Es hora de aprender a rendir cuentas

por Rosalía Sierra | 11/11/2011 00:00

Hace años que tratan de hacer oír su voz y aportar soluciones a los problemas de sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS), pero ha tenido que producirse una crisis económica de magnitud casi catastrófica para que los economistas de la salud y los investigadores en servicios de salud empiecen a ser escuchados. A continuación van unos buenos consejos y deseos para el futuro Gobierno.

Uno fundamental, el que pide Salvador Peiró, del Centro Superior de Estudios de Salud Pública de Valencia: que los políticos "tomen decisiones informadas, basadas en evidencias". "La componente sanitaria del Estado del Bienestar está enferma y, como todo enfermo, necesita un pronóstico (diagnósticos tenemos ya bastantes). Éste tiene dos aspectos: uno fácil, el de la planificación que evita redundancias y ajusta la manga al brazo, y el difícil, el de la legitimidad. No mejorará la gestión pública sin mejorar la calidad pública de nuestra democracia, sin el fomento de la transparencia y la rendición de cuentas", declara crítico Vicente Ortún, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona.

Propone Ortún una fórmula mágica, tan sencilla en el enunciado como complicada, según parece, en la práctica: "Se trata de compaginar la citada legitimidad (implicar a profesionales y población por medio de la información y la participación) con el sentido común (carteras de servicios no mayores que en países más ricos) y el profesionalismo clínico, el que en lugar de poner el muerto sobre la mesa invoca a Cochrane para eliminar, sin que la población lo note, el 20 por ciento de grasa perjudicial en nuestro sistema sanitario".

Andreu Segura: La crisis puede aprovecharse como una oportunidad de racionalizar el sistema sanitario, que, en general, es bueno

O lo que es lo mismo, en palabras de Peiró, "buen gobierno e inteligencia para distinguir lo valioso de lo accesorio, lo clientelar de lo necesario, los intereses de algunos de los intereses de todos. Y que se olviden de esa idea peregrina de que no podemos empeorar".

Coraje
Más optimista es Andreu Segura, del Área de Salud Pública del Instituto de Estudios de la Salud de Barcelona, que pide coraje al nuevo gobierno y le sugiere "que aproveche la crisis como una oportunidad de racionalizar el sistema sanitario que, en general, me parece bueno, pero que está afectado por problemas graves como el consumo sanitario inapropiado y la iatrogenia, que si no se afrontan adecuadamente ponen en peligro su viabilidad".

Para ello es necesario tener más en cuenta a los agentes más importantes del sistema: pacientes y profesionales. En este sentido, José Joaquín Mira, de la Universidad Miguel Hernández, pide "cuidar al profesional, aumentar su motivación por y en la labor que realiza en los centros. Debemos romper la tendencia de los últimos años en la que se aprecia un alejamiento de los profesionales de trinchera de los equipos directivos".

En cuanto a los pacientes, Joan Carles March, de la Escuela Andaluza de Salud Pública, manifiesta el anhelo de que sea "todo para el paciente y con el paciente, con unos ciudadanos que realmente sean el centro del sistema, no sólo de palabra, conociendo sus expectativas, escuchándoles y haciéndoles partícipes". Por su parte, Ignacio Para, presidente de la Fundación Bamberg, cree que el propio gobierno "debe rodearse de profesionales de la gestión sanitaria, que se encarguen de manejar hospitales y centros, y que los políticos sin experiencia en gestión se dediquen a la política".

Juan del Llano: Debe usarse el sentido común aunque moleste, eliminando de la cartera de servicios todos lo que sean de bajo valor

Eficiencia al fin
Todos los deseos hasta ahora enunciados pueden agruparse en uno: cuidar el sistema, despolitizándolo y haciéndolo eficiente. Así, Juan Oliva, presidente de la Asociación de Economía de la Salud (AES), cree que la eficiencia y la equidad deben guiar todas las políticas, que la transparencia debe presidir todas las acciones y que se debe poner "mayor énfasis en la importancia de la evaluación como herramienta clave para avanzar". A su vez, Juan del Llano, director de la Fundación Gaspar Casal, lo resume: "Que se racionalice la entrada de nuevas tecnologías, que se use el sentido común aunque moleste, que no se gaste más de lo que se ingresa, que se elimine y salga de la cartera de servicios públicos todo lo que sea de bajo valor, qué se evalúen todas las políticas públicas de nuestro sector y que se promocione en la población general la importancia del autocuidado y la adopción de estilos de vida saludables".

DEBATE ABIERTO

La Asociación de Economistas de la Salud (AES) ha elaborado un documento de debate, firmado por Enrique Bernal, Carlos Campillo, Beatriz González López-Varcácel, Ricard Meneu, Jaume Puig-Junoy, José Ramón Repullo y Rosa Urbanos, donde se proponen una serie de actuaciones para que el SNS pueda hacer frente a la crisis garantizando la eficiencia, equidad y solvencia. Con ánimo de generar debate, el texto está disponible en www.aes.es, y consta de 17 recomendaciones:
-Efectividad y costes como criterios de legitimación.
-Desinvertir en lo que no añade salud.
-Montar urgentemente un Hispa-NICE.
-Prioridad clínica y transparencia en la gestión de las listas de espera.
-Reformar el inequitativo y obsoleto sistema de copagos.
-Retribuir según esfuerzos y resultados.
-Pago por resultados también a centros.
-Más y mejor salud pública.
-Una atención primaria emprendedora.
-Cambiar el foco hacia los pacientes crónicos, débiles y terminales.
-Permeabilizar las especialidades médicas para colaborar.
-Reformar el gobierno del SNS.
-Desfuncionarizar para profesionalizar.
-Profesionalizar la gestión.
-Desvelar la información para comparar.
-Evaluar experimentos de colaboración público-privada de moda.
-Ejemplaridad, honestidad y manejo de los conflictos de interés.

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