Asistencia ambiental como vía para mejorar la calidad de vida - DiarioMedico.com

MEJORAS EN EL SEGUIMIENTO DE LOS PACIENTES
Asistencia ambiental como vía para mejorar la calidad de vida
Uno de los grandes retos sanitarios y sociales es conseguir que los ancianos, las personas en riesgo de dependencia y los pacientes crónicos tengan la mayor autonomía y calidad de vida posible, aspecto en que la inteligencia ambiental puede desempeñar un importante papel.

Enrique Mezquita. Valencia | 01/09/2011 00:00



En los últimos años se está trabajando con gran interés en las tecnologías AAL (acrónimo de Ambient Assisted Living o Vida Asistida por el Entorno), el conjunto de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) que busca que las personas mayores y en situación de dependencia vivan más tiempo en su entorno habitual y con la autonomía que desean. En este contexto, los sistemas de localización indoor de personas son de gran utilidad, ya que proporcionan una información fundamental sobre el comportamiento de las personas mayores, incluyendo la gestión de riesgos a los que pueden verse expuestos, lo que permite ofrecer una mejor asistencia.

Según ha explicado a Diario Médico Juan Pablo Lázaro, director de I+D de Soluciones Tecnológicas para la Salud y el Bienestar (TSB), la claves de este campo son dos: detectar comportamientos y prevenir. "Existe una línea muy fuerte de investigación para diseñar una plataforma tecnológica sobre la que construir aplicaciones y servicios que utilicen sensores de detección, dispositivos para interaccionar, sistemas de inteligencia artificial, etc. La idea es mejorar el día a día de la persona mayor y que su entorno sea más amigable".

"Los mayores piensan que con estos sistemas se desconectarán de su entorno, pero justamente se pretende lo contrario"
En este campo, ha apuntado, "estamos trabajando sobre todo es detección del comportamiento para reconocer y prevenir, por ejemplo, la degeneración cognitiva. Ello se realiza mediante juegos que permiten comprobar, entre otros aspectos, si la memoria se degrada". Gracias a los sensores y los sistemas de localización dentro del hogar (baldosas inteligentes, detectores de presencia, ultrasonidos, cámaras que identifican), "podemos detectar si la persona empieza a moverse más lento por la casa, lo cual puede sugerir algún problema físico o de otro tipo; si entra y sale de ella, y cuál es su grado de actividad". En su opinión, "este seguimiento da información que permite valorar y definir si existe alguna tendencia o cambio". Lázaro ha destacado un aspecto de gran interés en este ámbito: dado que las personas mayores tienen limitaciones en el uso de nuevos dispositivos, "es necesario que sean fáciles de usar o de llevar y que estén ocultos en la medida de lo posible en el entorno, sobre todo para que no les estigmaticen".

Receptividad
Respecto a la receptividad de las personas mayores hacia este abordaje, Lázaro explica que "presentan un cierto inconveniente teórico al enfrentarse a estas tecnologías, ya que tienden a no entender realmente qué significan los dispositivos o cómo hablar y tocar un ordenador o una pantalla"; a su juicio, esas dudas se entroncan con "el temor que tienen a que los sistemas sustituyan a sus familiares o vecinos en la ayuda diaria". Así, muchos pacientes "piensan que con estos sistemas se desconectarán de su entorno, pero justamente se pretende lo contrario: si realizamos una monitorización lo más probable es que, además del médico, los familiares también reciban más información. Ello permite tener a toda la cadena más coordinada e involucrada y mejorar la gestión de la persona mayor por parte de su familia". Además, estos apoyos "pretenden evitar que la personas mayores se institucionalicen, es decir, que sean ingresadas en una residencia".

Prueba de concepto
Según Lázaro, "queremos evitar que el anciano pase de ser un paciente con enfermedad crónica, por ejemplo, a un anciano frágil". Por ello, ha anunciado, "estamos definiendo una prueba de concepto para tratar de medir cuatro pilares principales del mayor desde el punto de vista geriátrico: clínico (seguimiento de la enfermedad crónica y posibilidad de disponer de sensores y dispositivos de monitorización, además de conectarlos con primaria o con información hospitalaria); funcional (detección de comportamientos y situaciones que el paciente realiza en su casa sin que tener que preguntarle); mental (utilización de juegos que sean divertidos y un reto para medir deterioro cognitivo), y social (medición de cómo y cuánto están conectados a su familia o su entorno). "Estos cuatros factores son claves para medir la calidad de vida de un anciano y, si son altos y positivos, significa que está bien gestionado y atendido, y que es feliz".

COMPETICIÓN INTERNACIONAL
Una buena muestra del interés en el campo de la inteligencia ambiental es el proyecto europeo de investigación universAAL, cuyo objetivo es la definición de una arquitectura de referencia de sistemas integrales de AAL para promover la armonización y la calidad de estos sistemas. También pretende el desarrollo de un sistema de referencia basado en dicha arquitectura que se publique como código abierto libre en el marco de una comunidad activa de desarrollo de estas tecnologías y haga posible su adopción masiva en el mercado. En este contexto, Valencia ha acogido la primera edición de una competición internacional de evaluación sistemas de vida asistida por el entorno (EvAAL, por sus siglas en inglés) mediante benchmarking. En esta primera edición, organizada por el Instituto Itaca de la Universidad Politécnica de Valencia y la empresa TSB, se eligió la temática de sistemas de localización indoor, aunque se prevé que en las próximas ediciones se ponga el foco en otras disciplinas como técnicas de inteligencia artificial, interfaces de usuario naturales, además de continuar con la competición actual. Se presentaron soluciones como sistemas inalámbricos de comunicaciones, identificación por radiofrecuencia, ultrasonidos, sensores infrarrojos, sistemas ópticos y una estructura formada por moquetas inteligentes.
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