lunes, 26 de noviembre de 2012

Una buena ley que pide una mejor aplicación clínica - DiarioMedico.com

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Ley de Autonomía del Paciente

Una buena ley que pide una mejor aplicación clínica

Juristas, médicos y pacientes analizan cómo ha sido la implantación y evolución de la Ley de Autonomía del Paciente en su décimo aniversario.
Marta Esteban | mesteban@unidadeditorial.es   |  26/11/2012 00:00

Begoña Barragán, del Grupo Español de Pacientes con Cáncer; Mónica Lalanda, médico de Urgencias del Hospital de Segovia; Ángel Gómez, jefe del Servicio de Gestión de Pacientes del Hospital Universitario de Fuenlabrada; Javier Moreno, de Asjusa Letramed, y
Begoña Barragán, del Grupo Español de Pacientes con Cáncer; Mónica Lalanda, médico de Urgencias del Hospital de Segovia; Ángel Gómez, jefe del Servicio de Gestión de Pacientes del Hospital Universitario de Fuenlabrada; Javier Moreno, de Asjusa Letramed, y José Guerrero, magistrado. (DM)

La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de los Derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica, cumple diez años. Con este motivo, Diario Médico ha reunido a cinco representantes de diversas áreas para analizar cómo ha sido la implantación de una norma que marcó un antes y un después en la relación clínica y en la asistencia sanitaria.
José Guerrero Zaplana, magistrado del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo; Mónica Lalanda, bioética y médico del Servicio de Urgencias del Hospital de Segovia; Javier Moreno, socio director de Asjusa Letramed; Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer, y Ángel Gómez, jefe del Área de Gestión de Pacientes del Hospital Universitario de Fuenlabrada, Madrid, desgranan temas como el consentimiento informado, la historia clínica y el testamento vital regulados en una norma valorada muy positivamente, pero pendiente de mejorar en su aplicación práctica.
La conclusión es unánime: la norma ha calado entre los profesionales, pero aún queda mucho camino por recorrer, sobre todo, en materia de información.
Gómez: La norma intenta recoger algo que ya se estaba produciendo; el aumento de protagonismo del paciente. Ahora bien, aunque se haya mejorado en materia de información en estos diez años es posible que a veces entorpezca el avance al desviarse la atención y el esfuerzo en el documento de consentimiento informado y no en la información. Parece que no importa si el paciente está o no informado, sino que el papel esté firmado.
Lalanda: La variabilidad es tremenda, pues depende de cómo sea el médico y el paciente. El enfermo, cuanto más culto es, más información demanda. Ejercí durante muchos años en Inglaterra y allí en materia de información van veinte años por delante de nosotros.
Gómez: Los médicos debemos asumir que el paciente es el protagonista. Estamos acostumbrados a hacer lo que creemos que es lo mejor para el enfermo, pero hay que insistir en la importancia de la información y esto nos cuesta un gran trabajo.
Barragán: Lo que realmente está pasando es que hay un enorme problema de comunicación entre médicos y pacientes. Desde la carrera universitaria debería enseñarse a los estudiantes cómo informar y comunicarse con los pacientes. Si voy a comprar una lavadora, salgo de la tienda con siete catálogos de fabricantes, pero si tengo que tratar en una consulta un tema de salud, me voy de allí con lo que me ha quedado tras escuchar al médico.
Guerrero: De diez años aquí la información y el consentimiento informado (CI) sí han sido interiorizados por los profesionales. La idea de que lo importante es que esté la hoja de consentimiento puede ser cierta, pero la información ha mejorado muchísimo.
Moreno: La ley ha mejorado el proceso de información y el CI. Ha transformado la práctica clínica equilibrando la relación entre médicos y pacientes. Sin embargo, su aplicación no está siendo la deseable, ya que estamos dando más importancia al documento de consentimiento que a la realidad de la información.
Gómez: Lo que hemos cambiado es que los médicos han aprendido que el paciente es persona. En la práctica el cien por cien de las cirugías tienen CI y la mayoría de los consentimientos para pruebas diagnósticas invasivas se firman en la puerta de entrada de los servicios.
Moreno: A mí lo que me preocupa no es tanto que le demos importancia al consentimiento escrito sino que en los CI específicos donde está concretada una complicación se considere que el paciente no ha sido debidamente informado porque no están detallados los riesgos asociados a la complicación informada.
Guerrero: Hay una demanda de cada no sé cuantas mil actuaciones sanitarias y muchas informaciones que no dan lugar a un pleito. Creo que la gran mayoría de los médicos no considera la información como un mero trámite y no se puede singularizar a casos concretos.
Moreno: Las demandas son pocas en relación con la asistencia que se presta, pero las sentencias que se dictan condicionan mucho la práctica asistencial.
Gómez: No pienso que el paciente esté mal informado, sino que poner el énfasis en el documento hace que el CI se convierta en un peaje y se desvíe el esfuerzo.
Lalanda: ¿Cuántos médicos en España le dicen a un paciente que se va a someter a una prueba con contraste que se puede morir? Probablemente ninguno. En España el caballo de batalla es cómo de probable debe ser una complicación para que se informe de ella. Es un tema que no está resuelto.
Guerrero: No se puede regular todo hasta ese extremo.
Lalanda: Pero tampoco se puede usar la información para que el médico se proteja.
Guerrero: ¿Y si aplicamos las leyes con sentido común? Habrá médicos que informen mal, pero la mayoría de la gente tiene un sentido razonable de cómo son las cosas.
Lalanda: El médico español, en términos generales, habla para que no se le entienda. En cambio, en Inglaterra, el profesional se sienta en la cama del paciente, le habla en su mismo vocabulario, le repite muchas veces si lo ha entendido e incluso le pide que repita lo que ha dicho para comprobar si realmente lo ha comprendido.
Barragán: En España las cosas sí están empezando a cambiar, pero en gran parte es porque los pacientes nos estamos moviendo.
Moreno: En estos diez años hemos conseguido que la información y el consentimiento se generalicen. Sin embargo, hay que mejorar la práctica porque todavía hay médicos que están utilizando el documento de consentimiento como una disculpa para no informar. Los médicos, los pacientes y la Administración de Justicia debemos ser conscientes de que a veces la firma del papel no es lo importante, sino que la información sea una realidad.
Guerrero: Hemos avanzado mucho en estos diez años, pero los problemas que sigue habiendo se reducirían mucho si se consigue que el diálogo entre médicos y pacientes sea fluido. Intentar resolver los problemas a golpe de ley es camino perdido.
Lalanda: También hay que ir por otras dos vías no legales para mejorar la realidad. Por un lado, introducir la asignatura de ética y comunicación en las facultades de Medicina que todavía no la tienen porque el médico debe saber cómo comunicarse con el paciente, cómo colocarse a su mismo nivel. Por otro lado, hay que impulsar las asociaciones de pacientes.
Barragán: La ley ha supuesto un cambio importante, pero no suficiente. Se tiene que mejorar en muchas cosas y una de ellas es en la información. El documento no puede sustituir a la información oral. En cualquier caso, por mucha información que obtengamos la igualdad entre médicos y pacientes no va a existir nunca, aun siendo facultativo, ya que el hecho de estar enfermo concede una vulnerabilidad que la persona que me está informando no tiene. 

Conclusiones

Información
La valoración de la Ley de Autonomía es muy positiva, pero aún queda mucho camino por recorrer para mejorar el proceso de información a los pacientes
Consentimiento informado
La obligación legal del documento escrito de información no puede convertirse en la razón de ser de la información ni en un medio de defensa para el facultativo pues estaría ejerciendo una medicina defensiva
Historia clínica
La Ley de Autonomía supuso un gran avance con la implantación de la historia electrónica, pero debe mejorar su cumplimentación al ser instrumento asistencial
formación
Hay que dotar al facultativo de habilidades comunicativas desde la enseñanza de la ética y la comunicación en las facultades
Tribunales
No informar al paciente es siempre una mala praxis que da lugar a un daño moral autónomo e independiente del perjuicio que la asistencia haya causado al paciente

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