jueves, 28 de mayo de 2009
NUTRICIÓN: día nacional en ESPAÑA
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28 de mayo, Día Nacional de la Nutrición
Una buena nutrición es una de las claves para tener buena salud. De hecho, la mitad de las muertes en los países desarrollados provienen del cáncer, patologías cardiovasculares y la diabetes. Enfermedades todas ellas relacionadas con los hábitos alimenticios. Aprovechando el Día de la Nutrición, que se celebra el 28 de mayo, los expertos apuestan, una vez más, por la dieta mediterránea y la moderación.
Nekane Lauzirika
llaves conceptuales:
1. En España, más de la mitad de la población presenta un factor de riesgo cardiovascular, entre ellos la obesidad
2. La incidencia de obesidad entre los niños y los jóvenes españoles es del 14 por ciento
Madrid (28-5-2009-9.)- Son muchas las enfermedades que pueden prevenirse con una buena alimentación. También los problemas y deficiencias genéticas pueden contrarrestarse si se cuenta con una dieta equilibrada. “Cuando hablamos de nutrición estamos refiriéndonos a la prevención de patologías, fundamentalmente de las cardiovasculares y también del cáncer. Porque determinadas dietas se han asociado con algunos tipos de cáncer”. Así lo comenta el doctor José María Lobos, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Cardiovasculares de la semFYC. Este experto hace hincapié en la prevención de estas dolencias por medio de un estilo de vida saludable, sobre todo, de una dieta saludable. Éste es uno de los pilares fundamentales de la prevención de estas patologías, junto con una actividad física regular y constante y a través del abandono o no empezar a fumar.
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de muerte en nuestro país, siendo la insuficiencia cardiaca la tercera más frecuente, tras la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares, que además generan un gasto anual de 4.000 millones de euros. Aproximadamente el 1 por ciento de los mayores de 40 años sufre insuficiencia cardiaca, porcentaje que se duplica con cada década de vida, situándose en un 10 por ciento en los mayores de 70 años. Se estima que estas cifras seguirán aumentando en los próximos años debido al envejecimiento de la población. Los datos epidemiológicos son tan elocuentes como preocupantes, ya que los últimos revelan que en el Estado fallecen cada año alrededor de 121.000 personas por diferentes problemas cardiovaculares. En términos relativos, el 33 por ciento de las defunciones, de las que cerca de 55.000 son varones y 66.000 mujeres.
En España, más de la mitad de las personas mayores de 30 años presenta algún factor de riesgo cardiovascular (hipertensión, tabaquismo, colesterol elevado, diabetes, obesidad y sedentarismo). Cuando se padecen varios de ellos, a menudo se acumula un riesgo cardiovascular alto. Muchos pacientes no presentan ningún síntoma hasta que sufren el primer evento cardiovascular, por lo que la prevención es la única forma de evitar en el futuro otros problemas cardiovasculares y la mortalidad asociada. “En este sentido, lo mejor es promover la práctica de ejercicio físico regular, reducir el sobrepeso y eliminar el tabaquismo", recalca el doctor Lobos.
La obesidad, cada vez más frecuente entre la población española, incrementa el riesgo de hipertensión arterial, diabetes y dislipemia. "Aunque es en los adultos donde estas enfermedades son más frecuentes, no podemos pasar por alto la importancia de empezar a educar en salud cardiovascular desde la infancia, fomentando hábitos cardiosaludables. Es la mejor manera de vivir más y de hacerlo con más calidad de vida. En ese sentido, los médicos de familia tenemos una situación privilegiada de cercanía y accesibilidad al paciente que debemos aprovechar".
Volver a la dieta mediterránea
Este especialista se lamenta del abandono progresivo de la dieta mediterránea. Según apunta, se ha sufrido una gran paradoja, “los años de la postguerra, que no fueron de abundancia precisamente, habían colocado a la población en una situación, en cuanto a las enfermedades cardiovasculares, de privilegio con respecto a otros países. Esto era debido, sobre todo, a la dieta mediterránea. A lo que se debe añadir la frugalidad y la prudencia en el hábito del comer y del beber como consejeras ideales para la prevención de las enfermedades cardiovasculares”. Sin embargo, esa posición de privilegio se ha acabado. “Hemos acabado copiando lo malo de EE.UU. en hábitos alimenticios y lo estamos pagando. Se come mal y se hace poco ejercicio, sobre todo nuestros niños, que no se mueven de la silla”, comenta.
La actividad física ayuda no sólo a reducir el peso, sino especialmente a mantenerlo de manera correcta. “Atajar el sobrepeso o la obesidad sólo con dieta es un error. Es necesario un perfil de alimentación saludable. Y el patrón de alimentación tiene que ser para toda la vida, sin cambios bruscos sino paulatinos y duradero”, comenta el Dr. Lobos, para quien el ejercicio, “tiene que ser largo y continuado para que sea efectivo”. Lo mejor es un programa de alimentación en combinación con actividad física que dure varios meses. “De esta forma evitamos el temido efecto yo-yo de engordar y adelgazar, desastroso para las células”, añade el doctor José María Lobos.
Con respecto a la insuficiencia cardiaca, el experto de la semFYC recuerda que “requiere un abordaje continuado. Más teniendo en cuenta que un 60 por ciento de los pacientes que acude a nuestra consulta con esta patología son mujeres mayores que no han tenido costumbre de hacer ejercicio". En su opinión, el médico de familia tiene un papel clave, no sólo en la prevención activa de la insuficiencia cardiaca, sino también en la detección precoz y tratamiento del paciente, "promoviendo el seguimiento coordinado con otros facultativos del ámbito hospitalario, como cardiólogos e internistas".
El hecho de que, al menos una vez al año, el 70 por ciento de la población pase por el centro de salud facilita la realización de actividades preventivas, como tomar la tensión arterial periódicamente, medir los niveles de colesterol y controlar la glucemia en pacientes con riesgo de diabetes.
Para este experto, las estrategias para luchar contra las enfermedades cardiovasculares tienen que involucrar a los gobiernos, a los ministerios de Sanidad, Educación… enseñar a los niños en hábitos saludables es clave. Esto último se torna imprescindible, porque los médicos de Primaria en sus consultas atienden cada vez a un mayor número de niños obesos. “Se están batiendo todos los récords.
Hemos reproducido el modelo americano con una distancia de 15 ó 20 años en el tipo de alimentación y en el ritmo de crecimiento de la obesidad y la diabetes”, apostilla Lobos, al tiempo que apuesta porque en los centros educativos se incremente el tiempo que se dedique a la educación física. “Actualmente sólo tienen dos horas de ejercicio hasta los 16 años. Un cambio sustancial en este tema tendría un efecto importantísimo. Nuestros niños y niñas tienen una vida sedentaria como no lo han tenido nunca”, critica.
La obesidad, fuente de problemas
En esta misma línea de argumentación se sitúa la doctora Lucrecia Suárez, del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Esta experta va más allá y alerta que la obesidad se está convirtiendo en una pandemia en la infancia.”Hay que insistir en la importancia que tiene la nutrición en todos los seres humanos desde la infancia. La tiene en primer término para el correcto desarrollo del niño en su etapa infantil y, posteriormente, para que ese pequeño el día de mañana sea un adulto con el menor riesgo posible de tener enfermedades derivadas de una mala alimentación en su infancia. Porque hoy sabemos sin duda ninguna, que muchas de las enfermedades que se padecen de adultos, se hubieran podido prevenir con una correcta alimentación de pequeños”, explica.
Mientras que muchos niños de los países en desarrollo siguen falleciendo por problemas derivados de malnutrición, en los desarrollados el sobrepeso y la obesidad continúan siendo un problema de salud que va en aumento. La prevalencia actual de la obesidad en la población española entre los 2 y los 24 años de edad es del 14 por ciento, y cada vez va a más. Tal y como comenta, “la obesidad es un fenómeno progresivo que puede dar lugar a serias consecuencias en la salud de los niños si no se adoptan las medidas preventivas o terapéuticas necesarias”.
La doctora apuesta por educar a los niños a comer de forma razonable. “Lo ideal es que no caiga en situaciones de sobrepeso y menos aún de obesidad. Esto es sencillo de llevar a cabo con unas pautas saludables de alimentación. Los indicadores que nos vienen llegando desde hace tiempo ya nos indican que las enfermedades cardiovasculares van en aumento en adultos jóvenes como consecuencia de una incorrecta alimentación en la etapa infantil”.
La obesidad es una enfermedad crónica que ha aumentado de manera exponencial en las dos últimas décadas y que supera en frecuencia a todas las demás patologías crónicas del niño y del adolescente. A pesar de las campañas en pro de una alimentación sana, las cifras de sobrepeso y obesidad infantil están en aumento; son ya el 25 por ciento en varones y el 19 por ciento en las mujeres. En este sentido ya hay adolescentes e incluso niños que debido a una incorrecta alimentación sufren síndrome metabólico. Una vez el escolar ha llegado a este punto, “una dieta y un cambio en el estilo de vida no son suficientes para revertir la situación, sino que hay que recurrir a tratamientos complejos, incluso el farmacológico. Por ello es muy importante prevenir la obesidad y detectar pronto el sobrepeso”.
Esta especialista atribuye esta situación no sólo a la fuerte presencia de la comida basura en la vida cotidiana, sino también al cambio en los hábitos y en el estilo de vida.
Prevención desde la infancia
En opinión de la doctora Suárez, se tendría que hacer más hincapié en educar al niño desde la infancia en una alimentación saludable. Los pediatras insisten en que un niño con exceso de peso tiene mucho riesgo de convertirse en un adulto obeso. “Así como hemos conseguido reducir el número de consultas porque los padres consideraban que su hijo/a estaba delgado/a, debemos ahora poner tonos nuestros esfuerzos en concienciar a los padres sobre la importancia del sobrepeso, la obesidad y sus posibles consecuencias”, destaca la doctora.
Frente a unos efectos tan demoledores de la obesidad infantil, la actuación para sentar las bases de su prevención son tan sencillas como eficaces. Se debe promover la lactancia materna durante los 6 primeros meses y favorecerla mediante las oportunas medidas de apoyo a la maternidad; ir incorporando de forma paulatina y equilibrada los distintos alimentos sólidos con un aporte calórico diario controlado de los distintos principios inmediatos; establecer las 4 comidas principales sin olvidar la gran importancia que tiene el desayuno en la edad escolar y en la adolescencia; desaconsejar el consumo de bebidas azucaradas y refrescos; promover el consumo de verduras, legumbres y frutas; limitar la ingesta de grasas, y redescubrir la dieta mediterránea, además de promocionar y activar junto a todo esto el ejercicio físico, las actividades deportivas y el juego al aire libre en todos los niños independientemente de sus habilidades.
La obesidad infantil a largo plazo tiene múltiples consecuencias además de la enfermedad cardiovascular, como la aparición de ciertos tumores, alteraciones endocrinas y sobrecarga para el sistema osteoarticular, entre otros. Según la doctora, “la obesidad infantil va a tener las mismas consecuencias que la obesidad en adulto pero aumentadas. Un niño que es obeso desde pequeño va a estar mucho más tiempo sometiendo al organismo a todos los aspectos negativos que tiene el sobrepeso”, concluye.
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