sábado, 16 de enero de 2010
Gestión sanitaria desde la evidencia
Melchor Hoyos
Diariomedico.com
ESPAÑA
ECONOMÍA DE LA SALUD
Gestión sanitaria desde la evidencia
Que la sostenibilidad del sistema sanitario está en peligro, es sabido; que los recursos son limitados, nadie lo duda, y que la economía de la salud puede ser de gran ayuda a la toma de decisiones, se repite hasta la saciedad en los foros temáticos. Entonces, ¿por qué no se aplica más el conocimiento generado por los economistas para resolver los problemas de efectivo del sistema? Un gestor público, uno privado y un experto en investigación económica sanitaria confrontan sus puntos de vista para tratar de dar una respuesta.
Enrique Mezquita. Valencia - Viernes, 15 de Enero de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
llaves conceptuales:
1. Una de las iniciativas que ilustran el avance en el terreno de la gestión eficiente son las centrales de compra, que optimizan la negociación
2. Cuando los tratamientos aportan beneficios y son los adecuados, la relación coste-efectividad es siempre buena, incluso cuando son caros
Independientemente del contexto económico o de las características del sistema sanitario en que nos movamos, la necesidad de adoptar decisiones políticas y de gestión en este ámbito a partir de evidencias y criterios de eficiencia es una cuestión que aparentemente no admite discusión. Sin embargo, la impresión es que, en ocasiones, las decisiones adoptadas en este terreno tienen más carácter político o social que sanitario. Para los expertos, al margen de la voluntad política, el encaje de estos conceptos debe hacerse tanto a nivel micro como macro y en ambos casos la formación es esencial para asumirlos y ponerlos en práctica. Ahora, con mayor o menor fortuna, los centros y las regiones de nuestro país se encuentran en ese proceso.
Según Salvador Peiró, jefe del Área de Investigación en Servicios de Salud del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (Csisp), de Valencia, el traslado de conceptos como eficiencia o coste-efectividad debe realizarse a dos niveles: por un lado, en las grandes decisiones políticas o de gestión sanitaria de los centros, sobre todo al incorporar tecnologías, pruebas y servicios a la cartera de un sistema, y por otro, en la toma de decisiones clínicas. Respecto al primer nivel, considera que "en general, aún no están incorporados en la toma de decisiones sobre cartera de servicios, aunque remarca que "la mayor parte de los aspectos contemplados son útiles para grupos de población".
Adecuación
Señala que es fundamental "cómo enfocar los tratamientos a los grupos de pacientes en los que realmente aportan beneficios, ya que existe un importante componente de derroche si ingresamos o tratamos o actuamos sobre gente que no lo necesita o a la inversa. Pero, en general, tenemos más problemas por la vía de hacer cosas innecesarias o inadecuadas". Según Peiró, "cuando los tratamientos aportan beneficios y son adecuados para las personas, la relación coste-efectividad es siempre buena, incluso cuando son caros, ya que socialmente tenemos una alta disponibilidad a pagar por años de vida con calidad". Sin embargo, apunta Peiró, cuando el beneficio es muy pequeño y el coste elevado, habría que valorar la necesidad de realizarlo. Por ejemplo, una cuarta ecografía en el seguimiento de un embarazo apenas aporta valor, pero su coste global es importante.
A juicio de Melchor Hoyos, director gerente del Departamento de Salud Valencia-La Fe, "aunque las circunstancias de cada centro, tipo de instalación o autonomía son distintas, en general se está intentando marchar en esa línea". A modo de ejemplo, señala que "en La Fe trabajamos para aplicar todo lo disponible en la literatura sobre coste-efectividad y contamos con una comisión de medicina basada en la evidencia, que emite informes cuando se analiza la incorporación de una nueva herramienta al arsenal terapéutico o diagnóstico". Además, como centro de referencia, también introduce técnicas y tecnologías en fase de prueba y validación, permitiendo así evaluar resultados y viabilidad. Para lograr los objetivos, Hoyos considera fundamental "tanto la formación de los gestores como aplicar disciplinadamente la metodología", sobre todo teniendo en cuenta que "lo más difícil no es disponer del conocimiento, sino introducirlo en el día a día".
Por su parte, Sergio García, director gerente del Hospital Quirón Valencia, considera que una de las iniciativas que puede ilustrar el avance en el terreno de la gestión eficiente son las centrales de compra, que permiten optimizar la capacidad de negociación del sistema. "En sanidad privada se trabaja desde hace años con ellas y, por ejemplo, la Consejería de Sanidad valenciana puso en marcha hace un tiempo este mecanismo y funciona muy bien".
Dentro del ámbito de las decisiones basadas en la evidencia, uno de los principales riesgos es que supeditadas a otros aspectos menos prácticos. Peiró señala que "en ocasiones, los políticos toman decisiones basadas en la presión social o desde un punto de vista electoral", unos criterios que sí amenazan con hacer "que el sistema sea insostenible".
¿Y LOS PROFESIONALES?
Salvador Peiró afirma que "aunque el Ministerio o una consejería digan dónde va el dinero, son los médicos quienes realizan la asignación real delante del paciente, decidiendo qué pruebas piden o qué tratamiento le dan. Y como los profesionales tienen una tendencia razonable a tratar por encima de cualquier otro criterio, es difícil trasladar el concepto de coste-efectividad". En su opinión, es fundamental "trasmitir la idea de que cuando uno consume los recursos de una determinada manera, debe pensar en lo que deja de hacer por ello". Según Melchor Hoyos, la formación es clave para poder asumir estos conceptos, una situación que contrasta con el poco interés que, por ejemplo, se les presta durante la carrera de Medicina: "La organización del sistema se basa en los recursos humanos y éstos mueven unas partidas económicas impresionantes, pero durante la licenciatura hay poca preocupación por los temas relacionados con la gestión y, por tanto, se acaba convirtiendo en una faceta de nuestra labor que se obvia durante el pregrado".
En este contexto, Sergio García y Peiró, miembros del Comité Organizador de las XXX Jornadas de Economía de la Salud, que se celebrarán en Valencia entre el 22 y el 25 de junio de 2010, señalan que la productividad, la eficacia y la incentivación de los profesionales se vislumbran como aspectos básicos si se quiere garantizar la sostenibilidad y la gestión eficiente del sistema sanitario.
"Invertir e incentivar a los recursos humanos es rentable a la hora de mejorar su productividad, pero en la práctica ello supone un mayor coste económico", recuerda García. Peiró, por su parte, apunta que "la incentivación del personal en España es muy pequeña en relación con la masa salarial global, pero cualquier decisión de estas características debe de ser muy meditada, ya que el impacto es brutal y muy inmediato sobre el gasto sanitario".
Por ello, los tres coinciden en la necesidad de que la incentivación esté vinculada a indicadores de calidad asistencial que deben mejorarse, de modo que exista una relación entre el incentivo y la ganancia de salud en la población. Según Hoyos, "es importantísimo que se encuentre ligada a una productividad variable y que ésta se mida con criterios y objetivos iguales para toda la red afectada". A modo de ejemplo, señala que "en la Comunidad Valenciana existe una tradición con los acuerdos de gestión, en los cuales se establecen unos indicadores objetivos". Ahondado en esta visión, Peiró insiste en que "la calidad de la medida es tan importante como la medida de la calidad".
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