
Prof. José J. Navas Palacios, director del ISCIII
ENTREVISTA
JANO.es
“Hay que buscar un equilibrio entre el modelo de redes y el de institutos de investigación”
22 Mayo 2009 · Carlos del Águila. Madrid
Hasta su nombramiento como director del ISCIII el pasado 29 de agosto, el Prof. José J. Navas Palacios dirigía el Programa de Recerca i Innovació del Departament de Salut de Catalunya. Además, ha ocupado, entre otros puestos de responsabilidad, la dirección científica del Institut Catalá de la Salut y de su División Hospitalaria.
El Prof. Navas Palacios (Melilla, 1948) se licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad Complutense y cursó su residencia en la Fundación Jiménez Díaz (Madrid) y en el Northwestern Memorial Hospital de Chicago (EE.UU.), especializándose en Anatomía Patológica. En 1981 obtuvo el doctorado en la misma universidad en la que se licenció. Cuenta con una amplia experiencia en el ámbito científico y de gestión.
–Hay personas que lamentan el traspaso del ISCIII a Ciencia e Innovación ¿Qué les diría?
–Creo que el sentimiento de pertenencia es inherente a la condición humana y se adquiere con los años, con el trato, con la cultura de las instituciones... De entrada, a todos nos preocuparía un cambio así. Pero lo importante es que se ubique la función allá donde se genere más valor y donde más ventajas se adquieran en el grupo. Creo que la ubicación en el nuevo ministerio proporciona oportunidades importantes. Lo saca de un mundo más pequeño y lo mete en uno más amplio. El ISCIII tiene ahora la oportunidad de poder liderar la investigación española en ciencias de la vida y la salud. Todo esto sin perder ninguna de las ventajas que tenía antes ni la relación privilegiada con el Ministerio de Sanidad.
–Brevemente, ¿qué significará la nueva Ley de la Ciencia?
–Esta ley abarca 4 dimensiones muy importantes: cómo articulamos y actualizamos el sistema; cómo creamos una buena carrera profesional, atractiva y homologable, que permita el progreso y la movilidad de los investigadores; cómo fomentamos la innovación y cómo podemos competir a nivel europeo y mundial, internacionalizando nuestra actividad científica.
–¿Cómo se adaptan los institutos de investigación sanitaria (IIS) a la realidad autonómica?
–Los IIS son el fruto de la asociación entre un hospital universitario (el núcleo), la universidad (el socio principal) y otras instituciones públicas y privadas. Además, han de contar con un convenio de colaboración científica entre todas las instituciones que lo conforman y una fundación que actúa como entidad gestora. En resumen, los IIS, como están diseñados, son una asociación de centros en base territorial y su motor tiene que ser la comunidad autónoma, la universidad del territorio y sus centros hospitalarios. Y es ahí donde debe generarse el proyecto. Otra cosa es que al Carlos III le corresponda el fomento y la cofinanciación de este nuevo modelo. Pero nosotros no vamos a gestionar un instituto ubicado en Madrid, Barcelona o Valencia. Será la comunidad la que lo haga con sus universidades y sus hospitales. Lo que sucede es que consideramos que es bueno para el país contar con una red de institutos de excelencia, por eso hemos alentado su creación a través de un proceso de acreditación y de financiación. ¿Qué papel le corresponde al Estado? La planificación, el fomento, la financiación y la coordinación. ¿Qué les corresponde a las comunidades? Hacerlos operativos en su día a día.
–¿Centralización o descentralización?
–Siguiendo el modelo francés, se ha de separar la planificación, a cargo del ministerio; la financiación, que debe hacer una agencia; y la provisión de servicios, a manos de los centros de investigación. A veces se dramatiza y hace un análisis sencillo, radical, unos a favor de la centralización y otros a favor de la descentralización. Las 2 partes tienen razón y las 2 se equivocan. Se centraliza aquello a lo que añade valor la centralización –como las grandes plataformas tecnológicas– y se descentraliza aquello a lo que añada valor la descentralización, como la producción de investigación de enfoque muy concreto, con masas críticas de talento donde se haya generado o donde se decidan ubicar. Tiene que haber un equilibrio.
–¿Investigación en red o institutos?
–No se puede ser fundamentalista de redes o de institutos, porque ambos hacen cosas diferentes. Las redes son necesarias, permiten que los grupos de excelencia puedan colaborar, facilitan compartir datos, habilidades, causas de un problema de salud determinado, diseñar intervenciones... En eso las redes añaden valor y por eso son necesarias. Pero esta actuación debe equilibrarse con masas críticas ubicadas en los territorios, porque los grandes institutos hacen cosas que no pueden hacer las redes. Para tener un buen sistema de ciencia y tecnología es importante contar con una institución que capte talento a nivel de pregrado y postgrado, que está, no lo olvidemos, en las facultades de medicina y en los hospitales, y eso sólo lo pueden hacer los IIS, que están para captar ese talento, establecer una relación universidad-asistencia y, además, incubar grupos emergentes, que serán los que en el futuro participarán en las redes. Hay trabajo para ambos proyectos, que han de ser complementarios, y el criterio siempre debe ser, no una competencia identitaria, sino lograr un equilibrio entre ambos modelos.
–¿Qué planes tiene para la investigación en red y los IIS?
–Con respecto a las RETICS y los CIBER, este año se ha consolidado su financiación en función del tamaño y la masa crítica tan importante que han adquirido. En conjunto, a estas 2 iniciativas se dedican unos 91 millones de euros, mientras que hasta ahora a los institutos no hemos dedicado nada. Es ahora cuando vamos a financiarlos a través de distintas vías. A pesar de la situación económica, hemos sido capaces de consolidar todo lo que tenemos y de crecer, y contamos con 6 millones de euros para la acreditación de los IIS. Además, al fenómeno de RETICS y CIBER habría que sumar el CAIBER, que no deja de ser una red (la plataforma estatal de unidades de ensayos clínicos) a la que se destinan 11 millones de euros adicionales. Es decir, 102 millones a RETICS, CIBER y CAIBER.
»En cuanto al programa de financiación de IIS, habrá un subprograma de infraestructura y otro de recursos humanos. En concreto, vamos a dedicar parte de esos recursos a que las fundaciones que los gestionan puedan captar talento competitivo, investigadores senior, españoles o no, a precios de mercado. No se puede hacer una investigación de segundo nivel porque no se capte talento, porque, además, la plantilla asistencial del hospital llega hasta donde llega, es limitada y está muy ligada a su patrón de provisión de servicios. Esa línea de institutos lleva aparejada otra, también dotada con 6 millones de euros, para dotar y fortalecer los biobancos de los hospitales. Una tercera actuación, que cuenta con 3 millones este primer año, dotará a los hospitales de grupos que se dediquen a hacer innovación en material y equipamiento. Creo que hay que incentivar la innovación y dotar a los hospitales de personas dedicadas a tiempo completo a detectar ideas que puedan ser explotadas comercialmente, y que contacten con las empresas del sector y del territorio. En los próximos años iremos incrementando estas líneas de financiación para lograr ese equilibrio entre actuaciones en red y sobre el territorio.
–¿Tiene previsto crear más redes?
–Contamos con 9 CIBER y 20 RETICS y lo que ahora toca es potenciar las instituciones que hemos creado. El objetivo no puede ser el crecimiento perpetuo. Ambos tienen masas críticas muy importantes y, en este momento, hay que consolidar y evaluar esa masa crítica. Creo que hay necesidad de crecer en otros ámbitos, como los IIS. Si potenciamos algún fenómeno de redes será más en el sentido de plataformas como el CAIBER o los biobancos.
–Defina la investigación traslacional...
–Todas las actividades científicas que hay que realizar desde un hallazgo de investigación básica a un instrumento que mejore la salud de la población. Pero es cierto que esta definición genera una presión muy importante sobre los investigadores, que están más cómodos generando conocimiento, que es lo que les da currículo, acceso a ayudas y a un puesto. Sin embargo, ahora la responsabilidad social de cualquier sistema de ciencia y tecnología es que esa investigación que se está financiando con los impuestos de los ciudadanos se traduzca en mayor bienestar para la sociedad. Esto hace que se tengan que reorientar las estructuras de investigación para hacerlo posible. Ahí es donde viene el conflicto entre la investigación básica, clínica y en epidemiología y servicios sanitarios. Hay que reequilibrar estos distintos niveles.
–¿Qué papel ha de tener la industria?
–Hace falta duplicar los recursos que dedicamos a ciencia y tecnología y una parte importante de este esfuerzo debe venir de la iniciativa privada. Hoy en día, casi el 50% de los recursos son públicos y el 50%, privados, mientras que los países más desarrollados tienen una estructura del 66% privado y 33% público. En cuanto a la industria farmacéutica, tiene que aprovechar más los puntos fuertes del SNS, como la calidad de su investigación clínica. Nuevos instrumentos, como el CAIBER, los biobancos u otras plataformas facilitarán su participación en esta investigación competitiva. Veo necesaria una alianza de la industria farmacéutica con toda esta nueva estructura de investigación biomédica.
–¿Qué opinión tiene del CNIC y el CNIO?
–El CNIO y el CNIC son fundaciones de un tamaño muy importante y han tenido distinto ritmo. El CNIO es un centro plenamente consolidado, que hace una investigación de gran calidad reconocida en evaluaciones externas muy exigentes. Por eso, quiero dotar a los institutos de la capacidad, de la que ya disponen el CNIO y el CNIC, de atraer talento. En el caso del CNIC, empezó a funcionar mucho más tarde, en 2006, y ahora se están consolidando sus programas, para los que son necesarias grandes infraestructuras que estamos instalando ahora. Sus departamentos básicos empiezan a funcionar mientras que los clínicos serán muy potentes a 1-2 años vista. En un par de años habremos puesto al CNIC a velocidad de crucero.
–¿Hay que potenciar la evaluación?
–Ésta es una asignatura pendiente en la que estamos aprendiendo al andar. El Carlos III tiene una gran tradición de evaluación ex ante, en la que la misma comunidad científica evalúa los proyectos que se presentan a sus convocatorias, pero la puesta en marcha de grandes proyectos institucionales, como las RETICS, los CIBER, los IIS o las fundaciones exige nuevos instrumentos de evaluación, fundamentalmente con una mezcla de ex ante y ex post. En el caso de las RETICS, se ha celebrado una reunión de seguimiento, que incrementó de 18 a 20 el número de redes, y este año toca la evaluación ex post de los 9 CIBER para definir su próxima etapa: 2010-2013. También estamos actualizando los planes estratégicos de las fundaciones introduciendo la evaluación.
–Esa evaluación todavía despierta recelos…
–Hay que tener en cuenta que cuando se habla de evaluación, y dado que somos un país que tiende al blanco o al negro, muchos temen: “nos van a echar”, cuando realmente de lo que se trata es de impulsar a los que lo están haciendo bien, ayudar a los que lo están haciendo regular para que mejoren y en el caso de aquellos que lo están haciendo mal habrá que ver si es que esa función no está ubicada correctamente. Además, esta nueva cultura de la evaluación también es una buena herramienta en manos de los directores de estos centros que necesitan instrumentos con los que poder exigir, marcar metas, objetivos...
–¿Cuánto dinero recibe el Carlos III de la industria farmacéutica? ¿Conoce algún otro modelo en el mundo en el que la industria financie directamente un instituto de este tipo?
–De los 367 millones de presupuesto de este año, 105 –la misma cantidad que el año pasado– vendrán de la industria farmacéutica En cuanto a su segunda pregunta, directamente, como es nuestro caso, no conozco ninguno. El modelo español es muy genuino.
Instituto de Salud Carlos III


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