"El 'muro' en el laboratorio es la falta de fondos"

El coordinador de Investigación de Oncohematología en el Hospital Niño Jesús corre por afición desde muy joven, y ahora también para financiar proyectos de investigación.

Sonia Moreno | 27/09/2011 00:00

Manuel Ramírez Orellana, en la "emblemática y divertida" carrera de San Silvestre de Madrid. (DM)

Al menos hay que correr dos maratones para ser un maratoniano. Con una a sus espaldas, Manuel Ramírez Orellana está en camino de conseguirlo, pero con tranquilidad, porque lo que busca es "disfrutar del deporte más que sumar pruebas". Correr es para él una costumbre desde el bachillerato y ahora también será un medio de conseguir financiación en su trabajo: ese es uno de los objetivos de la carrera popular Corre por el Niño, puesta en marcha por el Hospital Niño Jesús para recabar fondos de investigación en enfermedades graves pediátricas.

"Si el ejercicio es beneficioso en los niños sanos, en los que están enfermos resulta casi un medicamento sin efectos secundarios"

Para llevar tanto tiempo corriendo, ha tardado en participar en una maratón…
-Es que yo corro porque me gusta; en eso no soy competitivo. De hecho, en las pruebas me ha metido mi hermano, que es más joven y pesa diez kilos menos. Empezamos corriendo la San Silvestre, y como es tan divertida, vamos todos los años. Él continuó con la Universitaria, la media maratón Villa de Madrid... y yo fui a remolque suyo hasta que me propuso que hiciéramos la maratón de Madrid, que, por cierto, corrí justo el día de mi cumpleaños.

¿Alguna marca de la que se sienta especialmente orgulloso?
-Ya soy mayor: básicamente el orgullo es que en cada carrera he mejorado mi marca anterior, lo que significa que las primeras eran muy malas (ríe). Soy consciente de mis posibilidades: estoy entre los que llegan de la mitad para atrás. Pero me gusta correr, me relaja y además, es saludable.

Y también una forma de conseguir financiación.
-Bueno, hay que tener ideas originales para eso también. Es una manera de involucrar a mucha gente. Queremos implicar no sólo a los médicos y al personal del hospital, sino también a los padres de los pacientes. Es una experiencia que he conocido en otros lugares, como en Estados Unidos, donde familiares de pacientes y voluntarios se implican mucho y así obtienen recursos, tanto o más que los propios investigadores. Además, con el criterio de que eso repercuta en la salud del enfermo, no en el ego del médico. Nuestra carrera va a ayudar más a los niños que los investigadores.

"La investigación es para mí una carrera de fondo, pero con marcas, porque es necesario ofrecer los resultados de tu actividad a la sociedad"

¿Hoy la investigación está planteada como una carrera de fondo o como una contrareloj?
-La buena investigación es una cuestión de continuidad y de fondo; y los logros llegan cuando tienes una trayectoria en un área. Para mí es una carrera de fondo.

Pero también hay presiones para publicar y obtener resultados rápidos.
-También debes ofrecer resultados de tu actividad. Si está subvencionada con el dinero de otros, en este caso con impuestos, ha de revertir a la sociedad. Se pueden entender como marcas necesarias dentro de una carrera de fondo.

¿Cuál es el muro en el laboratorio?
-Ahora, la falta de fondos. Ver que no puedes mantener al personal con el que trabajas. Los comienzos fueron difíciles y eso me ha permitido aprender que hay que seguir, porque esto pasará. Lo que no puedes es parar, sino correr más despacio.

¿Por qué va tan lenta la carrera contra el cáncer?
-Es que hay muchos cánceres, o mejor, pacientes con cáncer. No habrá una solución universal. Ya hay curación para determinados tipos, y nosotros lo sabemos en los niños con leucemia aguda: muchos de ellos se curan con los conocimientos actuales. La carrera a fecha de hoy no ha terminado para otros tumores.

El objetivo de la carrera Corre por el Niño también es fomentar el ejercicio en tre los chavales.
-Nosotros aquí hemos podido comprobar los efectos positivos del ejercicio en la salud. El deporte, bien practicado, puede considerarse casi como un tratamiento. Y si es esencial en niños sanos, en los enfermos resulta un medicamento sin efectos secundarios. Esto se puede constatar científicamente.

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