La inadecuada coordinación entre los médicos de familia y de hospitales favorece el burnout en AP
Madrid (08/11/2012) - Redacción
• Según el estudio Evolución del burnout y variables asociadas en los médicos de AP publicado en la Revista Atención Primaria de semFYC
• De los datos se desprende que más del 80 por ciento de los médicos de familia cree que la coordinación con la Atención Especializada no es la adecuada, mientras que el 28,3 por ciento opina lo mismo respecto al personal de enfermería
Los médicos de familia son los profesionales de Primaria que tienen niveles más altos de burnout. Los factores que condicionan su aparición son diversos, pero la inadecuada coordinación del primer nivel asistencial con los especialistas hospitalarios y enfermería es la variable más determinante asociada al desgaste profesional que sufren muchos de estos profesionales sanitarios, tal y como se concluye en el estudio "Evolución del burnout y variables asociadas en los médicos de Atención Primaria", publicado en el volumen 44-número 9 de la Revista Atención Primaria de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC).
De los datos se desprende que más del 80 por ciento de los médicos de familia cree que la coordinación con la Atención Especializada no es la adecuada, mientras que el 28,3 por ciento opina lo mismo respecto al personal de enfermería. Una situación a la que, como señalan los autores del estudio, habría que buscar solución para que no repercuta en el trabajo en equipo y la calidad de la atención prestada.
El síndrome de desgaste profesional (SDP) o síndrome de burnout aparece ante una respuesta continuada al estrés laboral y puede afectar a la salud física y mental, así como a las relaciones sociales de los trabajadores que lo padecen. En el mismo se tienen en cuenta tres variables: el cansancio emocional, la despersonalización y la realización personal.
La mayor frecuentación de las consultas de Atención Primaria o el escaso tiempo disponible para cada paciente han hecho que el ejercicio de la profesión médica en este nivel asistencial sea cada vez más complejo. Las exigencias crecientes de la demanda social y profesional han incrementado el esfuerzo, la tensión y la sobrecarga diaria que el médico debe afrontar. No obstante, hay múltiples factores individuales y ambientales que conducen a situaciones de mayor desgaste profesional y menor satisfacción en el trabajo. Como indican los autores del estudio, la importancia de este síndrome en el ámbito médico deriva de ser un proceso continuo que pasa por diversas fases, pero en el que los que están en riesgo de presentarlo o están afectados en muchos casos no son conscientes o lo niegan.
Los autores, que llevaron a cabo un estudio analítico prospectivo en 2005 y 2007 respectivamente, observaron un aumento de la prevalencia de burnout (68,8 por ciento) de casi un punto con respecto a 2005.
La presión asistencial se asocia a niveles altos de cansancio emocional, ya que está muy influenciado por la carga de trabajo. Asimismo, en base a los resultados del estudio, los autores concluyen que el empleo estable y de calidad es una variable importante a la hora de mitigar el desgaste profesional.
En definitiva, el 20 por ciento de los médicos de familia sufre un desgaste profesional máximo (puntuación alta en las tres dimensiones: cansancio emocional, la despersonalización y la realización personal), considerándose difícilmente recuperables para un adecuado ejercicio profesional.Además, de cada 113 médicos de familia cada año uno de ellos se suma a los que ya padecen burnout.
De los datos se desprende que más del 80 por ciento de los médicos de familia cree que la coordinación con la Atención Especializada no es la adecuada, mientras que el 28,3 por ciento opina lo mismo respecto al personal de enfermería. Una situación a la que, como señalan los autores del estudio, habría que buscar solución para que no repercuta en el trabajo en equipo y la calidad de la atención prestada.
El síndrome de desgaste profesional (SDP) o síndrome de burnout aparece ante una respuesta continuada al estrés laboral y puede afectar a la salud física y mental, así como a las relaciones sociales de los trabajadores que lo padecen. En el mismo se tienen en cuenta tres variables: el cansancio emocional, la despersonalización y la realización personal.
La mayor frecuentación de las consultas de Atención Primaria o el escaso tiempo disponible para cada paciente han hecho que el ejercicio de la profesión médica en este nivel asistencial sea cada vez más complejo. Las exigencias crecientes de la demanda social y profesional han incrementado el esfuerzo, la tensión y la sobrecarga diaria que el médico debe afrontar. No obstante, hay múltiples factores individuales y ambientales que conducen a situaciones de mayor desgaste profesional y menor satisfacción en el trabajo. Como indican los autores del estudio, la importancia de este síndrome en el ámbito médico deriva de ser un proceso continuo que pasa por diversas fases, pero en el que los que están en riesgo de presentarlo o están afectados en muchos casos no son conscientes o lo niegan.
Los autores, que llevaron a cabo un estudio analítico prospectivo en 2005 y 2007 respectivamente, observaron un aumento de la prevalencia de burnout (68,8 por ciento) de casi un punto con respecto a 2005.
La presión asistencial se asocia a niveles altos de cansancio emocional, ya que está muy influenciado por la carga de trabajo. Asimismo, en base a los resultados del estudio, los autores concluyen que el empleo estable y de calidad es una variable importante a la hora de mitigar el desgaste profesional.
En definitiva, el 20 por ciento de los médicos de familia sufre un desgaste profesional máximo (puntuación alta en las tres dimensiones: cansancio emocional, la despersonalización y la realización personal), considerándose difícilmente recuperables para un adecuado ejercicio profesional.Además, de cada 113 médicos de familia cada año uno de ellos se suma a los que ya padecen burnout.
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