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Institutos Nacionales de la Salud
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Las tasas de diabetes son más altas en los países que consumen mucho jarabe de maíz alto en fructosa, según un estudio
Pero los críticos afirman que esta investigación no demuestra que el edulcorante sea peor que otros azúcares
Traducido del inglés: miércoles, 28 de noviembre, 2012
El estudio no puede demostrar una relación causal, pero llega a la conclusión de que en los países donde el uso de este edulcorante es alto, la prevalencia de la diabetes es un 20 por ciento mayor en relación a aquellos países donde no se usa tanto.
La asociación entre el consumo de jarabe de maíz alto en fructosa y el riesgo de diabetes se mantuvo sin importar cuál fuera el consumo total de azúcar de los individuos o si eran obesos o no. Según los autores del estudio, eso sugiere que el edulcorante cuenta con algo que favorece el riesgo de diabetes más que cualquier otro azúcar.
"Ese 20 por ciento de mayor prevalencia de la diabetes tipo 2 en países en que se consume mucho jarabe de maíz alto en fructosa no se explicaba por diferencias en la población en cuanto a [los niveles de] obesidad", señaló el autor líder del estudio, Michael Goran, profesor de medicina preventiva y director del Centro de Investigación sobre la Obesidad Infantil de la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles.
"De manera que hay otro factor o quizá varios factores interrelacionados, más allá de la obesidad, que contribuyen a la diabetes", afirmó. "El jarabe de maíz alto en fructosa y la manera en que se metaboliza puede ser uno de ellos", añadió.
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 27 de noviembre de la revista Global Public Health.
La diabetes tipo 2, relacionada normalmente con la obesidad, sigue siendo una de las causas más comunes de mortalidad en el mundo. Según el equipo de Goran, casi el 8 por ciento de las personas a nivel mundial podrían sufrir de diabetes en 2030. Gran parte del riesgo se encuentra en los países en desarrollo, en los que se está dando un giro a sus dietas hacia unas más occidentales con alimentos altos en carbohidratos y azúcares.
Pero, ¿son todos los azúcares iguales? Goran y su equipo afirman que estudios anteriores han sugerido que la fructosa sigue un proceso digestivo distinto que la glucosa y que se metaboliza en el hígado independientemente de la insulina. A partir de ahí, señalaron, puede volverse en grasa fácilmente.
En el estudio, los investigadores analizaron los datos de la prevalencia de diabetes y el índice de masa corporal (IMC, una medida basada en la altura y el peso) recogidos en 2000, 2004 y 2007 por el Grupo Colaborador de la Carga Global de los Factores de Riesgo Metabólicos (Global Burden of Metabolic Risk Factors Collaborating Group). Esta información se recogió de adultos mayores de 20 años en 199 países.
El equipo también recogió los datos de la Organización de las Naciones Unidas sobre el consumo de alimentos en varios países para evaluar hasta qué punto varios azúcares y cereales formaban parte de la dieta básica del lugar. Al final, el equipo de Goran pudo obtener información sobre el consumo de jarabe de maíz alto en fructosa en 43 países.
Los investigadores hallaron que el IMC, las calorías diarias y el consumo total de azúcar (incluidos todos los tipos de azúcar) eran comparables entre los diferentes países, sin importar el nivel de consumo de jarabe de maíz alto en fructosa.
Aun así, los países en los que más se usaba el edulcorante también tenían unas tasas mucho más altas de diabetes que los países con un menor consumo, informó el grupo de Goran.
Los estadounidenses eran los que más consumían el jarabe de maíz alto en fructosa con diferencia, con 25 kilos (55 libras) por persona al año. Según los investigadores, desde finales de los años 90, el edulcorante formaba parte de alrededor del 40 por ciento de todos los azúcares hallados en los alimentos de Estados Unidos y sigue siendo el que más presencia tiene en los refrescos.
Algo alejado, el segundo país fue Hungría (con 21 kilos o 46 libras de jarabe de maíz alto en fructosa per cápita al año), seguida de Eslovaquia, Canadá, Bulgaria y Bélgica. Entre los países con un menor consumo estaban India, Eslovenia, Letonia, Irlanda y Suecia.
Los países con mayor consumo tenían un promedio de prevalencia de la diabetes tipo 2 del 8 por ciento, en comparación con solo el 6.7 por ciento en aquellos que consumían menos, halló el equipo. Esa diferencia equivale a grandes rasgos a un salto del 20 por ciento en el número real de casos de diabetes, explicaron los investigadores.
Goran hizo hincapié en que la fructosa está presente en muchos otros lugares además del jarabe de maíz alto en fructosa. "El azúcar ordinario también cuenta con fructosa, ya que contiene glucosa y fructosa a partes iguales", aseguró. "Pero cuanto menos fructosa consuma usted, mejor".
En otras palabras, afirmó que "se trata del bueno, el malo y el feo: de modo que una manzana (que contiene unos 10 gramos de fructosa) sería el bueno; la fructosa presente en el azúcar de mesa, el malo, y la fructosa del jarabe de maíz alto en fructosa, el feo".
Una representante del sector calificó la investigación como "muy defectuosa".
En un comunicado, Audrae Erickson, presidenta de la Asociación de Refinadores de Maíz (Corn Refiners Association), afirmó que el estudio no puede demostrar que haya una relación de causa y efecto. "Solo porque un ingrediente esté presente en la dieta de un país no significa que sea la única causa de una enfermedad", afirmó. Con los datos del estudio, comentó que "aunque Japón consume más jarabe de maíz alto en fructosa al año que México, la tasa de prevalencia de diabetes en Japón es casi la mitad que en México".
"El mensaje desde el sentido común, para que los consumidores lo entiendan, es que han de vigilar el consumo de todas las calorías, incluidos todos los azúcares añadidos", afirmó Erickson.
Una nutricionista no relacionada ni con el estudio ni con el sector se mostró de acuerdo con ese sentimiento.
Lona Sandon es dietista licenciada y profesora asistente de nutrición clínica en el Centro médico de la Universidad de Texas Southwestern en Dallas. Opinó que "sea cuál sea el azúcar añadido (miel, agave, azúcar o jarabe de maíz alto en fructosa), no deberíamos consumirlo. De hecho, la miel y el jarabe de agave cuentan con niveles más altos de fructosa que el jarabe de maíz alto en fructosa, pero la gente cree que son mejores porque son 'naturales'. Y todo esto alimenta las ansias de tomar dulces, un gusto adquirido que hemos aprendido a buscar. Es como una droga. Así que debemos ser realistas con esto y aprender a dejar de hacerlo".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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(c) Derechos de autor 2012, HealthDay
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