Enrique Mezquita. Valencia | 27/12/2016 09:00
La colaboración entre las instituciones académicas y las empresas debe ser productiva desde un punto de vista social y biomédico, pero también regirse por una rendición de cuentas transparente y funcionamiento ético, según ha expresado a DM Luis Martí-Bonmatí, director del área clínica de Imagen Médica del Hospital Universitario y Politécnico La Fe, de Valencia, y con amplia experiencia en el ámbito universitario.
En su opinión, esa colaboración estable es "una excelente vía para potenciar, como un paso más avanzado, a las muy necesarias prácticas de empresa, el trasvase de conocimientos" y también "es necesaria e imprescindible en una sociedad que busca el éxito de sus iniciativas y el desarrollo de sus ciudadanos".
Pero para justificar su existencia, ha matizado, deben generar "unos resultados en investigación e innovación, con desarrollos y patentes, para beneficio final de la sociedad. De hecho, deben ser el motor para vehicular una investigación orientada hacia temas de relevancia empresarial y social". Y estos resultados e iniciativas "deben estar sujetas no sólo a un acuerdo y aprobación por las partes, sino a un código ético y a unos resultados transparentes".
Para Martí-Bonmatí, "las universidades deben desarrollar estas iniciativas con empresas colaboradoras que, además de financiar y garantizar el sostenimiento económico de la iniciativa, justifiquen que su cometido es lícito y que están libres de infracciones asociadas a su actividad principal. Deben no sólo generar recursos y oportunidades, sino también hacerlo con total transparencia y nitidez".
Por ello, en su opinión, los reglamentos para estas colaboraciones y el control de su seguimiento deben evaluarse y ajustarse continuamente teniendo muy en cuenta la calidad de las empresas con respecto a su cometido y actuaciones. "Estas colaboraciones deben basarse tanto en la definición de tareas y beneficios esperados como en la nitidez de los objetivos y las acciones sociales de las empresas, ya que ambas partes acuerdan colaborar en transferencia de conocimientos y docencia.
"No tiene ningún sentido -añade- y las universidades no pueden ser cómplices, de la existencia de cátedras con empresas cuestionadas por la sociedad en sus acciones éticas, profesionales y sociales, principalmente si están investigadas o involucradas en procesos judiciales", ha expresado. Este control debe claramente afectar a las empresas y a sus fundaciones participadas, para evitar fraudes de ley. "Los planes de control de estas actividades deben ser muy claros, precisos y exigentes", ha concluido.
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