Todo un logro, especialmente si se tiene en cuenta que entre nosotros nunca se vio con muy buenos ojos mezclar la ciencia y los negocios... Hace dos años, cuando la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN) empezaba a actuar, un cálculo informal arrojó un saldo de alrededor de media centena de nanotecnólogos en todo el país. La última encuesta del Ministerio de Ciencia y Tecnología registró cerca de 400. Pero más importante aún es que, gracias al impulso decidido de este organismo, que la considera una de sus áreas prioritarias y está distribuyendo 30 millones de dólares (en subsidios del Fondo Argentino Sectorial) a consorcios público-privados para nuevas tecnologías, ya hay varios proyectos evaluados por expertos internacionales en marcha.
Abarcan áreas que van desde el desarrollo de inmunobiosensores que permitirán hacer diagnósticos precisos, económicos y rápidos de enfermedades como la brucelosis o el Chagas, ¡y que podrían miniaturizarse para hacerlos descartables!, hasta nanoarcillas para paragolpes de autos o superficies nanoestructuradas con propiedades absolutamente diferentes de las que tienen en su versión macroscópica. Con su programa "presemillas", la FAN también está estimulando las buenas ideas: sus autores pueden recibir hasta 20.000 dólares (y un coach o asesor que los ayude a buscar inversores de riesgo) para convertirlas en un prototipo. Con tantas lamparitas encendidas, parece que los científicos se pusieron las pilas.
nbar@lanacion.com.ar
Twitter: @norabar.
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