El cambio de paradigma es clave para hacer frente a las resistencias antibióticas
En el marco de la mesa redonda “El horizonte finito de los antibióticos” los especialistas han coincidido en que la adherencia, los programas de optimización de uso de antimicrobianos y el compromiso institucional ayudarán a combatir el problema.
¿Está cerca en fin de la era de los antibióticos? Esta ha sido la principal pregunta que se ha intentado responder en la mesa redonda "El horizonte finito de los antibióticos", que ha tenido lugar en el Ateneo de Madrid. En la mesa, organizada por la revista de gestión sanitaria New Medical Economics, y por primera vez abierta al público, han participado el vicepresidente del Foro Español de Pacientes (FEP), José Luis Baquero Úbeda; el consejero delegado de Reig Jofre, Ignasi Biosca; la especialista del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, María Isabel Morosini Reilly; la médico adjunto del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y vicepresidenta del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM), Belén Padilla; y Julio Sánchez Fierro, abogado, socio director del Área de Derecho Farmacéutico en De Lorenzo Abogados, y vicepresidente del Consejo Asesor de Sanidad.
Aunar esfuerzos en la lucha contra las enfermedades infecciosas y las bacterias multirresistentes es algo en lo que todos los especialistas se han mostrado de acuerdo. La sobremedicación y la falta de adherencia a los tratamientos prescritos han hecho que en pocos años las bacterias multirresistentes se hayan multiplicado. Con "El horizonte finito de los antibióticos" se ha querido llamar la atención sobre un problema de un futuro no muy lejano.
Para abrir el acto, José María Martínez García, ha preguntado a los ponentes cómo hemos pasado de anunciar el final de la era de las infecciones a temer por el fin de los antibióticos, además del impacto que podría tener la falta de antibióticos esenciales en las resistencias antimicrobianas.
Sin pretender generar una alarma social, todos los ponentes han hablado del alto riesgo que representa este problema en base a los informes de la Organización Mundial de la Salud. "Hemos banalizado el valor de los antibióticos", ha afirmado el consejero delegado de Reig Jofre, que ha insistido en cambiar el marco regulatorio actual sobre los antibióticos. Biosca cree que en un contexto de uso excesivo de los antibióticos, "nosotros mismos hemos creado una situación en la que hay que tomar medidas".
Por su parte, Julio Sánchez Fierro, ha hecho un llamamiento a la educación del paciente y del profesional sanitario para fomentar políticas proactivas en este ámbito. "Habrá que combinar distintas posibilidades para que el tratamiento tenga una mayor eficacia", ha subrayado.
Las especialistas en microbiología, María Isabel Morosini Reilly y Belén Padilla han explicado el ciclo de vida de las bacterias y el origen natural de las resistencias. Morosini ha afirmado que estamos ante un problema biológico, y ha propuesto cambiar el paradigma de los tratamientos para volver a recuperar su eficacia. La vicepresidenta del ICOMEM ha recordado que "en 2016 fallecieron 700.000 personas en el mundo por bacterias multirresistentes, 2.500 en España". No obstante, Padilla se ha mostrado optimista en la lucha contra las bacterias y ha abogado por la creación de equipos multidisciplinares. Todo ello, sin renunciar a la creación de la especialidad en enfermedades infecciosas, presente en toda Europa salvo en Bélgica y España.
Del lado de los pacientes, José Luis Baquero ha llamado la atención sobre el uso ganadero "que no veterinario" de los antibióticos. Y además, ha remarcado que "tenemos que buscar nuevas dianas terapéuticas mucho más precisas y estrategias distintas para combatir infecciones".
Para finalizar el coloquio, Martínez García ha preguntado a todos los ponentes sobre las medidas que pueden aplicarse, además del control exhaustivo de los antibióticos, para que el problema no sea tan grave. Ante esta cuestión, todos los especialistas han coincidido en que la adherencia, los programas de optimización de uso de antimicrobianos (PROA) y su adecuada financiación, y el compromiso institucional podrán ser de ayuda para combatir el problema.
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