Tecnologías de la Información en el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad: “La verdadera pregunta es cuánta interoperabilidad necesitamos y hasta qué punto según el escenario”.

“Tenemos que dar la interoperabilidad que nos pide el profesional y el ciudadano, y eso depende también del escenario”, era la respuesta a esta nueva cuestión, por parte de Carlos Gallego, de la Fundación TICSalut. Esta cuestión la matizaba Selene Indarte, gerente informática médica de SUAT SC en Uruguay, que explica que “la interoperabilidad ha de ser escalable, ahora puede que sólo se necesite a nivel interno, pero es necesario preparar el sistema para que se pueda escalar en el futuro”. Igualmente, la posibilidad de estandarizar esta información, no sólo supone un gran avance en la consulta de la historia clínica digital fuera del lugar de residencia, sino que también permite a muchos profesionales poder tener datos sobre la salud de los pacientes en una región o en un país, además de permitir tener datos manejables para poder evaluar el propio sistema. Incluso, poder conseguir lo que aun no se ha logrado, que es conectar los datos entre la Sanidad pública y la Sanidad privada.

Otro de los grandes cambios necesarios es el de conseguir involucrar a los clínicos en este proceso. Según exponía Joan Manuel Buades, representante del Servicio de Salud de las Islas Baleares, a veces se rechaza el cambio, pero hay que tener en cuenta que los clínicos están sometidos a una gran presión asistencial y a veces carecen de toda la información, y no siempre se tiene el tiempo y los recursos para pensar en lo que suponen estos cambios. Por ello pedía tiempo para que los clínicos se unan a estas iniciativas, que pueden aportar mucho a su trabajo, aunque ahora piensen “que es cargarles con más trabajo”.


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