El personal sanitario debe tratar más enérgicamente los estilos de vida poco saludables
09/10/2013 - E.P.
Entre las recomendaciones de la Asociación Americana del Corazón está que crear "prácticas interprofesionales" para conectar a los pacientes con especialistas en cambios de comportamiento como dietistas o psicólogos
Conductas no saludables como la presión arterial alta, colesterol y otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, deben tratarse de manera más enérgica según aconseja la Asociación Americana del Corazón en un comunicado hecho público en su revista Circulation.
"Estamos hablando de un cambio de paradigma en el tratamiento de biomarcadores, indicadores físicos de riesgo de enfermedad cardiaca, para ayudar a las personas a modificar comportamientos no saludables, como fumar, exceso de peso, dieta de mala calidad y la falta de actividad física", dijo Bonnie Spring, autora principal de la declaración y profesora de Medicina Preventiva y de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Northwestern, en Chicago, Estados Unidos.
"Ya tratamos factores de riesgo físicos que pueden ser medidos a través de una muestra de sangre o la presión arterial en la consulta médica, sin embargo, la gente pone en riesgo su salud a través de sus comportamientos", explican los miembros de la entidad.
En concreto, deben evaluar las conductas de riesgo de un paciente de enfermedad cardiaca; asesorar los cambios que deben realizar, como la pérdida de peso o la práctica de ejercicio; ponerse de acuerdo sobre un plan de acción; ayudar con el tratamiento, encargarse del seguimiento, y revisar las políticas de reembolso de estas variaciones en los hábitos de vida.
En virtud de un sistema de salud eficaz, los profesionales pueden trabajar con los pacientes y aprovechar los recursos de la comunidad y la tecnología para proporcionar intervenciones de comportamiento intensivas. "No es un problema que puede ser resuelto solo por el paciente o el médico que está un breve tiempo con él, dijo Spring. Necesitamos salir denuestro encasillamiento y avanzar hacia la prevención".
Esta experta dijo que para lograr las metas de impacto 2020 de la Asociación Americana del Corazón de mejorar la salud cardiovascular de todos los estadounidenses en un 20 por ciento y reducir las muertes por enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares en un 20 por ciento, es una prioridad prevenir las enfermedades cardiovasculares.
"Estamos hablando de un cambio de paradigma en el tratamiento de biomarcadores, indicadores físicos de riesgo de enfermedad cardiaca, para ayudar a las personas a modificar comportamientos no saludables, como fumar, exceso de peso, dieta de mala calidad y la falta de actividad física", dijo Bonnie Spring, autora principal de la declaración y profesora de Medicina Preventiva y de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Northwestern, en Chicago, Estados Unidos.
"Ya tratamos factores de riesgo físicos que pueden ser medidos a través de una muestra de sangre o la presión arterial en la consulta médica, sin embargo, la gente pone en riesgo su salud a través de sus comportamientos", explican los miembros de la entidad.
En concreto, deben evaluar las conductas de riesgo de un paciente de enfermedad cardiaca; asesorar los cambios que deben realizar, como la pérdida de peso o la práctica de ejercicio; ponerse de acuerdo sobre un plan de acción; ayudar con el tratamiento, encargarse del seguimiento, y revisar las políticas de reembolso de estas variaciones en los hábitos de vida.
En virtud de un sistema de salud eficaz, los profesionales pueden trabajar con los pacientes y aprovechar los recursos de la comunidad y la tecnología para proporcionar intervenciones de comportamiento intensivas. "No es un problema que puede ser resuelto solo por el paciente o el médico que está un breve tiempo con él, dijo Spring. Necesitamos salir denuestro encasillamiento y avanzar hacia la prevención".
Esta experta dijo que para lograr las metas de impacto 2020 de la Asociación Americana del Corazón de mejorar la salud cardiovascular de todos los estadounidenses en un 20 por ciento y reducir las muertes por enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares en un 20 por ciento, es una prioridad prevenir las enfermedades cardiovasculares.
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