“La sedación paliativa es un tratamiento médico universalmente aceptado y, por lo tanto, no cabe objeción de conciencia para aplicarla”, según el Dr. Marcos Gómez Sancho
Madrid (11/11/2011) - Redacción
La Organización Médica Colegial y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos han elaborado y presentado La Guía de Sedación Paliativa, un documento que servirá de guía para la buena praxis y su correcta aplicación
La Organización Médica Colegial (OMC) y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) han presentado La Guía de Sedación Paliativa, un documento elaborado por la Comisión Central de Deontología Médica de la OMC y la SECPAL, y aprobado por la Asamblea General. "La mejor manera de luchar contra la eutanasia es la sedación paliativa, con la que se pretende que ningún enfermo sufra innecesariamente al final de la vida", según ha explicado el presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín en la presentación de este documento, acto en el que han participaron los doctores Marcos Gómez Sancho, presidente de la Comisión Central de Deontología, y Javier Rocafort, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL).
"Muchos pacientes mueren con dolor, ansiedad y sin el apoyo emocional necesario; incluso, algunos, mueren solos. Los médicos queremos convertir la sedación en la agonía en una práctica de uso cotidiano, si cumple los requisitos de buena praxis", afirmó el Dr. Rodríguez Sendín para quien "los que impiden que estas prácticas adquieran el rango de normales y se practiquen como tales son los mejores colaboradores para que un día la eutanasia se instale en España". Y ha añadido que los médicos queremos, con esta guía, "dar una respuesta más a los compromisos de la profesión y, en definitiva, conseguir que ningún paciente desee morir por falta suficiente de atención y asistencia".
Por su parte, el Dr. Gómez Sancho ha asegurado que "aproximadamente el 20 por ciento de los enfermos al final de la vida presentan uno o varios síntomas refractarios a los tratamientos disponibles y la única forma de poder ayudarlos es disminuyendo su consciencia. Las indicaciones más frecuentes de sedación son las situaciones extremas de delirium hiperactivo, nauseas/vómitos, disnea, dolor, hemorragia masiva y ansiedad o pánico, siempre que no hayan respondido a los tratamientos indicados y aplicados correctamente durante un tiempo razonable".
El Dr. Javier Rocafort, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), afirmó que "la necesidad de sedar a un enfermo en fase terminal obliga al médico a evaluar los tratamientos que hasta entonces ha recibido el enfermo" y añadió que "no es aceptable la sedación ante síntomas difíciles de controlar, cuando éstos no han demostrado su condición de refractarios".
La necesidad de disminuir la conciencia de un enfermo en las horas anteriores de su muerte ha sido y es objeto de controversia, en sus aspectos clínicos, éticos, legales y religiosos. Además, quienes no conocen las indicaciones y la técnica de la sedación o carecen de experiencia en medicina paliativa, pueden confundirla con una forma encubierta de eutanasia. Y la mejor manera de afrontar los casos de petición de eutanasia y su aceptación social, es la correcta formación de los médicos y el desarrollo de los cuidados paliativos, de forma que ningún enfermo sufra innecesariamente al final de la vida.
Por ese motivo, la Comisión Central de Deontología Médica de la OMC y la SECPAL han trabajado durante dos años para elaborar este documento que servirá de guía para la buena praxis y para la correcta aplicación de la sedación paliativa.
Desde el punto de vista de la ética y deontología médica, la Guía establece una clara diferencia entre Sedación Paliativa y Eutanasia. "La frontera entre ambas -explica- se encuentra en la intención, en el procedimiento empleado, y en el resultado. En la sedación se busca disminuir el nivel de conciencia, con la dosis mínima necesaria de fármacos, para evitar que el paciente perciba el síntoma refractario. En la eutanasia se busca deliberadamente la muerte anticipada tras la administración de fármacos a dosis letales, para terminar con el sufrimiento del paciente".
La sedación paliativa implica para el enfermo renunciar a experimentar conscientemente la propia muerte y tiene también para su familia importantes efectos psicológicos y afectivos. Por ello, la decisión de recibir sedación paliativa -según la Guía- tiene que ser el resultado de una deliberación sopesada y una reflexión compartida acerca de la necesidad de disminuir el nivel de conciencia del enfermo como estrategia terapéutica. Y añade que la sedación ha de estar siempre bien indicada y bien efectuada, siendo los elementos fundamentales el consentimiento, la administración de fármacos a dosis adecuadas y la evaluación.
El documento hace una serie de indicaciones para aplicar la sedación paliativa, entre otras, que exista un sufrimiento intenso causado por síntomas refractarios, que el enfermo o en su defecto la familia, haya otorgado el adecuado consentimiento informado y que el enfermo haya tenido oportunidad de satisfacer sus necesidades familiares, sociales y espirituales. Aconseja al médico que, si tiene dudas para aplicar la sedación paliativa, debe solicitar el parecer de un profesional médico experimentado en el control de síntomas, dejar constancia razonada en la historia clínica e informar de sus decisiones a otros miembros del equipo asistencial.
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