viernes, 11 de septiembre de 2009

repensar cómo hacer médicos buenos que sean buenos médicos


Dr. Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la OMC.

JANO.es
“Hay que repensar cómo hacer médicos buenos que sean buenos médicos”
03 Julio 2009 · Javier López Iglesias. Madrid


Emprendedor, perseverante, salmantino cercano y directo, Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), se declara ante todo médico vocacional y convencido de que las cosas pueden y deben mejorar substancialmente en relación con la medicina y con quienes en nuestro país la ejercen.

–¿Qué OMC se ha encontrado al llegar a la Presidencia?
–Estoy muy satisfecho porque la renovación de la Asamblea General se ha producido de una forma natural. A los colegios se van integrando médicos jóvenes que están cambiando el perfil de la Asamblea, produciendo una cierta renovación. La Asamblea tiene ahora el deseo de contar con un orden interno que nos permita dedicar nuestras fuerzas y tiempo más a cuestiones interesantes del día a día y de la profesión que a los grandes debates de los últimos años. Estos debates también tienen que producirse, por supuesto, pero acompañados de otras cuestiones que afectan más directamente al profesional.

–¿Cómo ha evolucionado el médico en los últimos decenios?
–Ahora hay una generación de médicos, de edad media, que entienden la profesión de manera distinta. Buena parte de ellos ya no tienen esa permanente disposición, entrega y sacrificio. Incluso están dispuestos a separar de forma clara las obligaciones, los honorarios... Pero tengo la intuición de que volveremos a lo de antes, a aquel otro tipo de profesional. Durante unas décadas –y habría que preguntarse por qué– ese profesional tan entregado casi desapareció. Al margen de ésto creo que se sigue valorando mucho al médico... todo está en un proceso de cambio, pero no creo que se valore al médico ahora menos que antes.

–¿Está dispuesto el médico a recuperar el humanismo?
–El perfil de médico asistencial comprometido con el ser humano trasciende y contagia a los demás. Existe y hay gente que lo busca y es la única manera de mantener la profesión. Eso de que te solidarices con el paciente y te hagas partícipe de su sufrimiento no está escrito en ningún contrato, pero es muy conveniente y, de hecho, muchos vivimos así nuestra profesión.

–¿Dónde ha estado el fallo?
–Creo que en el modelo educativo. Hemos creído que la formación del residente era únicamente técnica y, aunque ha sido muy buena, nos hemos olvidado de garantizar la formación transversal en esos otros ámbitos de la profesión. Esto ha fallado. ¿Por qué? Se ha abandonado al tutor que es quien educa al residente. ¿Se puede ser un buen médico y una mala persona? Sí. Hacer médicos buenos y buenos médicos no ha sido una preocupación que haya ido de forma sincrónica. Los que estábamos en la defensa de ese médico bueno hemos sido criticados duramente, pero hemos de recuperarlo y hemos de hacerlo entre todos. Hay que repensar cómo hacer médicos buenos que sean buenos médicos.

–Las relaciones entre los médicos y la Administración no siempre han sido buenas, ¿cómo están en estos momentos?
–La Administración nunca ha entendido que hay una frecuente confrontación entre cómo ella resuelve los problemas sociales desde una óptica política y cómo resolvemos los médicos esos mismos problemas desde una óptica sanitaria. Esta confrontación debe existir. Nosotros gobernamos el 70% de los recursos sanitarios y esta profesión, extremadamente tecnificada, con elevados costes y una grandísima visibilidad, da miedo a los políticos. Hasta ahora, nuestro sistema sanitario ha estado inmerso en una política de recursos humanos que buscaba disponer de un “banquillo” amplio fácil de gobernar. Ahora se necesita otro mecanismo de gestión, pero para buscar soluciones a los problemas reales hay que conocer esos problemas y, salvo excepciones, que las hay, no tenemos técnicos que los conozcan.

–¿Cómo se justifica la marcha de médicos españoles al extranjero al tiempo que otros vienen a nuestro país a trabajar?
–Se justifica porque algunos médicos de ciertas especialidades lo tienen muy difícil en España, y a los de fuera lo que les ofrece nuestro país es, por decirlo de alguna forma, una “locura” comparado con las condiciones que tienen en sus países. La realidad hoy es que en un centro de salud podemos tener un MIR, otro con título pero sin MIR, un médico extranjero que no tiene título ni lo va a tener nunca, un médico de aquí que tampoco tiene el título y residentes de cuarto año que puede hacer la labor de esos 2 sin ningún título. Un residente de cuarto año no debería recetar y uno que viene de fuera con dudosos conocimientos, tampoco.

–¿En qué focalizará la OMC sus esfuerzos?
–De puertas para adentro, necesitamos revisar nuestro Código Deontológico y Estatutos. Estamos dándole vueltas al formato para revalidar la colegiación con garantías y reestructurando las áreas funcionales para intentar combinar un planeamiento anual por objetivos para ver los recursos que necesita la Organización. Por otra parte, estamos obsesionados con un plan de comunicación interno y externo. Como no tenemos un objetivo único, como nuestro entorno es tan cambiante, al médico no le llega la información y no tiene conciencia del nivel de ocupación y preocupación que se vive en el Consejo General. De cara al exterior, queremos intentar abrir el debate de la co-regulación universal y obligatoria. Hay que abrir ese debate con absoluta franqueza y coordinar a los médicos de todas las organizaciones nacionales. También debemos preocuparnos de la futura formación, seguir trabajando en el tema de los registros e insistir en que la objeción de conciencia se regule de forma clara.
Organización Médica Colegial

No hay comentarios: