El futuro de la Cirugía pasa por la seguridad, la eficacia y el coste-beneficio de las innovaciones tecnológicas
Madrid (15/11/2012) - Redacción
• Los cirujanos disponen, en la actualidad, de un abanico de opciones técnicas para afrontar una misma intervención. Se abre paso la cirugía híbrida como nuevo estándar quirúrgico
• "Ha llegado el momento de dejar de hablar de enfermedades para hablar de enfermos. Cada paciente debe ser tratado de forma diferente y la elección y combinación de técnicas dependerá de la edad, del estado de salud general, el IMC, etc.", señalan los expertos
• Se ha puesto de manifiesto en el 29 Congreso Nacional de la Asociación Española de Cirujanos que se está celebrando en Madrid
En los próximos años, los cirujanos pasarán de utilizar una técnica hasta cinco diferentes en la misma operación. La cirugía híbrida se impone así como un nuevo estándar quirúrgico, combinando seguridad y eficacia. "Ha llegado el momento de dejar de hablar de enfermedades para empezar a hablar de enfermos. Cada paciente debe ser tratado de forma diferente y la elección y combinación de técnicas dependerá de la edad, del estado de salud general, el Índice de Masa Corporal (IMC) o el tamaño del tumor, en pacientes oncológicos, de forma que podamos obtener el mayor partido de cada una de ellas", explica el doctor Antonio Torres, jefe de Servicio de Cirugía General del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, con motivo de su participación en el 29 Congreso Nacional de la Asociación Española de Cirujanos, que estos días se celebra en la capital.
La cirugía híbrida puede combinar varias vías de abordaje (la cirugía laparoscópica convencional, cirugía por puerto único, cirugía endoscópica transluminal por orificios naturales (NOTES), cirugía robótica y minilaparoscopia), lo que permite realizar una aproximación individualizada al paciente. La finalidad de esta técnica combinada es la misma que la de los procedimientos actuales, prosigue este experto, "la garantía al paciente de que se cure su enfermedad haciéndolo de la forma menos agresiva posible".
En términos de seguridad y mejora de los resultados postoperatorios, la cirugía de mínima invasión jugará un papel clave en los próximos años ante el aumento de demanda de operaciones motivada por una mayor esperanza de vida de la población y una mejora de las técnicas de diagnóstico. Así, procedimientos como la cirugía de la obesidad u oncológica serán más frecuentes para dar respuesta al incremento de pacientes con problemas de obesidad severa o una neoplasia. En opinión del profesor Antoni Sitges, Catedrático de Cirugía de la UAB y Jefe de la Unidad de Cirugía Endocrina del Hospital del Mar, "nuestro estilo de vida seguirá aportando procesos susceptibles de tratamiento quirúrgico, por lo que es fundamental, y más en los tiempos que corren, es que los avances en nuestra especialidad sean debidamente estudiados desde el punto de vista del coste-beneficio".
Han transcurrido más de treinta años desde que, en la década de los ochenta, los cirujanos emplearan por primera vez la laparoscopia como alternativa a la cirugía abierta (o convencional) en el abordaje de determinadas enfermedades. Desde entonces, la Cirugía propone técnicas cada vez más sofisticadas, como la endoscopia terapéutica o la robótica, donde lo que prima es la recuperación funcional y estética del paciente.
En esta carrera por la innovación, señala el profesor Sitges, conviene ser muy conscientes respecto al coste-beneficio. En su opinión, "después del salto cualitativo que supuso el paso de la cirugía tradicional a técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, los progresos posteriores han sido más marginales, menos explosivos y más limitados por varios razones, entre las que se encuentran las propias limitaciones de la tecnología, las curvas de aprendizaje, cada vez más cuestionadas desde el punto de vista ético, y el incremento de los costes". Éste es el caso del tratamiento de los cálculos de la vesícula biliar. "En la actualidad, debatimos acaloradamente si es mejor extirpar la vesícula con una pequeña incisión, por laparoscopia o con un robot, cuando en realidad apenas existen diferencias clínicamente relevantes entre los diferentes procedimientos mínimamente invasivos". Por el contrario -prosigue el profesor Sitges-, "la innovación es siempre más costosa e implica curvas de aprendizaje potencialmente peligrosas para los pacientes".
Para este experto cirujano, la innovación quirúrgica debe someterse a cuatro regulaciones fundamentales, recogidas recientemente en una publicación del Boletín de Bioética del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya: 1) una mayor supervisión y auditoría, 2) análisis coste-beneficio, 3) transparencia en cuanto a conflicto de intereses y 4) honestidad en el registro y la comunicación de los resultados.
La cirugía híbrida puede combinar varias vías de abordaje (la cirugía laparoscópica convencional, cirugía por puerto único, cirugía endoscópica transluminal por orificios naturales (NOTES), cirugía robótica y minilaparoscopia), lo que permite realizar una aproximación individualizada al paciente. La finalidad de esta técnica combinada es la misma que la de los procedimientos actuales, prosigue este experto, "la garantía al paciente de que se cure su enfermedad haciéndolo de la forma menos agresiva posible".
En términos de seguridad y mejora de los resultados postoperatorios, la cirugía de mínima invasión jugará un papel clave en los próximos años ante el aumento de demanda de operaciones motivada por una mayor esperanza de vida de la población y una mejora de las técnicas de diagnóstico. Así, procedimientos como la cirugía de la obesidad u oncológica serán más frecuentes para dar respuesta al incremento de pacientes con problemas de obesidad severa o una neoplasia. En opinión del profesor Antoni Sitges, Catedrático de Cirugía de la UAB y Jefe de la Unidad de Cirugía Endocrina del Hospital del Mar, "nuestro estilo de vida seguirá aportando procesos susceptibles de tratamiento quirúrgico, por lo que es fundamental, y más en los tiempos que corren, es que los avances en nuestra especialidad sean debidamente estudiados desde el punto de vista del coste-beneficio".
Han transcurrido más de treinta años desde que, en la década de los ochenta, los cirujanos emplearan por primera vez la laparoscopia como alternativa a la cirugía abierta (o convencional) en el abordaje de determinadas enfermedades. Desde entonces, la Cirugía propone técnicas cada vez más sofisticadas, como la endoscopia terapéutica o la robótica, donde lo que prima es la recuperación funcional y estética del paciente.
En esta carrera por la innovación, señala el profesor Sitges, conviene ser muy conscientes respecto al coste-beneficio. En su opinión, "después del salto cualitativo que supuso el paso de la cirugía tradicional a técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, los progresos posteriores han sido más marginales, menos explosivos y más limitados por varios razones, entre las que se encuentran las propias limitaciones de la tecnología, las curvas de aprendizaje, cada vez más cuestionadas desde el punto de vista ético, y el incremento de los costes". Éste es el caso del tratamiento de los cálculos de la vesícula biliar. "En la actualidad, debatimos acaloradamente si es mejor extirpar la vesícula con una pequeña incisión, por laparoscopia o con un robot, cuando en realidad apenas existen diferencias clínicamente relevantes entre los diferentes procedimientos mínimamente invasivos". Por el contrario -prosigue el profesor Sitges-, "la innovación es siempre más costosa e implica curvas de aprendizaje potencialmente peligrosas para los pacientes".
Para este experto cirujano, la innovación quirúrgica debe someterse a cuatro regulaciones fundamentales, recogidas recientemente en una publicación del Boletín de Bioética del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya: 1) una mayor supervisión y auditoría, 2) análisis coste-beneficio, 3) transparencia en cuanto a conflicto de intereses y 4) honestidad en el registro y la comunicación de los resultados.
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