en una época de recortes económicos
Congresos médicos, una relación de amor-odio
En estos momentos los congresos científicos necesitan de la industria farmacéutica para sobrevivir. Esa dependencia despierta sentimientos encontrados entre los profesionales de la salud, que piden a la Administración que coja las riendas de su formación continua.
Alicia Serrano | 21/09/2011 00:00
La formación continuada es una obligación del médico.
Café, copas y puro. Para algunos médicos los congresos científicos que se celebran en España se podrían sintetizar en estas tres palabras. Para otros, sin embargo, son un excelente foro de intercambio de ideas. Pero, sea como sea, la mayoría coincide en tres puntos clave: las cuotas de inscripción son abusivas, hay que poner más restricciones a los trabajos que se presentan y es necesario un compromiso firme por parte de la Administración para reacreditar periódicamente al médico en lugar de dejar esa función en manos de la industria farmacéutica.
Aviso para navegantes
Los congresos sanitarios son útiles si ayudan a incentivar la investigación, facilitan el conocimiento y el intercambio de puntos de vista. ¿Pero cubren las expectativas profesionales y académicas del galeno? Diario Médico ha contado con la opinión de algunos profesionales acerca de la verdadera utilidad de estos encuentros.
- Las cuotas de inscripción de los congresos deberían amoldarse al bolsillo del médico, y mucho más en tiempo de recortes y crisis económica
En otros casos la utilidad de estos encuentros profesionales se mide en función de otros parámetros: "Son provechosos según para quién... Para los laboratorios patrocinadores, probablemente sí; para los jóvenes médicos, también, porque amplían su currículo; para los médicos mayores es una manera de presumir de sus hazañas profesionales, lo que se llama fanfarronear y blasonarse ante los compañeros a la vez que hacer relaciones sociales... Lo cierto es que para aprender, lo que se dice aprender, sirven muy poco. Hace muchísimos años que no acudo a ninguno...", resalta Carlos Jiménez Escolano, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica.
Los especialistas consultados creen que hay demasiada oferta de congresos sanitarios y que no es fácil dar con el que realmente aporta el valor añadido que buscan. También está generalizada la idea de que las cuotas de inscripción deberían amoldarse al bolsillo del médico, y mucho más en tiempos de recortes y crisis económica. "Algunos son útiles, pero probablemente no sean necesarios tantos congresos ni que se organicen con tanta frecuencia. En la mayoría de los casos las cuotas de inscripción deben cubrir alquileres de locales con precios abusivos, comidas, cenas y espectáculos. Si los congresos fuesen más reducidos, si se pudiesen seguir a través de las nuevas tecnologías, si las comidas se redujesen a tipo picnic y las cenas a una de confraternización, seguramente que los precios también podrían ser más asequibles", explica María Teresa Hernández, pediatra, delegada internacional de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN) y vocal del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
- Farmaindustria, la patronal de los laboratorios, defiende que la participación del sector en los congresos es totalmente transparente
Los profesionales se quejan de que los trabajos que se presentan en este tipo de encuentros no suelen ser novedosos y que los comités de admisión deberían ser más estrictos para garantizar que los contenidos sean realmente provechosos y se puedan aplicar en la práctica diaria. "En ocasiones son un fiasco. Anuncian a bombo y platillo que van a presentar las últimas novedades en dermatitis, por ejemplo, y luego te dicen que emplean corticoides, que es algo que sabemos desde hace cuarenta años", dice una pediatra que prefiere mantenerse en el anonimato.
De hecho, en la mayoría de estos encuentros es escasa la asistencia que tienen las sesiones de póster y comunicaciones. "La calidad y utilidad de muchos de los trabajos que se presentan es escasa. Sin embargo, los congresos científicos tienen una función muy importante: estimular que los residentes se inicien en la investigación y en la presentación de sus trabajos. Si se organizasen jornadas específicas que permitiesen esta actividad, los congresos generales deberían acotar los trabajos que admiten", dice Sotoca.
La industria farmacéutica es, para ciertos profesionales, juez y parte en los congresos. Se trata de una situación incómoda que no satisface a todos por igual y el problema del conflicto de intereses no se soluciona con decir "a mí no me influye, aunque me paguen".
La industria, al margen
En opinión de Hernández, la industria debería mantenerse al margen, aunque para ello hace falta el compromiso de la Administración. "Se podría empezar con incentivos fiscales y créditos para la reacreditación periódica del médico. De esta forma sería posible formarnos sin la financiación de este sector, reduciendo cuotas de inscripción; restringiendo congresos y espaciando su periodicidad; incentivando la participación con reducciones fiscales de las cuotas y abriendo la posibilidad de acudir a los congresos on line", dice.
En este sentido, la opinión de Farmaindustria, la patronal de los laboratorios, es tajante: "La participación de la industria en los congresos científicos es totalmente transparente y está supervisada por las autoridades sanitarias competentes. Los programas no los hacen los laboratorios, sino los comités científicos y de lo contrario sería socialmente inaceptable", explica José F. Zamarriego, director de la Unidad de Supervisión Deontológica de Farmaindustria.
A pesar de los esfuerzos de esta patronal por transmitir transparencia, algunos profesionales siguen pensando que una sociedad científica pierde toda su credibilidad al recomendar un fármaco si su fabricante ha financiado su congreso y lo ha cubierto de logotipos. Y los hay que incluso ponen en entredicho que la formación de los especialistas dependa de los congresos: "Es imposible que la industria no participe en los congresos, pero tampoco estorba demasiado. Lo cierto es que si la formación de los médicos dependiera de este tipo de encuentros estaríamos apañados", dice Jiménez.
Pero para gustos, los colores.... También hay médicos que creen que la industria debería involucrarse más en este tipo de eventos. "Presta unos servicios inestimables en la formación continuada de los profesionales, ya que cubre una laguna cuya cobertura debería tener mayor apoyo por parte del Ministerio y las Consejerías de Sanidad. El problema es que a la industria, que destina una importante dotación presupuestaria a la formación médica, se le están poniendo demasiadas cortapisas con los recortes que se le están aplicando en los últimos años por parte de las autoridades competentes", dice Roberto Pelta, adjunto de Alergología en el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
CUATRO FORMAS DE MEJORAR UN ENCUENTRO CIENTÍFICO
Roberto Pelta: "Echo de menos que no se les dé más importancia dentro de los contenidos a las Humanidades. Más allá de los conocimientos científico-técnicos, los médicos trabajamos con personas, y cuanto más amplia sea nuestra formación, mejor para que haya una buena relación con los pacientes".
Mª Teresa Hernández: "Exigiría mayor calidad e interés a los ponentes y a los participantes, desligando los congresos de la industria farmacéutica. También pediría a la Administración su implicación, como actividad de formación continuada, con permisos sustituidos para la asistencia y con bolsas de viaje e incentivos por la presentación de pósters, ponencias o la participación activa en mesas redondas y seminarios".
Carlos Jiménez: "Seleccionaría a los ponentes y las ponencias, que tendrían que estar patrocinados por una institución de garantía, como la Universidad, Academia de Medicina u otra de semejante peso científico.
Jorge Sotoca: "Los limitaría a jornadas de un día para reducir gastos y serían monográficos para profundizar en un único tema. También aumentaría los talleres prácticos y haría lo posible por facilitar la participación de los MIR en la resolución de casos clínicos.
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