domingo, 13 de noviembre de 2011

"Dicen que aborté. Entonces, ¿a qué bebé amamanté tres días? · ELPAÍS.com

REPORTAJE: VIDAS ROBADAS

"Dicen que aborté. Entonces, ¿a qué bebé amamanté tres días?

Ana Cano dio a luz un niño en la clínica San Ramón en 1963. En el Registro Civil consta que murió al nacer. Ella cree que se lo robaron

J. DUVA Y N. JUNQUERA 13/11/2011
 
Juan Hidalgo y Ana Cano, con sus hijos
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Juan Hidalgo y Ana Cano, arropados en su casa de Getafe (Madrid) por sus hijos María, Trinidad y José Miguel.- GORKA LEJARCEGI
 
 
Ana Cano, hoy ya octogenaria, está convencida de que le robaron a su hijo a los tres días de haberlo traído al mundo en el sanatorio San Ramón de Madrid. Ocurrió hace 48 años. Un día de Navidad, una enfermera se lo llevó y regresó a los 15 minutos diciendo que el bebé había muerto. "Pasé todo el embarazo bien. Desde el centro de salud de Vallecas me mandaron a la clínica San Ramón, en el paseo de La Habana. Di a luz a mediodía del 22 de diciembre de 1963. Cuando me dijeron que mi niño estaba muerto, exigí ver a un médico y monté tal lío que me amenazaron con llamar a la policía. Jamás nos dejaron ver el cadáver".
       
      "Nunca vimos el cadáver. Dijeron que el sanatorio se encargaba de todo y que, además, el niño ya había sido bautizado"

      "La sociedad está enferma si no reacciona ante ese espantoso comercio", afirma la presidenta de SOS Bebés Robados

      Juan Hidalgo Soriano y Ana Cano Navarrete ya habían sido padres con anterioridad. El 22 de diciembre de 1963 lo fueron por segunda vez. Es imposible que pudieran equivocarse de fecha. Y sin embargo, en el Registro Civil consta una certificación en la que el doctor José Félix Ibáñez rubrica que el 25 de diciembre atendió en el parto a esta mujer y que esta dio a luz a un feto masculino, de un tiempo aproximado de nueve meses, "cuya muerte se produjo antes del alumbramiento". A lo que Ana replica con un argumento apabullante: "Si esto hubiera sido así, ¿cómo es posible que yo tuviera en mis brazos a ese bebé durante tres días? La última vez que lo vi fue cuando le estaba dando de mamar y una enfermera vino y se lo llevó".

      El día de Nochebuena le pusieron a firmar unos papeles en blanco. Ella se negó a hacerlo. "Los escondí debajo del colchón. Al día siguiente descubrí que no estaban. Mi compañera de habitación me contó que una enfermera me los había quitado mientras dormía. ¿Qué serían aquellos papeles que quería que firmase?", se pregunta ahora, convencida de que tal vez querían engañarle para que estampara su rúbrica a esos documentos autorizando que el crío fuera dado en adopción.

      A Ana llegaron a colocarle un vigilante a la puerta de su habitación para evitar que armase jaleo o protestase. Tenía la sospecha de que su hijo había muerto porque le habían administrado algún medicamento incorrecto o bien porque había sufrido un golpe letal tras caérsele accidentalmente al suelo a algún empleado. La compañera de habitación llegó a comentarle que en ese sanatorio sucedían "cosas raras" y que solían morirse muchos niños.

      "Nunca vimos el cadáver. Pedimos que nos lo dieran para enterrarlo, pero nos lo impidieron diciendo que el sanatorio se encargaba de todo y que, además, el niño ya había sido bautizado. Nos opusimos. Replicamos que nuestro deseo era enterrarlo nosotros. No queríamos un entierro de caridad. Mi marido trabajaba en la fábrica de camiones Barreiros y no teníamos problema de dinero. Pero todo fue en vano", recuerda.

      Manuel Torres Iribarne, director de Cementerios de Madrid, ha entregado a la familia Hidalgo Cano un certificado en el que consta que "un feto masculino de Juan y Ana" fue inhumado en una sepultura temporal del camposanto de la Almudena el 27 de diciembre de 1963 y que los restos fueron llevados al osario común el 5 de abril de 1974. Pero eso no convence al matrimonio ni a sus hijos José Miguel, María y Trinidad, que se han volcado en una incansable investigación.

      "En enero pasado, una chica y un chico me confundieron con otra persona cuando yo estaba en una discoteca. Cuando les aclaré su error, me dijeron: ¡Pues hay que ver cómo te pareces...! Luego he intentado localizar a esa pareja, pero sin éxito", explica José Miguel, quien sospecha que esa otra persona con la que fue confundido puede ser su hermano muerto.

      La familia presentó denuncia ante la Fiscalía de Madrid el pasado 2 de septiembre, y el 10 de octubre prestó declaración. Sin embargo, resulta difícil esperar resultados, ya que el sanatorio San Ramón cerró sus puertas hace 30 años, y su director, el doctor Eduardo Vela Vela, afirma que destruyó toda la documentación. Esa clínica fue hasta 1982 una auténtica fábrica de bebés de la que salieron centenares de menores que fueron dados en adopción en España y el extranjero.

      Una batalla similar a la de Ana Cano es la que Soledad Monzón mantiene con la justicia tratando de aclarar qué fue del hijo al que trajo al mundo el 11 de enero de 1980 en el hospital Francisco Franco de Madrid (actual Gregorio Marañón). El caso de Soledad también tiene paralelismos con el de Ana: en el Registro Civil consta que alumbró a un niño que nació muerto, pese a que ella asegura que lo vio vivo antes de que se lo llevaran. Claro que en otro documento guardado en el Archivo Regional de Madrid figura que el bebé falleció tras estar en la incubadora. Y en otro papel, que el bebé dejó de existir por las graves malformaciones derivadas del síndrome de Potter. ¿Cómo se explica semejante disparidad? No tiene explicación.

      Soledad Monzón, presidenta de la Asociación SOS Bebés Robados en Madrid, arremete contra la fiscalía, que recientemente ha dado carpetazo a su caso "sin haber investigado". Pero eso no le hace desfallecer: acaba de presentar otra denuncia en un juzgado de instrucción. "Llegaron a decirme que yo no había estado nunca en el hospital Francisco Franco. ¿Es que no voy a saber yo dónde di a luz?", se queja.

      Como presidenta de SOS Bebés Robados, esta mujer conoce bien el desaliento y la "indignación" que tienen los cientos de familias que buscan a los niños que les fueron sustraídos en las décadas pasadas. "No ha habido ningún progreso. Los fiscales no están haciendo nada por comodidad, más que por miedo a investigar", acusa.

      Las fiscalías sostienen que los delitos por los que se podría acusar a los implicados ya han prescrito, dado el mucho tiempo transcurrido desde que se produjeron los hechos. Sin embargo, Monzón rebate ese argumento: "Un secuestro no puede prescribir en tanto en cuanto no aparezca la persona secuestrada. Esto está siendo tratado como si fueran secuestros de bebés, pero es que esos bebés ya son adultos. Y tienen que aparecer vivos o muertos".

      La Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir), SOS Bebés Robados y la Asociación Bebés Robados Andalucía (Aberoa) convocaron días atrás concentraciones callejeras bajo el lema de "Todos los niños robados son también los míos" para pedir apoyo a la ciudadanía. "La sociedad está enferma si no reacciona ante ese espantoso comercio de miles de bebés que fueron robados, vendidos o secuestrados", concluye Monzón.
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