pasando consulta a... JOSÉ ANTONIO BASTOS
España, un país a la vanguardia de la solidaridad
España, pese a los recortes, mantiene su nivel de compromiso social que convierte al país en la "vanguardia" de la solidaridad internacional.
A.S.L. | 20/09/2011 00:00
José Antonio Bastos, presidente de Médicos Sin Fronteras.
¿Hemos perdido sensibilidad en España contra el dolor ajeno?
-No. Al revés. Es chocante la reacción que, a pesar de la crisis, sigue teniendo el país en materia de solidaridad: al menos por medio de Médicos Sin Fronteras, las ayudas se siguen incrementado. Es posible que la crisis haya despertado la conciencia social. Los que llevamos tiempo trabajando en ese sector vemos que las poblaciones más pobres son más solidarias y más generosas. No sé si en España vamos en esa dirección, espero que no, pero es muy impresionante la cantidad de gente que está en paro o que no llega a fin de mes y que nos llama para bajar la cuota queriendo mantener su colaboración a pesar de las dificultades. Hay una epidemia de solidaridad. Un ejemplo: hicimos una tirada de un millón de pastillas contra el dolor ajeno para venderlas en tres meses y se las llevó el público en las primeras seis semanas. La respuesta de los españoles es mucho más solidaria de lo que esperábamos en estos tiempos complicados. Es admirable.
-No. Al revés. Es chocante la reacción que, a pesar de la crisis, sigue teniendo el país en materia de solidaridad: al menos por medio de Médicos Sin Fronteras, las ayudas se siguen incrementado. Es posible que la crisis haya despertado la conciencia social. Los que llevamos tiempo trabajando en ese sector vemos que las poblaciones más pobres son más solidarias y más generosas. No sé si en España vamos en esa dirección, espero que no, pero es muy impresionante la cantidad de gente que está en paro o que no llega a fin de mes y que nos llama para bajar la cuota queriendo mantener su colaboración a pesar de las dificultades. Hay una epidemia de solidaridad. Un ejemplo: hicimos una tirada de un millón de pastillas contra el dolor ajeno para venderlas en tres meses y se las llevó el público en las primeras seis semanas. La respuesta de los españoles es mucho más solidaria de lo que esperábamos en estos tiempos complicados. Es admirable.
Las televisiones han convertido las tragedias en reality shows. ¿Qué es una guerra vista con ojos de médico al pie del cañón?
-Horrible, horrible, horrible, horrible. Las guerras vistas de cerca tienen menos de bombas y mucho de sufrimiento callado puro y tristeza constante por la pérdida de la gente querida. Tienen mucho de miedo, que acompaña a demasiadas personas a lo largo de toda su vida.
¿Y cómo ve un médico que gran parte de la sociedad española vea las epidemias y las crisis sanitarias que trascienden nuestras fronteras como si fueran un drama fabricado en Hollywood?
-¿Está seguro? Hay medio millón de españoles que intentan hacer algo, al menos desde Médicos Sin Fronteras. Y seguramente haya otros tantos que ayudan desde Cruz Roja, Cáritas, Manos Unidas... Yo no sería tan radical. Creo que en España somos más sensibles de lo que pensamos a lo que pasa a nuestro alrededor. También somos muy sensibles al fútbol y otras cosas, pero he vivido muchos años fuera de España y me está resultando muy agradable reencontrarme con esta población. Hay algo muy bueno aquí de lo que no terminamos de darnos cuenta. Es muy esperanzador. Hay mucho de reality shows, como vimos con el terremoto de Haití, pero estoy convencido de que hay muchas personas que entonces no llegaron a fin de mes para colaborar con los damnificados de esta catástrofe. Hay mucha tele, pero seguimos estrujándonos el bolsillo.
- Las guerras vistas desde cerca tienen menos de bombas y mucho de sufrimiento callado puro, tristeza y miedo
-Hasta hace un año sí, pero ahora empieza a haber síntomas preocupantes. España siempre ha estado a la vanguardia de la solidaridad internacional. Con Haití, por ejemplo, la conducta de nuestro país fue ejemplar.
¿La ayuda a la cooperación depende de los colores políticos de un Ejecutivo?
-Yo creo que es una cuestión de interés general de todo el país. De todas formas, llevo tiempo fuera de España y no me acabo de enterar de lo que pasa aquí con los colores políticos.
¿Hay incertidumbre sobre el futuro de las ayudas con un cambio político en La Moncloa?
-No tengo ni idea. Sólo sé que los recortes pesan incluso con el mismo Gobierno.
En la sanidad humanitaria, ¿se mira más a enfermedades que a enfermos?
-No.
¿Qué le parece que España sea líder en exportación de médicos de países en vías de desarrollo?
-Hay países en los que, proporcionalmente, hay más médicos extranjeros, como es el caso del Reino Unido y de Australia. Este tema pone de manifiesto la tensión entre las necesidades sociales del país y la libertad del individuo para elegir su futuro. El truco sería pensar, trabajar y mejorar las circunstancias que desencadenan esta emigración y hacer un esfuerzo para que, por ejemplo, la vida de un médico de Haití sea tan atractiva como la de un médico en España.
¿Se nota que faltan médicos autóctonos en los países por los que usted ha pasado?
-Sí. Cuando la gente quiere salir, los que tienen una profesión tienen más posibilidades de marcharse. Aun así, en Chechenia, en Bolivia y en Afganistán he conocido a bastantes médicos que han renunciado a ofertas importantes fuera por quedarse en sus países y ayudar a su gente.
Historia Clínica
Cuando un entrevistado se siente incómodo hablando de sí mismo es que está muy sano. No es un gurú de la Medicina fashion ni un icono de lo rentable que resultan algunas especialidades. Llano y sencillo, pero con los bolsillos cargados de humanidad. En su curriculum aparecen miles de pacientes desconocidos a los que ni siquiera él ha podido llamarles por sus nombres. Catedrático de Medicina Basada en la Atención Desinteresada. Si no fuera médico su talante de servicio llamaría mucho más la atención en la sociedad de los plus de productividad. Cercano. Reacio al conflicto, harto de tanto odio y tensiones incomprensibles. No es un martillo de herejes contra los que prefieren la hamaca o el sofá, pero su ejemplo martillea las conciencias más dormidas. No se siente un supermédico ni una superpersona. Es de los que sólo tiene adjetivos superlativos para hablar de los demás.
Es el cabeza de una familia inmensa pero insuficiente de profesionales sanitarios que han entregado su vida laboral por algo más que una buena causa. Él es la cara discreta de un ejército de paz en la sombra que ve la rentabilidad en otros términos. A ellos les llenan otros valores, pero siguen siendo de carne y hueso.
Trabajan entre gente cuya dignidad está siempre en entredicho y utilizan su libertad para hacer el mundo un lugar más sostenible. Hombres que ayudan a otros hombres sin pedir nada a cambio. No es un cuento de Walt Disney ni una poesía encantadora. En la dura vida que nunca será un plató de confort, ellos vendan la tragedia.
En pocas palabras
¿Qué titular sobre salud le gustaría ver pronto en los medios?
Confirmada la vacuna contra el sida.
Una propuesta sanitaria para que se incluya en los programas electorales de todos los partidos políticos...
Garantizar que todos los españoles tendrán acceso a una asistencia médica de calidad y que si la crisis aprieta, las administraciones no recortarán esta partida. Y que no se olviden que, en otros países del mundo, con poco dinero, se puede ayudar muchísimo y vale la pena hacerlo.
¿La enfermedad de la sociedad española?
No lo sé. Yo tenía mis prejuicios, pero se me han deshecho después de contemplar la oleada de solidaridad que veo. Estoy muy optimista con la sociedad española.
¿Y su gran arsenal terapéutico?
Los españoles, en todas sus variedades...
¿Su diagnóstico y tratamiento de la crisis económica, social y de valores que sufre el país...?
Creo que se está reactivando la conciencia social. Si hay una crisis de valores, no afecta a todos por igual. No soy especialista en economía, pero creo que la especulación financiera pura es lo que nos ha llevado a esta situación y espero que hayamos aprendido algo.
¿Su médico de referencia?
Dos: Santiago Aréchaga, tutor e internista del Ramón y Cajal, médico humanista de los que ya no hay, que nos enseñó en su día a ver al ser humano en su integridad, y Rogelio López Vélez, mi maestro en Medicina Tropical y amigo, otra persona que desborda profesionalismo y humanidad.
España, un país a la vanguardia de la solidaridad - DiarioMedico.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario