“Los médicos de Atención Primaria, en la práctica diaria, cada vez valoran más el riesgo cardiovascular de una forma general” según expertos del CEIPC
Madrid (30/09/2011) - Silvia C.Carpallo
Las IV Jornadas científicas del CEIPC han recopilado conclusiones como que los médicos cada vez realizan una valoración del riesgo cardiovascular global y no por factores aislados, que existen importantes barreras como la presión asistencial para hacer labor preventiva, o que la publicidad influye negativamente en la alimentación infantil
El Comité Español Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular (CEIPC) ha celebrado sus IV Jornadas científicas en el Ministerio de Sanidad para presentar los últimos datos de estudios como ENRICA o EURIKA, además de plantear cuál es la situación actual, sobre todo en Atención Primaria, en la labor que los médicos realizan en cuanto prevención cardiovascular y en las dificultades que se encuentran para ello.
"Lo que hemos hecho en este estudio sobre las barreras en la aplicación de las guías de prevención, ha sido detallarlas a través de la opinión de los médicos (1.400 en toda España), y así evaluar las dificultades y las barreras que pueden existir desde el punto de vista de la práctica clínica real", explicaba a la prensa José María Lobos, coordinador científico del CEIPC. "Las conclusiones son que, por un lado, la parte positiva es que los médicos de Atención Primaria en la práctica diaria cada vez valoran más el riesgo cardiovascular de una forma general, es decir, no se valoran los riesgos por separado, la obesidad por un lado, la hipertensión por otro, sino que cada vez se tiene más en cuenta el riesgo cardiovascular global". De hecho se calcula que si en datos anteriores la cifra de médicos que realizaba esta valoración era en torno a un 20 o un 40 por ciento, actualmente está en torno a un 60 y un 80 por ciento.
Según valora Lobos, esta nueva forma de evaluación del riesgo cardiovascular plantea nuevos paradigmas, "tú puedes tener determinados pacientes que ya son resistentes a modificar un factor de riesgo, por ejemplo un adicto al tabaco, pero sin embargo esta herramienta te permite actuar sobre otros factores de riesgo de forma más intensiva".
En cuanto a cuáles son las principales barreras que encuentran los médicos de Atención Primaria a la hora de realizar una labor preventiva, el coordinador científico explica que "principalmente el problema es la sobrecarga asistencial, y más en tiempos de crisis". Esta idea se refuerza debido a que desde la gerencia se favorece que se resuelva la atención a demanda, y esto produce una merma en el tiempo dedicado a actividades programadas, lo que "daña de lleno a las actividades preventivas, que exigen, no mucho tiempo, 5 o10 minutos delante de cada paciente, y se sabe que todo esto es rentable y además se sabe que la intervención del médico es eficiente, pero a medio y largo plazo, y desgraciadamente a los políticos les interesa resolver los problemas a corto plazo."
La situación actual por tanto, tal y como apunta Miguel Ángel Royo-Bordonada, coordinador técnico del CEIPC, es que "estamos observando en los últimos años que hay una reducción en las tasas ajustadas de mortalidad cardiovascular, pero tenemos una epidemia de obesidad, y si este factor de riesgo no se controla adecuadamente, los pronósticos más pesimistas indican que podría incluso perderse esta tendencia positiva de reducción de las tasas de mortalidad". Así, desde su perspectiva "la labor del CEIPC es seguir difundiendo las guías y contribuir a aumentar la aplicación y la implementación de las mismas, ya que todavía hay margen de mejora sobre todo en los factores de riesgo clásicos como las disglucemias, hipertensión arterial, la diabetes, etc."
La influencia negativa de la publicidad en la infancia
Otra de las iniciativas que ha tenido la CEIPC ha sido realizar un estudio de evaluación de la publicidad alimentaria bajo el código PAOS. La primera conclusión, según Royo-Bordonada es que "este código no regula la frecuencia de exposición, y es una deficiencia, las recomendaciones de la OMS de que hay que regular la publicidad son muy claras en este sentido". Igualmente se ha observado la importante incidencia de ciertas técnicas poco éticas, como la utilización de personajes famosos en los anuncios o la venta de ideas de ser mejor o de conseguir ciertos beneficios consumiendo dicho producto, que incluye directamente y de forma negativa en los niños.
Más allá de todo ello, traducido en datos, "hemos observado que el 50 por ciento de los anuncios no cumplían las normas, y que el 60 por ciento de los anuncios alimentarios son de alimentos no saludables, ricos en azúcares, grasas o sal, y que este porcentaje es incluso mayor inclusión en los horarios de protección reforzada".
"Lo que hemos hecho en este estudio sobre las barreras en la aplicación de las guías de prevención, ha sido detallarlas a través de la opinión de los médicos (1.400 en toda España), y así evaluar las dificultades y las barreras que pueden existir desde el punto de vista de la práctica clínica real", explicaba a la prensa José María Lobos, coordinador científico del CEIPC. "Las conclusiones son que, por un lado, la parte positiva es que los médicos de Atención Primaria en la práctica diaria cada vez valoran más el riesgo cardiovascular de una forma general, es decir, no se valoran los riesgos por separado, la obesidad por un lado, la hipertensión por otro, sino que cada vez se tiene más en cuenta el riesgo cardiovascular global". De hecho se calcula que si en datos anteriores la cifra de médicos que realizaba esta valoración era en torno a un 20 o un 40 por ciento, actualmente está en torno a un 60 y un 80 por ciento.
Según valora Lobos, esta nueva forma de evaluación del riesgo cardiovascular plantea nuevos paradigmas, "tú puedes tener determinados pacientes que ya son resistentes a modificar un factor de riesgo, por ejemplo un adicto al tabaco, pero sin embargo esta herramienta te permite actuar sobre otros factores de riesgo de forma más intensiva".
En cuanto a cuáles son las principales barreras que encuentran los médicos de Atención Primaria a la hora de realizar una labor preventiva, el coordinador científico explica que "principalmente el problema es la sobrecarga asistencial, y más en tiempos de crisis". Esta idea se refuerza debido a que desde la gerencia se favorece que se resuelva la atención a demanda, y esto produce una merma en el tiempo dedicado a actividades programadas, lo que "daña de lleno a las actividades preventivas, que exigen, no mucho tiempo, 5 o10 minutos delante de cada paciente, y se sabe que todo esto es rentable y además se sabe que la intervención del médico es eficiente, pero a medio y largo plazo, y desgraciadamente a los políticos les interesa resolver los problemas a corto plazo."
La situación actual por tanto, tal y como apunta Miguel Ángel Royo-Bordonada, coordinador técnico del CEIPC, es que "estamos observando en los últimos años que hay una reducción en las tasas ajustadas de mortalidad cardiovascular, pero tenemos una epidemia de obesidad, y si este factor de riesgo no se controla adecuadamente, los pronósticos más pesimistas indican que podría incluso perderse esta tendencia positiva de reducción de las tasas de mortalidad". Así, desde su perspectiva "la labor del CEIPC es seguir difundiendo las guías y contribuir a aumentar la aplicación y la implementación de las mismas, ya que todavía hay margen de mejora sobre todo en los factores de riesgo clásicos como las disglucemias, hipertensión arterial, la diabetes, etc."
La influencia negativa de la publicidad en la infancia
Otra de las iniciativas que ha tenido la CEIPC ha sido realizar un estudio de evaluación de la publicidad alimentaria bajo el código PAOS. La primera conclusión, según Royo-Bordonada es que "este código no regula la frecuencia de exposición, y es una deficiencia, las recomendaciones de la OMS de que hay que regular la publicidad son muy claras en este sentido". Igualmente se ha observado la importante incidencia de ciertas técnicas poco éticas, como la utilización de personajes famosos en los anuncios o la venta de ideas de ser mejor o de conseguir ciertos beneficios consumiendo dicho producto, que incluye directamente y de forma negativa en los niños.
Más allá de todo ello, traducido en datos, "hemos observado que el 50 por ciento de los anuncios no cumplían las normas, y que el 60 por ciento de los anuncios alimentarios son de alimentos no saludables, ricos en azúcares, grasas o sal, y que este porcentaje es incluso mayor inclusión en los horarios de protección reforzada".
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