martes, 16 de febrero de 2016

"El concepto de que el paciente viene, se mete en una cama y sale curado ha pasado a la historia" :: El Médico Interactivo :: "El concepto de que el paciente viene, se mete en una cama y sale curado ha pasado a la historia"

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"El concepto de que el paciente viene, se mete en una cama y sale curado ha pasado a la historia"



Enero/Febrero 2016 - Silvia C. Carpallo

El presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Emilio Casariego, ve necesario innovar las estructuras sanitarias para adaptarse al nuevo tipo de paciente, pero también que el médico salga del hospital, consiguiendo una verdadera continuidad asistencial en la que los recursos sigan al paciente y no al revés. Respecto a otros temas de actualidad, la SEMI apuesta también por dar mayor transparencia a las sociedades científicas, y se muestra a favor del paso lógico hacia la recertificación del médico, como una garantía de la calidad del SNS

Se sigue insistiendo en la importancia del internista en el abordaje del enfermo crónico pluripatológico, ¿pero se ha puesto en marcha alguna medida al respecto?
No existe un programa como tal, ni creo que deba de existir, pero lo que se hace es que cada día se intenta dar más relevancia a lo que ya hacemos. La gente empieza a asociar que el internista es el que lleva a los pacientes complejos, con dificultades, sin diagnóstico o con muchas enfermedades concomitantes, dar ese aspecto de visión integral es lo que hacemos para darnos a conocer. El hecho de que en otros países hayan empezado a aparecer figuras que hacen lo que nosotros aquí, pero que en Estados Unidos denominan "hospitalistas", nos hace pensar que quizás deberíamos tener una campaña publicitaria que nos impulse a este mismo nivel.
¿Cree que los resultados electorales van a influir en la Sanidad? ¿Qué le gustaría que pasara y qué cree que va a pasar?
Me gustaría que el lema de nuestra Sanidad siguiera siendo universal, gratuita y de calidad, independientemente del grupo político que esté gobernando. Estamos todos de acuerdo en que hay que gestionar mejor, y en que hay otras mejoras posibles, pero el esquema básico ha funcionado perfectamente, por lo que no habría que cambiarlo. Si se lleva a cabo eso, nosotros nos daríamos por satisfechos. En cuanto a los presupuestos, no creo que puedan recortarse más porque no hay más recorrido en ese sentido. El paso lógico sería apostar por grandes pactos para hacer una mejor gestión. Seguir con ese hacer más por menos. También tener en cuenta que el paciente ha cambiado, tanto que no se parece en nada al paciente que yo conocí cuando empecé a ejercer. Parece razonable entonces que las estructuras también den un cambio para adecuarse a estos nuevos pacientes. Así es como de verdad conseguiríamos más eficacia con menos gastos.
Precisamente en esa línea están trabajando con el Ministerio de Sanidad sobre un documento en el que destacar aquellas prácticas que se deben dejar de hacer, ¿cuáles serían y por qué?
Dejar de hacer cosas innecesarias, porque se han quedado obsoletas o porque hay otras mejores, es otra de las vías que creemos firmemente que puede aumentar la calidad reduciendo gasto. A lo largo de los últimos cuatro años, el doctor García Alegría ha liderado a medio centenar de sociedades científicas  para que elijan cada año cinco cosas que habría que cambiar. Estudios analíticos o radiológicos obsoletos, fármacos que se utilizan pero que no han demostrado en la práctica su eficacia, y así más de 300 recomendaciones en total de cosas que debemos dejar de hacer. Si eso lo vamos cumpliendo y poco a poco lo vamos implantando, desecharemos cosas que no añaden valor ni en el diagnóstico ni en el tratamiento.
¿Y ya se están cumpliendo?
Todavía ha pasado poco tiempo para evaluarlo, pero esperemos que acabe siendo una realidad.
Durante el  último Congreso de la SEMI  salieron a relucir datos tan llamativos como que en Alemania el ratio de internistas por cada 100.00 habitantes es de 51, mientras que en España es de 12, ¿hacen falta más internistas o hace falta más bien un cambio de modelo?
Depende de lo que estemos llamando internista. En los países del norte de Europa tienen una distribución del trabajo y de las especialidades diferente a las nuestras, por lo que según cómo los cuentes los resultados pueden ser diferentes. Lo que sí es verdad es que el cambio de paciente obliga a modificar los recursos, porque los recursos deben ir detrás de él. Si cada vez se concentra más gasto en el paciente complejo y pluripatológico, lo nuestro debería ir detrás, pero no hay ningún estudio en torno al número de internistas que haría falta.
Insistiendo en ese cambio de modelo, otra de las ideas clave del Congreso fue la de animar a los internistas a salir del hospital, apostando por los hospitales de día, la atención domiciliaria, etc. ¿Qué opina al respecto?
El concepto de que el paciente viene, se mete en una cama y sale curado ha pasado a la historia. Lo que tú tienes es la suma de un paciente con patologías crónicas en situación inestable, que se puede descompensar con facilidad. No existen muros estancos porque el paciente tiene un recorrido muy largo y la continuidad es obligada. Eso significa que el internista tiene que salir del hospital, porque lo que necesita el paciente es que alguien que conozca su problema lo acompañe en el proceso, y que sus decisiones, cuando no esté ingresado, sean compartidas con su médico de Atención Primaria.  No siempre es fácil salir del hospital e irte a un centro de salud, o al revés. Nuestros horarios están muy limitados, y disponer de tiempo para viajar no siempre es sencillo, sobre todo en Comunidades Autónomas en las que hay mucha dispersión de la población. Es bueno que los profesionales se conozcan, pero las nuevas tecnologías también nos abren un nuevo mundo de posibilidades.
Un tema que preocupa actualmente a la profesión médica es el de la recertificación, ¿cree que debe llevarse a cabo?
Es lo lógico. Puede gustar más o gustar menos, pero es  un paso lógico que debemos dar. Yo acabé la carrera con 23 años, aprobé el MIR, y a partir de entonces nadie me ha ratificado si sigo en condiciones de ejercer, si he seguido formándome. Si defendemos que la Sanidad debe de ser de calidad, eso lleva implícito que los profesionales también deben acreditar esa calidad para desempeñar la función para la que están preparados, porque puedes estarlo a los 23 pero ya no a los 47, porque las circunstancias personales cambian. Por eso desde la SEMI se entiende como lógico que hubiera un control de calidad razonable. Sobre todo en un oficio como el nuestro, en el que en cinco años la práctica clínica cambia tanto. Luego veremos cómo funciona. A lo mejor no hay más que acreditar lo que ya estamos haciendo, pero de alguna manera deberá de ser extensible a todo el mundo. Para eso no hay más que fijarse en multitud de países que ya lo están haciendo y ver modelos.
Otro paso que también parece lógico es el de la transparencia. Se le exige a la Administración, pero también se ha abierto el debate en torno a las Sociedades o a organismos como Farmaindustria. ¿Cuáles la postura de SEMI?
Sí, es otro paso lógico. Todo el mundo tiene derecho a saber de dónde vienen las fuentes de financiación, tampoco exige mayor discusión. Desde la SEMI también estamos en ello, modificando nuestras maneras de recoger la información, porque hay que prepararla de otra manera.
Volviendo al paciente polimedicado, hablaba de coordinarse con otros especialistas, ¿habría que coordinarse también con los farmacéuticos?
En los modelos de prescripción, como de desprescripción,  deben participar los farmacéuticos de hospital y sobre todo de Atención Primaria. De hecho, en estos momentos existe un proyecto de investigación financiado por la SEMI sobre desprescripción en el que se incluye el trabajo de los farmacéuticos de Atención Primaria.
¿Y se puede trabajar más conjuntamente también los temas de adherencia?
Los temas de adherencia los trabajamos más en consulta, pero es cierto que cuando tienes un paciente con 10 ó 12 fármacos necesitamos tener protocolos y el farmacéutico es vital para hacer que ese proceso tenga sentido y produzca beneficios en vez de problemas.  Hay iniciativas concretas en este sentido, como en la estrategia de crónicos donde se solicita concretamente que la receta electrónica tiene que ser clave y accesible a todos los profesionales. Así sabemos qué está tomando el paciente, en qué momento y cuándo lo toma. La otra vía es investigar cómo podemos hacer eso mejor, y nuestro grupo de paciente crónico y pluripatológico trabaja en ese sentido.
Hablando de fármacos, ¿los internistas encuentran barreras en la prescripción?
En general no. Puede haber algún fármaco concreto en algún sitio en concreto, pero en general no.
Comentando el proyecto Recursos y Calidad en Medicina Interna (RECALMIN) que también presentaron en su último congreso, otra de las conclusiones es que el 50 por ciento de los pacientes que ve el internista corresponden a las patologías más recurrentes, ¿habría que cambiar la forma de abordarlas?
Hay que tener en cuenta el lío entre el cómo te gustaría organizarte y cómo te dejan organizarte. Pero en este sentido la SEMI ha generado las llamadas Unidades UNIPIC, contando ya con 50 en diferentes hospitales. Se trata de unidades de atención integral al paciente cuyo problema principal es la insuficiencia cardiaca. Funcionan bastante bien, consiguen reducir los reingresos en un 40 por ciento, además de reducir la mortalidad en un 15 por ciento, y su base es precisamente eso, hacer lo mismo pero organizado de otra forma. El paciente crónico de insuficiencia cardiaca es un caso concreto muy entendible porque si lo controlas mejor puedes ser capaz de prevenir las descompensaciones o que estas sean de menor grado, lo que supone que el paciente mejore antes y no requiera de ingreso hospitalario. Si consigues reducir reingresos aumentado el tiempo de supervivencia estás haciendo algo beneficioso para el paciente y para el sistema.
Además de estas unidades, también se ha comentado la posibilidad de crear un Plan Estratégico de la Obesidad, uno de los principales retos de los internistas, ¿cómo se lo plantearían?
Es bastante complicado, porque en la obesidad interfieren una mezcla de problemas sociales, educativos de la industria alimenticia, etc., que son de difícil manejo para una sociedad científica.  Nuestra sociedad gira mucho en torno a la comida, dentro de nuestro ocio o de nuestras actividades incluso profesionales. El abordaje de la obesidad no puede ser un plan puntual sino invertir en una nueva manera de ser y de hacer y que se mantenga en el tiempo. Es complicado porque es un proceso de nación, no de una sociedad médica, y además es a largo plazo. En este sentido la obesidad también tiene un gran reto y es que va relacionada con el nivel económico. Un alto nivel de obesidad se asocia a peor educación y a un nivel económico más bajo. En definitiva, se trata de una cuestión de cambios en los estilos de vida de la población, de las costumbres sociales, y eso es una cuestión tan transversal que debe implicarnos a todos.
Para finalizar, ¿cuál es la situación actual de la SEMI y cuál es su perspectiva de futuro?
La SEMI es una sociedad que pasa por un momento muy atractivo, tenemos muchos proyectos en aspectos formativos, como masters en diferentes plataformas online y presencial. Lo importante es que hay mucha gente de SEMI que dedica muchas horas de su tiempo que hace que esto funcione, y es ese movimiento conjunto el que nos  hace crecer. También en investigación. Son múltiples los proyectos de investigación y registros financiados desde SEMI, que lo que pretenden es mejorar la calidad de vida de la gente, y al mismo tiempo abrir nuevas líneas de investigación para los problemas que nacen. Otro punto importante es la creación de redes de conocimiento porque hacen que trabajemos mejor, que conozcamos más problemas y que seamos capaces de ayudar otros y de que nos ayuden a nosotros.

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