Los profesionales reivindican la complejidad y la responsabilidad de la prescripción, ante las nuevas iniciativas autonómicas
Madrid (18/10/13) - Silvia C. Carpallo
Profesionales e Industria, se reúnen en el XX Congreso de Derecho Sanitario, y se muestran de acuerdo de las peligrosas consecuencias que tendrán las "barreras autonómicas para la libre prescripción", acto que no es sólo un derecho de los profesionales, sino también de los pacientes.
Como médico en Atención Primaria, Benjamín Abarca, presidente de SEMG, recordaba que la libertad de prescripción es un derecho y un deber del médico, "pero también un derecho del paciente", y que por lo tanto, si bien se mostraba de acuerdo con la necesidad de asegurar la sostenibilidad del sistema, esta no debía ser "a cualquier precio". Para ello, recordaba la renovación del Art. 88 de la Ley de Garantías, así como la última resolución del Tribunal Supremo de Galicia, donde vuelven a recordarse los derechos de los pacientes y su igualdad de trato en todo el territorio español.
Por ello, opinaba que" parece mentira que medidas que han sido rechazadas por toda la opinión científica -como el Algoritmo valenciano- puedan seguir adelante", recordando que no hay enfermedades, sino enfermos, y la realidad de la práctica clínica incluye gran cantidad de enfermos crónicos plutipatológicos, donde la complejidad a la hora de elegir el tratamiento adecuado es una cuestión básica.
No sólo los médicos, sino también la Industria, querían posicionarse en este tema. José Ramón Luis – Yagüe, director de Relaciones con Comunidades Autónomas de Farmaindustria, describía la prescripción no sólo como un acto complejo, sino como "una carrera de obstáculos", debido a las cada vez más frecuentes barreras autonómicas, entre las que citaba algunas de las más controvertidas, tales como los incentivos vinculados a la prescripción, las subastas, las exclusiones en los sistemas electrónicos, los algoritmos de prescripción, los protocolos de prescripción o el fraccionamiento hospitalario de viales, entre otros. Todas estas medidas, decía Yagüe, se suman a los recortes y a los esfuerzos que ya ha hecho la Industria, que junto con los profesionales sanitarios "son los dos sectores que más han contribuido para hacer frente a la crisis". Para dar respaldo a esta afirmación, el representante de Farmaindustria recordaba que el gasto farmacéutico per cápita ha disminuido un 30 por ciento en los últimos 3 años en España, "lo cuál sería una buena noticia si los ahorros se revertieran en financiar innovaciones terapéuticas", pero lamentablemente no es así.
El debate de los equivalentes terapéuticos
Hablando sobre innovación y prescripción, salía a relucir el tema de los equivalentes terapéuticos. A este respecto Yagüe recordaba que los médicos siempre han contado con alternativas terapéuticas, pero que esto no significa que haya equivalencia. Era José Manuel Bajo Arenas, presidente de FACME, quien explicaba que muchas de estas equivalencias se están realizando sin ensayos clínicos, estando solo sostenidas por estimaciones indirectas, además, "por órganos sin competencia legal" para dicho cometido. Todo esto supone, por supuesto, una intromisión en la labor del médico, que es sobre quien tiene "la responsabilidad para diagnosticar y para prescribir", pero además dificulta su otra labor, que es el seguimiento del tratamiento, lo cual impide una buena labor de farmacovigilancia. Por todo ello, FACME junto con otras organizaciones profesionales, redactó un manifiesto en el que se rechazan las declaraciones de supuesta equivalencia terapéutica entre medicamentos distintos, y se alerta del riesgo que suponen este tipo de iniciativas para la calidad y la cohesión del sistema.
Por último, Antonio García, catedrático de Farmacología de la Universidad Autónoma de Madrid, recordaba que en cuestión de innovación y de accesibilidad también hay que tener en cuenta más factores, como que "si la Industria bajara los precios de los medicamentos biológicos, ganarían más, porque se aplicarían a más población", pese a lo cual, valoraba que los fármacos biosimilares "no van a prosperar fácilmente", ya que son mucho más costosos que los genéricos por mucho que se los quiera comparar.
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