PRESCRIPCIÓN MÉDICA
Biosimilares: entre la confianza y la prudencia
La consolidación de su presencia en la rutina clínica estará marcada por su menor coste. El médico pide equilibrar su impulso con la libre prescripción.
José A. Plaza. Madrid | japlaza@unidadeditorial.es | 08/02/2016 00:00
Joan Albanell, de la Sociedad Española de Oncología Médica; Cristina Avendaño, de la Sociedad de Farmacología Clínica, y Miguel Ángel Caracuel, de la Sociedad de Reumatología, el pasado viernes en la redacción de Diario Médico, antes de la celebración del debate. (Mauricio Sckrycky)
Los fármacos biosimilares no son (sólo) el futuro; son el presente y parte del pasado reciente. Están en el SNS para quedarse e impregnarlo en los próximos años. DM ha reunido a tres de las sociedades científicas más relacionadas con su uso: Reumatología (SER), Oncología Médica (SEOM) y Farmacología Clínica (SEFC). ¿Qué piden? Impulsar una entrada prudente, progresiva y selectiva en el sistema, garantizar en el proceso la libre prescripción y cuidar la formación de médicos y pacientes.
Joan Albanell, coordinador del Grupo de Trabajo de Biosimilares en la SEOM; Miguel Ángel Caracuel, miembro de la Comisión de Biosimilares de la SER, y Cristina Avandaño, presidenta de la SEFC, coinciden en defender su utilización con una mezcla de confianza y prudencia.
- Los biosimilares se enfrentan al clásico 'si algo funciona, para qué cambiarlo'; la única razón que se puede esgrimir para potenciar su uso es que reducen costes
¿"Quien paga, manda"?
Caracuel señala que la única ventaja para utilizar estos fármacos, en vez de sus biológicos de referencia, es la reducción del coste, que se estima en un 20-30 por ciento. En su opinión, su introducción "dependerá casi exclusivamente de las direcciones de Farmacia: el que paga, manda".
Caracuel señala que la única ventaja para utilizar estos fármacos, en vez de sus biológicos de referencia, es la reducción del coste, que se estima en un 20-30 por ciento. En su opinión, su introducción "dependerá casi exclusivamente de las direcciones de Farmacia: el que paga, manda".
Avendaño, que matiza que el que paga es el paciente, y que políticos y gestores administran, apunta que, una vez aprobados para su uso clínico, "habrá que obtener mucha información posterior".
Por ello, cree que su entrada "debe ser prudente y paulatina, respetando el principio de no intercambiabilidad". Su acuerdo con Albanell y Caracuel es total: en líneas generales, deben empezar a utilizarse en nuevos pacientes, no en los que ya están siendo tratados. El clásico si algo funciona, para qué cambiarlo no pasa de moda.
Por ello, cree que su entrada "debe ser prudente y paulatina, respetando el principio de no intercambiabilidad". Su acuerdo con Albanell y Caracuel es total: en líneas generales, deben empezar a utilizarse en nuevos pacientes, no en los que ya están siendo tratados. El clásico si algo funciona, para qué cambiarlo no pasa de moda.
Tener ambas opciones
Los tres concuerdan en que su introducción en la clínica no debe ser radical. Saben que su baza en forma de ahorro, toda vez que su igual seguridad y eficacia se da por hecha, marcarán su camino. Albanell tiene claro que la clínica siempre debe ir por delante de la economía: "El médico y su paciente deben decidir si utilizar el biosimilar o su biológico de referencia. Lo óptimo sería tener ambas opciones".
Los tres concuerdan en que su introducción en la clínica no debe ser radical. Saben que su baza en forma de ahorro, toda vez que su igual seguridad y eficacia se da por hecha, marcarán su camino. Albanell tiene claro que la clínica siempre debe ir por delante de la economía: "El médico y su paciente deben decidir si utilizar el biosimilar o su biológico de referencia. Lo óptimo sería tener ambas opciones".
Los biosimilares avivan un debate, el de la libre prescripción, que ya existía en el SNS, vinculado a diversas iniciativas autonómicas dirigidas a optimizar prescripción y gasto. La promesa de ahorro con los biosimilares hace pensar que los hospitales impulsarán y priorizarán su utilización, algo que, advierten los médicos, no debe traducirse en una restricción del abanico terapéutico.
Caracuel, que trabaja en el Hospital Reina Sofía, de Córdoba, explica que en Andalucía la libre prescripción de biosimilares no siempre está garantizada: "Nos vemos obligados a cambiar al biosimilar porque, debido a las compras mediante concursos, sólo llega un fármaco al hospital".
Igual de crítica que su colega con esta realidad, Avendaño cree que para que los biosimilares ganen peso en el SNS "es vital que médicos y pacientes tengan confianza en estos fármacos. Una sustitución obligada puede romperla".
Albanell apunta en la misma dirección: "Cualquier cambio puede causar que no sepamos a qué se debe la respuesta de un paciente al fármaco". Se une a la denuncia de prescripciones dirigidas e insiste en la relevancia de introducir los biosimilares sólo en pacientes nuevos: "Cambiar en un paciente de biológico de referencia al biosimilar, o al revés, es desaconsejable. Más aún, claro, si la decisión viene impuesta".
No perder eficacia
Es un capitulo más de un debate clásico: ¿cómo cuadrar ahorro, seguridad y eficacia? Pese a que, de entrada, su desarrollo iguala al de su predecesor en seguridad y eficacia, el representante de la SER cita estudios en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, en los que "el cambio por obligación a un biosimilar se relaciona con hasta un 30 por ciento de pérdida de eficacia". En su opinión, el ahorro a corto plazo puede derivar en más gasto futuro.
Es un capitulo más de un debate clásico: ¿cómo cuadrar ahorro, seguridad y eficacia? Pese a que, de entrada, su desarrollo iguala al de su predecesor en seguridad y eficacia, el representante de la SER cita estudios en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, en los que "el cambio por obligación a un biosimilar se relaciona con hasta un 30 por ciento de pérdida de eficacia". En su opinión, el ahorro a corto plazo puede derivar en más gasto futuro.
Albanell y Avendaño introducen la relevancia de que sea el médico el que determina la prescripción: "Si decide cambiar, que lo haga él: legalmente es el responsable de lo que hace, y otras instancias no pueden suplantarlo".
En pro de una continua introducción de biosimilares en el sistema, el uso de cuotas fijas en hospitales está sobre la mesa. Algunos países, como Alemania, ya lo han aplicado. Ninguno de los tres rechaza de plano esta opción, pero tienen claro que debe provenir de datos clínicos y consenso profesional: "Si la cuota elegida implica cambiar el fármaco en pacientes crónicos, no es correcto", coinciden.
Albanell, refrendado por Avendaño y Caracuel, eleva a los altares un término: confianza: "Marcará el futuro de los biosimilares. Si crees en estos fármacos, trata con ellos a todos los nuevos pacientes. Si no, no. ¿Por qué dárselo, por ejemplo, sólo a un 30 por ciento?".
Conclusiones
Coste, única ventajaLa reducción de costes es la única razón para cambiar a un biosimilar. Es el médico quien debe liderar su introducción, avalando toda decisión política o de las gerencias.
En pacientes nuevosSu introducción en la práctica clínica debe ser paulatina y en nuevos pacientes; por lo general, los clínicos no recomiendan cambiar a un biosimilar en pacientes, agudos o crónicos, que ya están en terapia.
Libre prescripciónEl impulso a la entrada de biosimilares en el SNS no debe afectar -como sí le sucede, por ejemplo, al reumatólogo en Andalucía - a la libertad del clínico para prescribir.
Más formaciónEl médico debe fortalecer su formación y ayudar más para que el paciente, que a veces es escéptico, asuma con confianza un posible cambio.
Cáncer: otro mundoEl oncólogo duda sobre el uso de biosimilares de anticuerpos monoclonales con fines terapéuticos, por varios factores, como su influencia en la respuesta inmune
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