PUBLICACIONES | Desde enero de 2013
El 'British' no quiere secretos
Página web de la revista médica británica
- La revista médica británica fortalece el escrutinio independiente de los ensayos
- Desde enero los ensayos que publique deberán liberar toda su información
- Pretende evitar que ensayos promovidos por la industria oculten datos
Desde enero de 2013, todo aquel que quiera publicar un artículo científico en la revista 'British Medical Journal' deberá estar dispuesto a compartir toda la información de su ensayo, de manera que los datos puedan someterse a un escrutinio público. La revista refuerza así su compromiso para evitar que ensayos patrocinados por la industria oculten información relevante.
De hecho, tal y como explica esta semana la editora de la revista, Fiona Godlee, con esta medida se pretenden evitar casos como el de Tamiflu, el polémico antigripal de la farmacéutica Roche, sobre cuyos efectos adversos pesa la sombra de la sospecha debido precisamente a que Roche no ha publicado todos los datos de los trabajos realizados con el fármaco.
"¿Por qué no están disponibles todos los datos de las investigaciones para que se sometan a un escrutinio público? ¿Cómo es posible que se permita a las compañías revisar sus propios productos y luego ocultar gran cantidad de datos, incluso a las propias agencias reguladoras?", se pregunta el editorial de la revista británica. "¿Por qué se permite que las propias compañías decidan quién y con qué propósito puede acceder a esos datos?".
Godlee hace referencia también en su artículo a la decisión de GlaxoSmithKline, que anunció recientemente su intención de hacer públicos los datos de todas sus investigaciones posteriores a 2007 (siempre respetando la confidencialidad de los pacientes). Y aunque felicita a la compañía por esta decisión en pro de la transparencia, BMJ asegura que esperará hasta ver que GSK atiende todas las peticiones que reciba tal y como se ha comprometido. "Será importante ver cuántas peticiones rechaza y con qué justificación", apostilla con cautela la directora.
Y es que, como ella misma arranca en su editorial, la industria farmacéutica ha hecho grandes cosas por la humanidad en las últimas décadas, pero "eso no le da derecho a ocultar y tergiversar datos de ensayos clínicos". Porque, como consecuencia de ese tipo de comportamientos, añade, se ha malgastado dinero público y puesto en riesgo la salud de los ciudadanos en numerosas ocasiones.
Por este motivo, y una vez descartada la posibilidad más drástica de no publicar ningún ensayo financiado por las compañías, BMJ espera que su nueva política editorial contribuya de alguna manera a mejorar el escrutinio público de cualquier estudio que vaya a aparecer en sus páginas.
Los datos a nivel de paciente que deberán estar disponibles a partir de enero de 2013, respaldan los resultados publicados en un ensayo clínico y tienen un gran potencial para los científicos que quieren comprobar las afirmaciones de las farmacéuticas y desvelar las deficiencias de sus productos.
De hecho, tal y como explica esta semana la editora de la revista, Fiona Godlee, con esta medida se pretenden evitar casos como el de Tamiflu, el polémico antigripal de la farmacéutica Roche, sobre cuyos efectos adversos pesa la sombra de la sospecha debido precisamente a que Roche no ha publicado todos los datos de los trabajos realizados con el fármaco.
"¿Por qué no están disponibles todos los datos de las investigaciones para que se sometan a un escrutinio público? ¿Cómo es posible que se permita a las compañías revisar sus propios productos y luego ocultar gran cantidad de datos, incluso a las propias agencias reguladoras?", se pregunta el editorial de la revista británica. "¿Por qué se permite que las propias compañías decidan quién y con qué propósito puede acceder a esos datos?".
Godlee hace referencia también en su artículo a la decisión de GlaxoSmithKline, que anunció recientemente su intención de hacer públicos los datos de todas sus investigaciones posteriores a 2007 (siempre respetando la confidencialidad de los pacientes). Y aunque felicita a la compañía por esta decisión en pro de la transparencia, BMJ asegura que esperará hasta ver que GSK atiende todas las peticiones que reciba tal y como se ha comprometido. "Será importante ver cuántas peticiones rechaza y con qué justificación", apostilla con cautela la directora.
Y es que, como ella misma arranca en su editorial, la industria farmacéutica ha hecho grandes cosas por la humanidad en las últimas décadas, pero "eso no le da derecho a ocultar y tergiversar datos de ensayos clínicos". Porque, como consecuencia de ese tipo de comportamientos, añade, se ha malgastado dinero público y puesto en riesgo la salud de los ciudadanos en numerosas ocasiones.
Por este motivo, y una vez descartada la posibilidad más drástica de no publicar ningún ensayo financiado por las compañías, BMJ espera que su nueva política editorial contribuya de alguna manera a mejorar el escrutinio público de cualquier estudio que vaya a aparecer en sus páginas.
Los datos a nivel de paciente que deberán estar disponibles a partir de enero de 2013, respaldan los resultados publicados en un ensayo clínico y tienen un gran potencial para los científicos que quieren comprobar las afirmaciones de las farmacéuticas y desvelar las deficiencias de sus productos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario