El nuevo edificio se levanta sobre la calle Juana de Ibarbourou, al costado del tradicional. Foto: Gentileza Fundación Instituto Leloir¿Cómo se desarrollan los tejidos nerviosos y se adquieren las funciones cerebrales? ¿Qué procesos degenerativos del sistema nervioso causan el Alzheimer y el Parkinson? ¿Cómo se comportan los virus del dengue y del papiloma humano? ¿Cómo reaccionan las plantas a la luz y al estrés? ¿Se pueden controlar y utilizar en la reparación de los tejidos las células madre?
Estas son sólo algunas de las preguntas que inspiran a los científicos que trabajan en el Instituto Leloir, el centro de investigación y formación de recursos humanos que el premio Nobel de Química creó en 1947 gracias al apoyo económico de Jaime Campomar.
Hoy, seis décadas más tarde y ya con un plantel de casi 200 investigadores, entre los cuales figuran algunos de los más destacados del país, los pasillos de la tradicional sede de Parque Centenario están atiborrados de equipos y los laboratorios, superpoblados.
Fue así como nació el Parque Centenario II, un complejo que se levantó gracias al aporte filantrópico de una familia que prefiere no darse a conocer. "Comenzó a construirse alrededor de 2007 y ya está terminado -cuenta Jorge Daniele, director de Relaciones Externas de la Fundación Instituto Leloir (FIL)-. Pero, claro, ahora hay que equiparlo en su totalidad."
El nuevo edificio, en el que se invirtieron unos tres millones de dólares, se destinará principalmente a albergar instalaciones y equipos que podrán ser utilizados por todos los laboratorios, algo que en inglés se denomina facilities , y agrega unos 3000 m2 a los 6000 existentes.
Para que pueda funcionar a pleno, tendrán que dotarlo de contadores de centelleo, flujos laminares, laboratorios con niveles de bioseguridad II (donde se manejan agentes patógenos), pisos y mesadas, laboratorios de microbiología, microscopia, bioinformática, equipos de cultivo celular, congeladoras... Todos equipos indispensables, si el Leloir pretende mantenerse en la frontera de la investigación internacional.
Según Alfredo Monferré, director de Desarrollo, un cálculo aproximado indica que se necesitará entre 1.500.000 y 2.000.000 de dólares para adquirirlos.
Aunque la FIL tiene una red de alrededor de 1200 benefactores que contribuyen con aportes desde 35 o 40 pesos mensuales a través de su tarjeta de crédito, la mayor parte de esos ingresos deben invertirse en gastos corrientes (como la luz, el gas, los sueldos administrativos o los materiales de limpieza). Para hacer frente a este nuevo desafío, próximamente se darán a conocer tres spots televisivos en los que Norma Aleandro, Enrique Pinti y Mercedes Morán se suman a la campaña para reunir los fondos. Como dicen ellos: "Para que mañana, cuando tengamos un problema, no tengan que contestarnos que la ciencia no tiene respuesta".
Quienes puedan colaborar o deseen más información pueden pedirla a amonferre@leloir.org.ar o visitar la página www.leloir.org.ar ..
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