viernes, 23 de septiembre de 2011

Urgencias, especialidad justa y necesaria - DiarioMedico.com

tribuna de germán lloret, urgenciólogo

Urgencias, especialidad justa y necesaria

Al margen de los argumentos docentes, la aprobación de la especialidad de Urgencias mejoraría la eficiencia de estos servicios hospitalarios y la calidad asistencial que se brinda a los pacientes. El autor afirma que la oposición de Familia a la especialidad responde al temor de que sus MIR dejen de tener la salida laboral que no encuentran en los centros de salud.

German Lloret. Urgenciólogo   |  23/09/2011 00:00

 
Soy urgenciólogo. Así, sin comillas, porque creo que ya es tiempo de quitárselas. Soy y me siento especialista en Urgencias desde hace ya más de 20 años y me importa bien poco lo que opinen los políticos. En nada va a cambiar mi trabajo, con o sin especialidad. Así que no sé (o, mejor dicho, sí que lo sé) a qué viene tanto miedo y tanto revuelo por parte de Medicina de Familia por que se cree una nueva especialidad. Esta tribuna es en respuesta a la opinión que daban en este periódico sobre la especialidad de Urgencias dos médicos de Familia: Alba Riesgo, coordinadora de Urgencias de Semfyc, y Albert Planes, que se define como médico de Familia, aunque también es expresidente de Semfyc y de la Camfyc. Ahora quiero dar yo mi versión y decir las cosas claras, lo mejor que pueda y sepa.

Soy urgenciólogo porque trabajo en el servicio de Urgencias de un hospital desde hace 27 años. En aquella época Urgencias era despreciado por el resto del hospital ("la puerta"). Nadie quería trabajar allí, y nos dejaban hacer pocas cosas, aunque ahora no hay limitaciones. Urgenciólogo es todo aquél que trabaja (por convicción, no por conveniencia) en Urgencias. Me da lo mismo que antes fuera intensivista, internista, médico de Familia o médico general. Lo importante es que, una vez que dé el paso, se convierta en urgenciólogo.
  • "Una solución algo drástica, pero justa para los pacientes de verdad urgentes, es devolver a los centros de salud a los clasificados como no urgentes para que los vieran sus médicos de Familia"
Otro problema cuando leemos noticias en prensa es que se habla por boca de hospitales grandes o urbanos (con plétora de especialistas y residentes durante las guardias) y no se oye la voz del médico que trabaja en hospitales más pequeños o comarcales, en peores condiciones (perfectamente dotados de material y aparataje, pero que no disponen de especialistas y apenas cuentan con algún residente de Familia en las guardias), y a quienes voy a intentar representar, ya que la mayor parte de mi vida laboral la he pasado en un gran hospital comarcal.

Pongamos las cartas boca arriba: señores médicos de Familia, a ustedes no les ha importado nada la medicina de Urgencias desde tiempos inmemoriales hasta hace unos 8 ó 10 años, cuando súbitamente se ha convertido en un puesto de trabajo que les apasiona. Pues no. Lo siento, pero no cuela. Se equivocaron al elegir su especialidad en el MIR, que es de ámbito puramente extrahospitalario desde su creación. Lean el Real Decreto 2015/1978, de 15 de julio, y el Real Decreto 3303/1978, de 29 de diciembre, en los que queda claramente demostrado que su lugar de trabajo es la atención primaria.Si ahora muestran interés por nuestro servicio es porque puede convertirse en una salida para sus residentes que no acaban de encontrar plaza en los distintos centros de salud de la zona. Y no hay más verdad; reconózcanlo de una vez.
  • "Urgenciólogo es todo aquél que trabaja en Urgencias. Da lo mismo que antes fuera intensivista, médico de Familia o internista. Lo importante es que, una vez que dé el paso, se convierta en urgenciólogo"
Contestando a Alba Riesgo, coordinadora de Urgencias de Semfyc, miembro de Semes, y que creo que trabaja en Urgencias, empezaré diciendo que aunque esta carta es a título personal, y que, por tanto, no represento a ningún colectivo (excepto al de todos los que se sienten urgenciólogos), yo también soy socio de Semes: exmiembro de su junta directiva en la Comunidad Valenciana; organizador de congresos nacionales e interprovinciales de la sociedad; exjefe de un servicio de Urgencias, con nombramiento oficial, hasta mi accidente, y colaborador activo del equipo directivo del hospital, donde algo aprendí de gestión. Actualmente soy el vocal de Urgencias del Colegio de Alicante, aunque repito que hablo en mi propio nombre.

No sé en qué hospital trabaja, pero en los que yo conozco le aseguro que ningún médico que termine su residencia como internista o como intensivista está dispuesto a trabajar luego en Urgencias. Es más, ni siquiera los médicos de Familia recién formados en los últimos años (condiciones de trabajo, miedo, responsabilidad...). Es cierto que los residentes de Familia pasan gran parte de su tiempo en Urgencias, y que ven tratar a muchos enfermos, pero sólo tratan a unos pocos. Puede que tengan los conocimientos suficientes, pero no es lo mismo saber que hacer. En cada promoción de MIR de Familia sólo había uno o dos que en sus primeros meses sabían que eso era lo que les gustaba, y acababan su residencia siendo urgenciólogos. Luego había otro grupito que venían pidiendo algún contrato de verano meses antes de acabar... Estos no eran urgenciólogos. ¿Capta la diferencia?

Soluciones de consenso
Es cierto que una gran parte de los pacientes no son urgentes (aunque este hecho cambia mucho si es un hospital grande o pequeño, urbano o rural, las distancias...). El problema de que acudan casos no urgentes a los servicios hospitalarios de Urgencias no es culpa nuestra. Nosotros no los llamamos, vienen solos o, en muchos casos (demasiados en mi opinión), remitidos por su médico de Familia (con volante o sin él ). Tal vez si no existiera cita previa en primaria muchos de esos casos no acabarían en el hospital.

De todos modos, puesto que ambos opinamos que ese tipo de patologías podrían ser atendidas perfectamente por los médicos de Familia, y puesto que disponemos de sistemas de clasificación de pacientes (triage) que detectan a los pacientes que no deberían haber acudido al servicio de Urgencias (restando tiempo para los casos más urgentes), se me ocurren dos soluciones (cuya implantación podría estudiar la Administración): la primera es que, dado el interés de su colectivo por integrarse en el nuestro, a partir de ahora, diariamente, fueran a los servicios de Urgencias uno, dos o más médicos de Familia para atender a estos pacientes no urgentes, que, en realidad, deberían haber acudido a sus centros de salud. La segunda, algo más drástica, pero igual de eficiente y justa para los pacientes realmente urgentes, es que se devolviera a sus centros de salud a los clasificados como no urgentes, directamente, para que fueran vistos por sus respectivos médicos de Familia, aunque hubiera que saltarse la cita previa. Este invento suyo no funciona. La población no lo entiende y no lo acepta, y por ello aumenta la demanda asistencial en los servicios hospitalarios de Urgencias.

Para los casos emergentes ya estamos los urgenciólogos. Normalmente no necesitamos ayuda de nadie más, porque es nuestro trabajo diario. No somos "intermediarios" de nadie, doctor Planes. "Más sabe el diablo por viejo que por pellejo", y no necesitamos ningún área de capacitación específica (ACE).La ventaja de la especialidad es que habrá residentes de Urgencias que, desde el primer día de su residencia, estarán enfocados y dirigidos a trabajar en ellas, y dentro de unos años comenzaremos a tener muy buenos urgenciólogos.Para los que ya somos urgenciólogos no cambia nada: seguiremos haciendo el mismo trabajo que ahora, quizás con un poco más de reconocimiento. No le tengan tanto miedo a la especialidad, porque a ustedes no les afecta en nada.Por último, creo que de gestión sanitaria sé bastante más que usted, y le aseguro que el hecho de poder formar MIR de Urgencias a corto plazo mejorará enormemente la calidad asistencial a los pacientes, y, si ustedes aplican las medidas antes comentadas, además disminuirá la carga asistencial. Pero eso ya es tarea de ustedes.

Problema terminológico
En cuanto a la sarcástica carta del expresidente de Semfyc, que se ríe de nuestra especialidad sin decirlo claramente (¿es un sueño, un cuento?), le diré que yo también podría ironizar sobre su especialidad, pero no lo haré. Aunque en el diccionario "prisa" es sinónimo de rapidez, en la práctica significan cosas muy diferentes. Yo procuro no actuar ni decidir con prisa, sino rápido. Usted, en su consulta, es posible que se pueda permitir el lujo de "disfrutar de cada instante, saboreándolo con sosiego, pensando bien las cosas, meditándolas y valorándolas con cuidado antes de decidir". Tenga en cuenta que nuestras especialidades son distintas y, por tanto, nuestras formas de trabajar también. Pero que le quede claro que, si usted hace todas esas cosas que dice antes de tomar una decisión, yo lo hago cinco veces más que usted y, además, cinco veces más rápido (yo puedo permitirme perder un minuto, pero no dos, porque el paciente se muere), pero jamás lo hago con prisas, sino sosegadamente y valorando muy mucho cada decisión que tomo.

Sobre las distintas absurdas "subsubespecialidades" de Urgencias que usted se inventa, criticando algo que no le atañe en absoluto, huelgan comentarios. Su carta es una crítica de principio a fin contra los médicos que trabajamos en Urgencias, lo que es insultante e intolerable.

Ojalá llegara a ocurrir aquí lo que cuenta de ese ¿imaginario? país cercano, donde "predominan los excelentes generalistas". Lo de "intermediarios" (en referencia a los urgenciólogos), sobra, porque es ofensivo para nuestro quehacer diario.

En cuanto a lo de crear nuevas especialidades (en clara referencia a la nuestra), "aunque sean absurdas" (absurda me parece su opinión), "aunque sea incluso peligroso para la salud de los ciudadanos", (y por fin coincidimos) "no acabarán con nosotros, porque nuestros valores son muy profundos, nuestra misión demasiado importante, y nuestra convicción especialmente intensa". La suya, la nuestra (la de los urgenciólogos) y la de todos los médicos.

"Y seguiremos, con ilusión, perseverancia, serenidad y sosiego". Amén. Espero que así lo hagamos todos los que nos dedicamos al sacrificado y mal recompensado trabajo de la medicina.
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