sábado, 21 de agosto de 2010

Paludismo - OMS | 2010





Paludismo

El paludismo es causado por un parásito denominado Plasmodium que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados. En el organismo humano, los parásitos se multiplican en el hígado y después infectan los glóbulos rojos.

Entre los síntomas del paludismo destacan la fiebre, las cefaleas y los vómitos, que generalmente aparecen 10 a 15 días después de la picadura del mosquito. Si no se trata, el paludismo puede poner en peligro la vida del paciente en poco tiempo, pues altera el aporte de sangre a órganos vitales. En muchas zonas del mundo los parásitos se han vuelto resistentes a varios antipalúdicos.

Entre las intervenciones fundamentales para controlar la malaria se encuentran el tratamiento rápido y eficaz con combinaciones de medicamentos basadas en la artemisinina, el uso de mosquiteros impregnados en insecticida por parte de las personas en riesgo y la fumigación de los espacios cerrados con insecticidas de acción residual, a fin de controlar los mosquitos vectores.


Datos y cifras sobre el paludismo
•El paludismo, o malaria, es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos infectados.
•En 2008 el paludismo causó cerca de un millón de muertes, sobre todo en niños africanos.
•El paludismo es prevenible y curable.
•En países donde es frecuente, el paludismo puede llegar a reducir el producto interno bruto en un 1,3%.
•Los viajeros no inmunes procedentes de zonas sin paludismo que contraen la infección son muy vulnerables a la enfermedad.


En 2008 hubo 247 millones de casos de paludismo, que causaron cerca de un millón de muertes, sobre todo en niños africanos. En África, cada 45 segundos muere un niño de paludismo, y la enfermedad es responsable de un 20% de las muertes infantiles.

El paludismo es causado por parásitos del género Plasmodium que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos infectados del género Anopheles, los llamados vectores del paludismo, que pican sobre todo entre el anochecer y el amanecer.

Hay cuatro tipos de paludismo humano:

1.Por Plasmodium falciparum;
2.Por Plasmodium vivax;
3.Por Plasmodium malariae;
4.Por Plasmodium ovale.
Los más frecuentes son el paludismo por P. falciparum y por P. vivax, y el más mortal el paludismo por P. falciparum.

En los últimos años también ha habido algunos casos humanos por P. knowlesi, un parásito del mono que aparece en zonas boscosas de Asia Sudoriental.

Transmisión
El paludismo se transmite exclusivamente por la picadura de mosquitos del género Anopheles. La intensidad de la transmisión depende de factores relacionados con el parásito, el vector, el huésped humano y el medio ambiente.

En el mundo hay unas 20 especies diferentes de Anopheles que tienen importancia local. Todos las especies importantes como vector pican por la noche. Estos mosquitos se crían en agua dulce de poca profundidad (charcos, campos de arroz o huellas de animales). La transmisión es más intensa en lugares donde los vectores tienen una vida relativamente larga que permite que el parásito tenga tiempo para completar su desarrollo en el interior del mosquito, y cuando el vector prefiere picar al ser humano antes que a otros animales. Por ejemplo, la larga vida y la fuerte preferencia por los humanos que presentan las especies que actúan como vector en África son la causa de que más del 85% de las muertes por paludismo se registren en ese continente.

La inmunidad humana es otro factor importante, especialmente entre los adultos residentes en zonas que reúnen condiciones de transmisión moderada a intensa. La inmunidad se desarrolla a lo largo de años de exposición y, a pesar que nunca proporciona una protección completa, reduce el riesgo de que la infección cause enfermedad grave. Es por ello que la mayoría de las muertes registradas en África corresponden a niños pequeños, mientras que en zonas con menos transmisión y menor inmunidad se encuentran en riesgo todos los grupos de edad.

La transmisión también depende de condiciones climáticas que pueden modificar la abundancia y la supervivencia de los mosquitos, como las precipitaciones, la temperatura y la humedad. En muchos lugares la transmisión es estacional, alcanzando su máxima intensidad durante la estación lluviosa e inmediatamente después. Se pueden producir epidemias de paludismo cuando el clima y otras condiciones favorecen súbitamente la transmisión en zonas donde la población tiene escasa o nula inmunidad, o cuando personas con escasa inmunidad se desplazan a zonas con transmisión intensa, como ocurre con los refugiados o los trabajadores migrantes.

Síntomas
El paludismo es una enfermedad febril aguda. Los síntomas aparecen a los 7 días o más (generalmente entre los 10 y los 15 días) de la picadura del mosquito infectivo. Puede resultar difícil reconocer el origen palúdico de los primeros síntomas (fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y vómitos). Si no se trata en las primeras 24 horas, el paludismo por P. falciparum puede agravarse, llevando a menudo a la muerte. Los niños de zonas endémicas con enfermedad grave suelen manifestar una o más de las siguientes presentaciones sindrómicas: anemia grave, sufrimiento respiratorio relacionado con la acidosis metabólica o paludismo cerebral. En el adulto también es frecuente la afectación multiorgánica.

En los casos de paludismo por P. vivax o P. ovale pueden producirse recidivas clínicas semanas o meses después de la infección inicial, aunque el paciente haya abandonado la zona palúdica. Estos nuevos episodios se deben a presencia de formas hepáticas "durmientes" del parásito (inexistentes en el caso de P. falciparum y P. malariae), y para lograr la curación completa es obligatorio un tratamiento especial dirigido contra esas formas hepáticas.

Grupos de riesgo
Aproximadamente la mitad de la población mundial corre el riesgo de padecer el paludismo. La mayoría de los casos y de las muertes se registran en el África subsahariana. No obstante, también se ven afectadas Asia, Latinoamérica y, en menor medida, Oriente Medio y algunas zonas de Europa. En 2008 el paludismo estaba presente en 108 países y territorios.

Entre los grupos de población que corren un riesgo especial se encuentran:

•Los niños pequeños de zonas con transmisión estable que todavía no han desarrollado inmunidad protectora frente a las formas más graves de la enfermedad. Los niños pequeños son el grupo que más contribuye a la mortalidad mundial por paludismo.


•Las embarazadas no inmunes. El paludismo produce tasas elevadas de aborto (hasta un 60% en el caso de la infección por P. falciparum) y tasas de mortalidad materna del 10% al 50%.


•Las embarazadas semiinmunes de zonas con alta transmisión. El paludismo puede producir abortos y bajo peso al nacer, especialmente durante los dos primeros embarazos. Se calcula que anualmente mueren 200 000 lactantes a consecuencia del paludismo adquirido durante el embarazo.


•Las embarazadas semiinmunes infectadas por el VIH de zonas con transmisión estable corren mayor riesgo de sufrir el paludismo en todos sus embarazos. Las mujeres con infección palúdica placentaria también corren mayor riesgo de transmitir la infección a sus hijos recién nacidos.


•Los pacientes con VIH/SIDA corren mayor riesgo de sufrir el paludismo en caso de que sean infectados.


•Los viajeros internacionales procedentes de zonas no endémicas corren mayor riesgo de sufrir el paludismo y sus consecuencias, pues carecen de inmunidad.


•Los emigrantes de zonas endémicas y sus hijos residentes en zonas no endémicas también corren mayor riesgo cuando vuelven de visita a sus países, debido a la inexistencia o atenuación de la inmunidad.

Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico y el tratamiento temprano del paludismo atenúan la enfermedad, evitan la muerte y contribuyen a reducir la transmisión.

La mejor opción terapéutica disponible, especialmente en el caso del paludismo por P. falciparum, es el tratamiento combinado basado en la artemisinina.

La OMS recomienda que antes de administrar el tratamiento se confirme el diagnóstico con métodos parasitológicos, cuyos resultados pueden obtenerse en escasos minutos. El tratamiento basado únicamente en la sintomatología debe reservarse para aquellos casos en los que no sea posible el diagnóstico parasitológico.

Farmacorresistencia
La resistencia a los antipalúdicos se ha propagado con gran rapidez y socavado los esfuerzos por controlar la enfermedad.

Cuando son tratados con monoterapia a base de artemisinina, los pacientes pueden abandonar el tratamiento de forma precoz tras la rápida desaparición de los síntomas, pero este tratamiento parcial permite que sigan teniendo parásitos en la sangre. Si no se les administra conjuntamente un segundo fármaco (cosa que sí se hace en el tratamiento combinado basado en la artemisinina), los parásitos resistentes sobreviven y pueden transmitirse a otros mosquitos, y de estos a otras personas. Por consiguiente, las monoterapias son la principal fuerza motriz de la propagación de la resistencia a la artemisinina.

La aparición de resistencia a la artemisinina y su propagación a otras zonas geográficas extensas, como ha ocurrido antes con la cloroquina y la sulfadoxina-pirimetamina, puede tener consecuencias funestas para la salud pública, puesto que no dispondremos de antipalúdicos alternativos en un futuro cercano.

La OMS recomienda una monitorización sistemática de la resistencia a los antipalúdicos y está prestando apoyo a los países en su labor de fortalecimiento de esta importante área de trabajo.

Prevención
El control de los vectores es la principal intervención de salud pública para reducir la transmisión del paludismo a nivel comunitario. Se trata de la única intervención que puede reducir la transmisión de niveles muy elevados a niveles cercanos a cero. En zonas de gran transmisión, puede reducir la tasa de mortalidad en la niñez y la prevalencia de anemia grave. A nivel individual, la protección personal frente a las picaduras de los mosquitos representa la primera línea de defensa en la prevención del paludismo.

Hay dos formas de control de los vectores que son eficaces en circunstancias muy diversas:

•Los mosquiteros tratados con insecticidas. Los mosquiteros tratados con insecticidas de acción prolongada son los preferidos para los programas de salud pública. La OMS recomienda la cobertura universal del control de los vectores, y en la mayoría de los lugares la forma más rentable de conseguirla consiste en suministrar mosquiteros tratados con insecticidas de acción prolongada, de modo que todos los residentes en zonas con gran transmisión duerman cada noche bajo esos mosquiteros.


•La fumigación de interiores con insecticidas de acción residual. La fumigación de interiores con insecticidas es la forma más potente de reducir rápidamente la transmisión del paludismo. Los mejores resultados se consiguen cuando se fumigan al menos el 80% de las viviendas de la zona en cuestión. La fumigación de interiores es eficaz durante 3 a 6 meses, dependiendo del insecticida utilizado y del tipo de superficie sobre la que se aplica. En algunos casos el DDT puede ser eficaz durante 9 a 12 meses. Se están desarrollando insecticidas con acción residual más prolongada para la fumigación de interiores.
En la prevención del paludismo también se pueden utilizar medicamentos. En los viajeros, la enfermedad puede prevenirse mediante quimioprofilaxis, que suprime el estadio hemático de la infección palúdica.

Resistencia a los insecticidas
En muchas zonas se están reforzando las medidas de control de los mosquitos, pero hay obstáculos importantes, tales como:

•el aumento de la resistencia de los mosquitos a los insecticidas, entre ellos el DDT y los piretroides, sobre todo en África, y
•la inexistencia de insecticidas alternativos que sean seguros y costoefectivos.

El desarrollo de nuevos insecticidas alternativos es una tarea lenta y cara. La detección de la resistencia a los insecticidas debe ser un componente esencial de todos los esfuerzos nacionales por controlar el paludismo, con el fin de garantizar que se están utilizando los métodos más eficaces de control de los vectores. La elección del insecticida de acción residual utilizado en la fumigación debe basarse siempre en datos locales y recientes sobre la susceptibilidad de los vectores a los que se dirige, y asegurar la disponibilidad de esos datos es una responsabilidad compartida.

Impacto económico
El paludismo produce pérdidas económicas importantes y puede reducir el producto interno bruto (PIB) hasta un 1,3% en países con altos niveles de transmisión. A largo plazo, la suma de esas pérdidas anuales ha creado diferencias considerables entre los PIB de los países con y sin paludismo (sobre todo en África).

Los costos sanitarios del paludismo incluyen gastos tanto personales como públicos en prevención y tratamiento. En algunos países con gran carga de paludismo la enfermedad es responsable de:

•hasta un 40% del gasto sanitario público;
•un 30% a 50% de los ingresos en hospitales, y
•hasta un 60% de las consultas ambulatorias.

El paludismo afecta de forma desproporcionada a los pobres que no pueden pagarse el tratamiento o tienen un acceso reducido a la atención sanitaria, y atrapa a las familias y a las comunidades en una espiral de pobreza.

Eliminación
Muchos países, especialmente de las zonas templadas y subtropicales, han tenido éxito en la eliminación del paludismo. La campaña mundial de erradicación del paludismo lanzada por la OMS en 1955 tuvo éxito en la eliminación de la enfermedad en algunos países, pero acabó por no lograr su objetivo global, por lo que se abandonó menos de dos decenios después en favor del objetivo menos ambicioso de controlar la enfermedad. Sin embargo, en los últimos años ha resurgido el interés por la erradicación del paludismo.

La utilización a gran escala de las estrategias recomendadas por la OMS y los instrumentos disponibles, el compromiso firme de los países y los esfuerzos coordinados de todos los asociados permitirán incrementar el número de países que avancen hacia la eliminación del paludismo, especialmente aquellos en los que la transmisión es baja e inestable.

Respuesta de la OMS
El Programa Mundial sobre Malaria de la OMS es el encargado de la formulación de políticas y estrategias basadas en pruebas, de la asistencia técnica y la creación de capacidades, de la vigilancia, monitorización y evaluación del paludismo, y de la coordinación de los esfuerzos mundiales de lucha contra la enfermedad.

La OMS es también cofundadora y anfitriona de la Alianza para Hacer Retroceder el Paludismo, que constituye el marco mundial para la aplicación coordinada de medidas contra el paludismo. La Alizanza, que moviliza acciones y recursos y propicia el consenso entre los asociados, consta de más de 500 miembros entre los que se encuentran los países donde el paludismo es endémico, sus asociados bilaterales y multilaterales para el desarrollo, el sector privado, organizaciones no gubernamentales y comunitarias, fundaciones e instituciones universitarias y de investigación.

Para más información puede ponerse en contacto con:
Centro de prensa de la OMS
Teléfono: +41 22 791 2222
E-mail: mediainquiries@who.int

abrir aquí:
OMS | Paludismo


Enlaces conexos

PUBLICACIONES


Resumen del Informe Mundial sobre el Paludismo 2009 [pdf 143kb]
http://www.who.int/malaria/world_malaria_report_2009/mal2009_summary_and_keypoints_es.pdf

Lucha antivectorial para el control del paludismo [pdf 760 Kb]
http://whqlibdoc.who.int/hq/2004/WHO_CDS_WHOPES_2002.5_Rev.1_spa.pdf


Malaria en las Américas [pdf 117 Kb]
http://www.paho.org/spanish/gov/csp/csp27.r11-s.pdf

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