jueves, 17 de noviembre de 2011

Un estudio descarta problemas de salud a corto plazo por Fukushima | Noticias | elmundo.es

ESTUDIO | Fukushima

Un estudio descarta problemas de salud a corto plazo por Fukushima

Midiendo los niveles de radiación. | AFP Midiendo los niveles de radiación. | AFP

Las prisas, el 'qué me llevo' y, sobre todo, el 'por cuánto tiempo estaré fuera', se encuentran dentro de las expresiones más repetidas por todos aquellos que, el pasado 12 de marzo, eran evacuados cuando el terremoto-maremoto asolaba Japón y se encendían todas las alarmas tras los primeros resquebrajamientos en una de sus principales centrales nucleares: Fukushima.

Éste era el caso de todos aquellos que vivían en un radio de 20 km de la central y que apresudaramente tomaban posesión de un lugar, su lugar, en unos centros de evacuación que para muchos pasó a ser su 'vivienda' durante varios meses. Pero, desde que se comprobaron los primeros desperfectos hasta que esto ocurrió, pasó cerca de un día y muchos se preguntaron si la radiación 'escapada' de la central podría tener repercusiones en la salud de sus vecinos.

Parece que la tranquilizadora respuesta es no. Esto es por lo menos lo que afirma un grupo de investigadores dirigido por Ikuo Kashiwakura, del departamento de Radiología y Ciencias Biológicas de la Universidad de Hirosaki (Japón) en un estudio que aparece hoy en la revista 'PloS ONE'.

Mientras muchos se llevaban lo que podían a un destino incierto, varios grupos de investigadores armados con sus propios equipos medidores de radiación intentaban acompañarlos mientras les hacían las primeras pruebas de exposición a la radiación. Mientras se dirigían a la zona, los investigadores medían los niveles de radiación. "Mientras nos íbamos acercando, observamos que las dosis en el ambiente aumentaban gradualmente sobre todo desde la ciudad de Oshu [a 1.890 km de Fukushima] por lo que nos preguntábamos: ¿Presentarán niveles anormalmente altos las personas que vivan más cerca?", comentan los investigadores.

El estudio, de resultados más precarios al principio por la dificultad de llegar a la zona y por el desavastecimiento de pilas para los equipos, se desarrolló durante los tres meses siguientes a la catástrofe. Durante este tiempo analizaron a más de 5.000 japoneses.

 

Una relativa seguridad

A lo largo de este tiempo, Kashiwakuna envió un total de 13 equipos con el objetivo de analizar las dos formas en las que una persona puede estar contaminada, esto es, interna -cuando la persona ha ingerido, inyectado o, en este caso, respirado algún radioisótopo- o externa, cuando la piel del posible afectado ha entrado en contacto con la radioactividad.

"Los resultados fueron satisfactorios, ya que casi todos los sujetos analizados presentaban unos niveles de contaminación externa menores de 13 kcpm [microsieverts, la unidad con la que se miden la dosis radiactivas absorbidas por las materias vivas], una medida que se clasifica como 'sin nivel de contaminación'", explican los autores. "Como era de preveer, el primer equipo que se presentó en la zona y que estudió a más de 900 personas eran los que tenían unos niveles mayores, pero a medida que pasaban los días, estos datos iban descendiendo", comenta Kashiwakuna. Y un tanto de lo mismo pasaba con las medidas de radiación interna.

Precisamente, en el primer mes del estudio, los investigadores se encontraron los 10 casos con mayores niveles de exposición a la radiación, aunque "ni siquiera ellos presentaban concentraciones tan altas como para requerir descontaminación. Es decir, no tendrían problemas en su salud", aseguran los autores.

Pero además de estos datos, los investigadores japoneses señalan una conclusión importante. Los niveles de exposición se iban reduciendo gradualmente con el tiempo. "Tal es así, que cuando llegó el tercer equipo a hacer el seguimiento de los pacientes -sobre el mes y medio de la evacuación- se encontraron con niveles normales de exposición que ya no volvieron a bajar", afirma Kashiwakuna.

Sin embargo, a los autores capitaneados por Kashiwakuna les queda una duda que esperan ayudar a resolver con sus datos: "Ahora los estudios tienen que centrarse en saber cuál es el efecto acumulativo de dosis bajas a corto, medio y largo plazo en los seres humanos". Tocará seguir investigando.
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