sábado, 23 de octubre de 2010

TRONCALIDAD :: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::

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Expertos en derecho sanitario afirman que “la troncalidad sigue siendo necesaria, pero bien hecha y no hace falta cambiarla cada tres años”

Mónica de Haro

Es una de las conclusiones extraídas de la mesa redonda “Troncalidad MIR y especialidades ¿Nuevos problema o nuevas soluciones?”, celebrada en el marco del XVII Congreso Nacional de Derecho Sanitario de la Asociación Española de Derecho Sanitario



Madrid (23/25-10-10).- El Dr. Alfonso Moreno, presidente del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud; Juan Antonio López Blanco, subdirector general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad y Política Social e Igualdad; Marc Soler, director corporativo del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona y el Dr. Fernando Rivas, vocal nacional de Medicina en Formación de la OMC, han debatido sobre la situación actual de la formación en la profesión médica, regulada por la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias (LOPS).

Los ponentes coinciden en señalar que es un buen momento para desarrollar nuevos aspectos porque el sistema no se ha adaptado a las evoluciones tecnológicas y organizativas actuales, además de que no ha satisfecho las expectativas de los profesionales.

Entre los objetivos de la formación troncal destacan la mejora de los conjuntos de competencias, la participación entre los distintos profesionales, fomentar el desarrollo del profesionalismo, estimular la cultura del desarrollo continuo y desarrollar áreas de capacitación específica y de los diplomas de capacitación.

Juan Antonio López Blanco añade que “además de agrupar las especialidades en un sistema troncal y marcar un mínimo común de formación de 2 años, la Ley también define el modelo de obtención de la reespecialización”.

Asimismo afirma que “el impacto de la troncalidad en la formación implica coger contenidos desarrollados en el grado y complementarlos con formación. De modo que el desarrollo de la troncalidad permitirá a los profesionales ya formados poder formarse nuevamente en una nueva especialidad”. “La consecuencia de esto, añade, es que la troncalidad mejora la calidad de la asistencia a los pacientes, que son el centro del sistema”.

Por su parte, el Dr. Soler reconoce que “estos cambios son profundos y se trata de una actividad compleja porque hay que redefinir todo el itinerario formativo que es largo y difícil de seguir”, y desde su punto de vista “hay que apostar por la evaluación continuada; la clave está en plantear la recertificación como un hito de futuro”.

El Dr. Moreno apunta que el modelo actual lleva 30 años en vigor, calificándolo de “revolucionario y muy positivo para el sistema sanitario”. Aunque hay que tener en cuenta que está adaptado a un modelo sanitario muy jerarquizado y que las especialidades y las necesidades sociales han cambiado.
El Dr. Rivas recuerda que “todos los especialistas tienen rotaciones por áreas afines pero que AP es la base sobre la que pivotamos; no podemos olvidarnos del grupo y debemos mantener los estándares de calidad”.

Por tanto, se pueden mantener conceptos como la igualdad de oportunidades, garantizar la adquisición de competencias, la calidad del proceso (acreditación, evaluación periódica, la formación responsable de los docentes…), pero otros aspectos necesitan una revisión.

Advierten que en el sistema de acreditación “van a faltar recursos”, que la limitación de los dos años “nos va a crear problemas y que habrá que solvertarlos”, y añaden que el sistema controla el inicio, es decir, prioriza el imput sobre el final del proceso.

Reivindican que el periodo formativo sea elástico, sin dedicación exclusiva, e instan a buscar otras vías de financiación sin ceñirse a la pública.
Además, los ponentes no dudan en revelar cuáles son las debilidades de la troncalidad: la resistencia de los profesionales y la complejidad organizativa (mapas competenciales heterogéneos).

La solución pasa por un sistema más flexible y abierto a las necesidades colectivas e individuales. Pero sobre todo por un diálogo entre todos los agentes incluyendo al Ministerio, las CC.AA., los centros sanitarios, los colegios de profesionales, las sociedades científicas, CNECS, CNE, tutores y estudiantes.
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